Clapper txt_Álvaro Arellano
La libre interpretación sobre una exposición, evidencia la diversidad lógica por la que estamos atravesados como seres terrenales. Manipular una manera de ver las cosas, puede resultar de un mero proceso inconsciente o bien ser producto de un análisis donde uno ponga el hecho en el banquillo, apuntado por sus principios y valores. Cada uno de esos procesos y lo que arrojamos como síntesis, habla de quiénes y cómo somos ante determinados hechos de suma sensibilidad.
La muerte de David Moreira significó más que el deceso de un joven tras una golpiza propinada por los vecinos de Barrio Azcuénaga. El hecho ocurrido a principios de 2014, se trató de un asesinato perpetrado por varias personas, producto de un linchamiento posterior al robo cometido por la víctima fatal. Se trataba de un quiebre, un camino de ida en el cual hasta los más férreos defensores de la justicia por mano propia se encontraban con que la realidad superaba su concepción de pulcritud moral, y entre los coautores sobrevolaba una cuestión: ¿Y ahora qué?
La historia detrás del Umbral
“Es una película que se presta a múltiples lecturas porque no hace una bajada de línea, no es una película panfletaria”, explica Claudio Perrin, acerca de una trama inspirada en el hecho recordado precedentemente, donde hizo hincapié en “mostrar a los personajes que participan en un linchamiento”. Analiza que esa libre interpretación a la que puede apelar cada uno desde sus conceptos, conforma el criterio con el que podemos sentirnos identificados o no, si rechazamos o aceptamos cada accionar.
La trama nace a partir de un silencio cómplice que dice nada y todo a la vez, que se dispara entre los justicieros, luego del acto de intrepidez: “Yo siempre me imaginé la situación de esas personas que cometen el hecho y en este caso los actores se meten en la casa más cercana que tienen para esconderse”. El director describe una situación de “conflicto interno” que caracteriza la situación y una obvia e inexistente “mancomunión en ese grupo de personas en pos de algo bueno, lo cual hace creer que esto no puede terminar bien”.
Uno ve lo que quiere ver
Recuerda una anécdota a la salida del cine Goumont, donde luego de proyectada El Umbral, una espectadora salió al cruce de los actores, preguntando si en Rosario “defienden a los que roban”. Ante esta interpretación, Bárbara Peters (actriz) intentó explicarle que “la idea no era defender un robo sino defender que sea la justicia la que juzgue”, aunque de poco sirvió la explicación, ya que la interpretación de esta señora proliferó de manera tal que terminó acusándolos de encubridores. Solo ella sabrá si previamente conocía sobre la temática de la película y si su asistencia fue a ratificar su postura.
La aguja hipodérmica de los medios
La impotencia que evidenció Claudio los días posteriores al hecho, se vio colmada por el efecto rebote en los medios, y en lo que estos trasladaban al público. “Para mí fomentaban que esto continuase de alguna forma, como una manera de combatir la inseguridad, y una vez que abrís la puerta a algo así es difícil cerrarla”, confesó haber pensado, lo que provocaría una desazón y desesperanza que decidió usufructuar para volcar en el film. Esas sensaciones, que terminan atravesando un guión cargado de intolerancia en la prédica discursiva de los protagonistas, y el blanco y negro que otorgan cierto dramatismo y crudeza, dieron lugar a una producción como Umbral.
A estrenar…
Tras haber rodado por diversos puntos de la provincia de Buenos Aires, Santa fe, una visita a Paraná, y luego de atravesar una gira por Nicaragua, Rumania, Hong Kong, Portugal, Inglaterra, España, Méjico, Rusia y Estados Unidos, el largometraje será presentado de manera formal en Rosario.
El estreno ya tiene fechas de proyección en el cine El Cairo, y hay cuatro posibilidades para no perdérsela: jueves 30-11 (20.30hs), Domingo 03-12 (20.30hs), viernes 08-12 (22.30hs) y sábado 09-12 (18.00hs).
Mirá el trailer de Umbral: