Por Julieta Fedele E.


No porque me pareciera una copia, sino porque parecen historias hermanas. Con un mismo propósito, retratar las relaciones amorosas de este siglo lo más fieles a la realidad y alejadas por completo de los cuentos de hadas y los finales de felices por siempre.

Gente Normal se publicó en su idioma original en 2018 y en español un año después, y recibió una avalancha de críticas positivas por aquellos que se dedican a reseñar libros y una gran cantidad de reseñas mixtas entre el público lector. Es un libro que lo amas o lo odias. Sally Rooney no escribe con guiones de diálogo, y eso, para muchos, aparentemente es un factor determinante a la hora de juzgar una historia; a mi me parece un detalle ridículo. No escribe con guiones, ni con detalles que endulcen su historia, no dibuja escenarios románticos donde todo sale bien. A mi criterio, es la reina del tropo de la mala comunicación. Y esto, para los que odiaron esta historia, es algo que no pudieron dejar pasar.

¿Cómo puede ser que estas dos personas no se pongan de acuerdo? ¿Por qué no funciona si se aman? ¿Por qué no dicen lo que sienten? Estas son varias de las frustraciones que te hacen sentir Connell y Marianne a través de su historia de amor y desencuentros. Y acá es donde radica lo importante de este libro, el personaje principal es la salud mental. Marianne es una adolescente solitaria, que oculta más de un secreto, insegura, vulnerable, frágil; y se muda con esa mochila emocional a la universidad y ahí tal vez encuentra su lugar, pero no siempre. Por más que tenga dinero, amigos, inteligencia, estudios, un novio que la ama, nada parece llenarle; nada le satisface. Y con lo único que parece sentirse cómoda, es con el dolor y el desprecio. Connell era el típico adolescente popular, simpático; que no solía hacerse grandes preguntas sobre la vida. Hasta que la juventud lo golpea con la pérdida, el dolor y una depresión clínica que lo tira en la cama y lo obliga a medicarse.

Gente Normal fue adaptado a una mini-serie en 2020


No podemos ser tan ingenuos de pensar que éstos dos van a tener una historia de amor nivel Disney. La autora logra de manera maestra el retrato de dos personas que, mientras navegan sus propios problemas intentan ser el soporte emocional del otro. Son imperfectos, inmaduros, irritantes, como lector cuestionan tu lealtad todo el tiempo; pero ¿Acaso no es así como somos todos en la vida real?

Olivie Blake escribe en Contigo en el éter a un matemático depresivo, con algún tipo de desconexión social que le impide hacer amigos o que le importe alguien más a parte de su padre. Piensa en cómo resolver los viajes en el tiempo para no pensar en diferentes maneras de acabar con su vida, porque no es que algo le impida seguir viviendo, simplemente vivir le da igual. Escribe a Regan, una estudiante de historia del arte, que no sabe bien que hace en este planeta, que buscar el motivo muchas veces la llevo por el mal camino, que su humor cambia constantemente y su familia y allegados lograron convencerla de que es una inutil, un fracaso, que no sirve para nada y lo único que le queda es mentir, mentir al psiquiatra, mentir a su novio, a su madre, mentir para pasar los días. .

Este es de esos libros que te dan ganas de citarlos para sonar intelectual y profundo. La pluma de Blake es pretenciosa, llena de palabras complicadas, reflexiones académicas sobre el amor, el tiempo, la muerte. Y aunque la mayoría de los mortales no manejamos conocimientos sobre la física cuántica o las técnicas de pintura en oleo, la idea se deja entender en un contexto más que conocido. Chica conoce a chico en un lugar inesperado, se enamoran de sus rarezas y luego tienen que aprender a convivir con las complicaciones que estas excentricidades traen.

En comparación creo que Gente normal, hace foco en los conflictos entre los protagonistas, la agonía de las separaciones, en cambio, Contigo.. pone luz en el proceso adrenalínico de enamorarse sin esperarlo y sin importar las consecuencias. Pero los dos retratan las relaciones que tenemos hoy en día, dentro de un mundo carente de oportunidades para la gente joven. Esos años del terreno, la casa, el perro y las vacaciones antes de los 30 años; son casi una leyenda medieval. Ahora nos enamoramos entre el estrés, el bruxismo, la ansiedad, la bipolaridad, los trastornos límite de la personalidad y los ansiolíticos. Y si me tengo que guiar por estos dos libros: tal vez así… amemos más intensamente. Más responsablemente. Más conscientes de amar sin lastimar. Tal vez amemos rotos pero asumiendo un horizonte reparados.

3⭐ ⭐ ⭐ (a los dos)