Clapper txt_VALENTÍN NOÉ_Sep_2019

Clapps!_ ¿Cómo describiría este nuevo libro? ¿Con qué van a encontrarse los lectores?

Juan_ Es un libro de crónicas y perfiles que abarcan un proceso de seis años de producción. Los relatos se fueron publicando en distintos de medios de Argentina, España y México. El hilo de la trama y la coherencia interna se da a partir de sus miradas introspectivas. Estas miradas develan a los personajes mucho más por los detalles que por los rasgos superlativos o grandilocuentes. Me gusta pensar en El sutil poder del silencio como una colección de retratos pictóricos o como esculturas talladas con palabras. Por momentos el relato se detiene, y al detenerse ese instante, esa fugacidad en la descripción le da un carácter de eterno. Cómo condensar el paso del tiempo -la crónica siempre es un pasaje subjetivo y temporal- en un instante. Ese fue el ejercicio que la da un sentido a los textos que conforman el libro.

Clapps!_ ¿Qué diferencias y qué similitudes remarcaría entre su primer libro, Ni tan héroes, ni tan locos, ni tan solitarios, y El sutil poder del silencio?

Juan_ En este último tiempo, ya con el libro editado y corregido, fui sintiendo algunos abismos entre ambos. Ni tan héroes, además de cargar con el entusiasmo bautismal de una primera edición, creo que forma parte de un paisaje y de un aroma con espíritu colectivo. En los relatos se respira una suerte de esperanza e inmortalidad en los personajes, pero no una esperanza ingenua al decir de un libro de autoayuda, sino la esperanza como cosmovisión de un colectivo, el individuo en comunidad, detrás de un proyecto político, deportivo, social. Este, en cambio, tiene un matiz más desolador. Son historias que van en sintonía con el mundo hostil que estamos viviendo, un universo dominado por líderes políticos absurdos y distópicos. Los personajes procuran salvarse casi como sobrevivientes. Creo que, como autor, no es casual que encuentre mi propia voz en la voz de los personajes. También -yo mismo estoy- luchando con mis propios fantasmas y estas hojas sean una especie de salvavidas.  

Clapps!_ ¿Cuál es su principal motivación a la hora de contar una historia?

Juan_ El asombro. No poder creer que esa historia que empiezo a conocer pertenezca al plano de lo real. Y una vez que ese inverosímil ingresa en mis emociones, no puedo dejar de pensar en cómo narrarla. Cuando escribo conecto con distintos planos de mi vida, la herencia, mi niñez, mi identidad, mis temores. Trato de liberar ese estado inconsciente en una suerte de exorcizo periodístico. Cada historia me conecta con mis sueños y con mis pesadillas. Escribir es como jugar una pulseada con uno mismo.

Clapps!_ En el proceso de elegir escribir una crónica, ¿qué características tiene que tener una historia para merecer ser contada?

Juan_ Cada historia es un universo. No me animo a tipificarla, ya que la diversidad es un arco tan amplio y que siempre trato de extender. Sí, creo que además de encontrar una narrativa para cada historia, el punto en común es más ético que estético. En la tragedia no hay poesía. Vale más la vida de una persona que una historia. Primero somos ciudadanos y luego narradores. Siempre pienso en qué sentirá esa persona que es protagonista cuando lea la historia. Y, si bien, los perfiles no son un espejo, ese texto primero debe ser honesto, luego puede que sea, en algún momento, una buena historia.

Clapps!_ ¿Cómo ve la situación de la crónica periodística en la actualidad y qué rol le asigna dentro de la sociedad?

Juan_ La crónica es mutante, híbrida, rebelde. Y no siempre es una mala noticia que ciertos medios tradicionales las rechacen. Entonces, ese deseo narrativo comienza a encontrar sus lectores o usuarios en otras hojas, en otras pantallas. Sin ese espíritu polizón, marginal y orillero, la crónica solo sería una sección de un diario. Dentro de la sociedad, pienso que debe generar comunidad. Que el relato sea un puente entre anillos de comunidad. Y ese anillo puede ser el relato ancestral que siempre nos conmovió alrededor de un fogón.