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American Horror Story nos ha atrapado durante siete años como serie antológica contando diferentes historias sobre casas embrujadas, psiquiátricos, circos, hoteles, aquelarres y cultos, pero esta vez nos espanta con un fin del mundo y la posibilidad de que esté más cerca de lo que creemos. «Apocalypse» es la octava temporada y se planta como una consecuencia a la realidad actual.
«Apocalypse» nos sitúa en 2019, cuando la Tercera Guerra Mundial se desata luego de que ciudades estratégicas sean destruidas por bombas atómicas dejando un invierno nuclear con la muerte de casi todos los seres vivos y un ambiente radioactivo. Sin embargo, La Cooperativa, una organización enigmática formada por visionarios del futuro pos apocalíptico, seleccionó una pequeña porción de habitantes estadounidenses para ser refugiados en un bunker subterráneo llamado “Outcast 3”.
American Horror Story, paralelismo con la primera y tercera temporada
Con sólo dos episodios estrenados, la octava entrega de AHS plasmó en las pantallas radioactividad, sangre, fetiches, torturas y un explícito paralelismo con la primera y tercera temporada: Murder House y Coven. Pero existen crossovers aún más aterradores que casas embrujadas y brujas: la realidad. Lo último que habíamos visto de la producción fue la temporada siete: «Cult», una sátira política protagonizada por un grupo de vecinos de Michigan que comienza el 20 de enero de 2017, en el preciso momento en el que Donald Trump es elegido como presidente de Estados Unidos.
“¡La revolución ha comenzado!” exclamaba Kai (Evan Peters), quien sería el villano directo de la temporada, un simpatizante obsesivo del presidente republicano, que luego del triunfo del magnate se decide a postularse a concejal territorial. Por otro lado, los miedos de Ally (Sarah Paulson), madre e integrante del colectivo LGBT, se volvían realidad esa noche de escrutinio cuando no vio salida a tal giro electoral; y aún peor cuando se cruzó en su vida Kai, que en defensa de sus ideas radicales de supremacía del hombre blanco por sobre los negros y las mujeres, desenlaza con monstruosas torturas y asesinatos a sangre fría cambiando la vida de su vecina para siempre.
American Horror Story, lo aterrador de la vida real
Sin embargo lo aterrador, a diferencia de temporadas anteriores donde todo era sobre fantasmas o asesinos seriales, no fueron las escenas de gritos y sangre lo que le puso la piel de gallina a la audiencia, sino las historias verídicas representadas. El hilo conductor esta vez fueron los cultos y sectas, recreando famosos casos como la familia Manson, la secta liderada por David Koresh, y el Templo de Jim Jones. Todas recapitulaciones del uso del poder sobre masas vulnerables con el fin de lograr cometidos escalofriantes e inspiraciones para Kai, quien tiene como objetivo hacer que América vuelva a ser ideal, como el slogan de campaña de Trump: Make America great again.
Ryan Murphy, entonces, da lugar a un nuevo escenario distópico en Apocalypse que deja entrever que es consecuencia de una guerra nuclear, que es interpretada como posibilidad de un conflicto bélico frente a las constantes amenazas entre el presidente estadounidense y el gobierno norcoreano. O bien, la teoría correcta podría ser que la guerra mundial es una metáfora de los cultos representados anteriormente, ya que todos tenían como objetivo la depuración de la raza humana y terminaron en desastre.