Texto 1_La Fer

Este sábado vuelven las editoriales de Rosario a la Plaza Pringles, a poner sus libros en el camino de los lectores. Pero ¿cuáles son los hábitos de esos lectores? ¿Acaso pasan todos por la plaza Pringles? En verdad, se trata de una instancia de movimiento, de salir del confort del lugar en la que algunos intentan proponer actividades para ir hacia un lugar, que en este caso puede ser considerado un lugar céntrico, en tanto el tráfico, la circulación de personas, es mayor que en otros lugares en diversos momentos del día. Y los hábitos lectores, claro, no son para todos iguales.

Por un lado, tenemos lectores de diarios, que intentan estar informados todo el tiempo. Luego están los lectores de cosas sueltas. Tanto unos como otros, tienen mucha afinidad con los modos actuales de lectura, que más que «en todo tipo de dispositivo» suele ser «en cualquier dispositivo». Leen en teléfonos, en computadoras, en lo que sea, ya un folleto con un listado de precios de pizzas, ya en un paraguas que lleva la propaganda de una marca de mayonesa.

A su vez, los libros buscan otro tipo de lector, que suele ser un lector que busca libros. Estos lectores también encuentran otros dispositivos para sus necesidades, pero a los libros suelen entregarles otro tipo de atención. Los libros no son sagrados para ellos, son completamente maleables, diría inflamables: algunos son incendiarios, otros merecedores de una fogata.

Los editores, que se ocupan de seleccionar libros para esos lectores, de proponer una mirada sobre el mundo, suelen ser personas con problemas de comunicación, mejor dicho, que todo el tiempo están intentando comunicarse. No es fácil, no es nada fácil.

Texto 2_La Feria

Como decía, los editores han encontrado que en la plaza Pringles, en la puerta de la biblioteca más importante de Rosario, hay un lugar entre sol y sombras, en el que se pueden poner para que los lectores vayan a buscar esos libros. Pero ¿qué clase de libros son? Bien, bueno, son ediciones hechas con materiales diferentes a los de los libros que encontramos en las grandes librerías, eso ya lo sabemos. ¿Lo sabemos?

Bueno, en principio, son editores independientes. Eso significa que no tienen una estructura a la cual responder a la hora de recomendar una lectura, significa que no actúan pensando en un probable dividendo que sustentará un negocio que luego se transformará en un monstruo que poco a poco irá comiendo, como un pez grande a peces pequeños, otros monstruitos.

Lo interesante de que haya editoriales independientes es que se fortalecen en la relación con otras editoriales de las mismas características. Justo este fin de semana se hace en Buenos Aires una feria de editores, en la que participan muchos editores del país, y que tiene matices diferentes a la feria del libro que se hizo en la rural. Buenos Aires es el centro, y las editoriales de Rosario, simultáneamente, van al centro de Rosario a ponerse un rato al sol, a ofrecerse a los lectores de libros que habitan este espacio.

Texto 3_La Fuente

Porque, qué bueno que no sea en Eslovaquia la feria de editores de Rosario, sino en el mismo centro de la misma ciudad que los cobija. Y qué bueno que los lectores de Rosario tengan inquietud por leer a los autores que habitan su misma ciudad, es decir, que leen su mismo mundo, que describen y escriben su misma calle.

Rosario, una ciudad de un millón de habitantes, que lee a sus coterráneos. Me gusta pensar que no los lee por coterráneos sino por buenos, y porque esos textos representan justamente otra lectura. Son lecturas de lecturas de lecturas. Una saga infinita que teje una gran red de lecturas sobre una misma realidad.

Aquí cabe la pregunta por la verdad. Pero la verdad es que estamos hablando de ese lugar de donde brota un texto, que es una lectura, como una fuente, que es la fuente que está en el centro de la Plaza Pringles, que está en el centro de la ciudad, y frente a la puerta de la Biblioteca Argentina que es la fuente de todos los textos que tienen disponibles los rosarinos, es decir, un millón o un millón y medio de personas, es decir: la base de ese tejido está en esa fuente, y esa fuente moja a quien se acerque, a quien quiera acercarse.

Sin embargo muchos se preguntarán por qué, habiendo otras fuentes, no se constituyen también en centro. La respuesta, de parte de los editores, tal vez sería: no es fácil ir tanto a la fuente sin que el cántaro se rompa.

Texto 4_La Biblioteca

En la puerta de la biblioteca se agolpan los lectores que quieren ingresar a ella. Son un millón, un millón y medio. Ellos se encuentran ahí, pero no saben que están agolpados contra esas rejas, no saben que están todos. Ellos solo quieren entrar porque les han prometido que allí está, reside, el secreto de la juventud eterna, la felicidad extrema constante y la vida prodigiosa.

Están todos agolpados, pero son tantos que quizás estemos equivocados en la lectura de esa realidad, quizás sean unos doscientos mil los que estén agolpados a esa puerta y muchos más están agolpados a las puertas de la bolsa de comercio, que está ahí mismo y que dentro de sus habitáculos guarda el secreto de vivir sin tener que laburar.

Están muy cerca los edificios; así suelen ser las ciudades. Se encuentran los lectores de secretos, se recomiendan en secreto lecturas de secretos, y se van a sus casas, en la periferia, a pensar en los deseos.

Es un mito el de la ciudad de lectores. A veces los editores piensan que algunos vecinos prefieren quedarse afuera del mito, pero en realidad es que todavía no conocen el lugar en donde viven. Es cuestión, entonces, de hacer explotar esa necesidad como un deseo de conocer, y por eso es que se ponen, una vez cada tanto, en el medio de la plaza, con los libros, los editores de Rosario.