Clapper txt_Matías San Martín_Sep_2018
El arte callejero, es urbano. Esta urbanidad es su punto de encuentro, no se trata de un arte situado en un espacio geográfico determinado, más bien está en constante movimiento. Es un rebelde que escapa de los espacios tradicionales de demostraciones artísticas y recreativas, se sale del esquema.
Nació en Filadelfia, en plena década del 60. Las primeras expresiones de este movimiento eran graffitis compuestos de mensajes e ilustraciones hechas con spray. Actualmente, relacionar esta manera de ganarse la vida con el sólo hecho de pintar murales sería básico. El arte urbano supo ampliar sus bases y sumó a su staff artístico malabares, trucos de magia, piruetas y mini conciertos en el 115.

Street Art, distinción con el arte tradicional y los «molestos» ruidos molestos
El arte callejero se distingue en varios aspectos del tradicional. En principio el artista que sube al bondi mientras usted está yendo a trabajar, no es un personaje público, no tiene convenios con empresas poderosas, así como tampoco llena estadios ni tiene dos millones de seguidores en sus redes. Es un anónimo. Tampoco tiene la difusión de los medios de comunicación y nadie le pide fotos ni autógrafos en la calle. Desconocemos si los que practican esta actividad lo llevan a cabo por goce o necesidad.
Lo cierto, es que el street art es además fuente de expresión y llenador de espacios colectivos, en algunas ocasiones dejan algún mensaje y desnudan pensamientos sociales. El espectador efímero que se topa de sorpresa con algún espectáculo callejero tiene la opción de retribuir económicamente a voluntad lo recientemente visto. Logrando concluir que estos movimientos contienen personas que piensan estas actividades como fuentes de trabajo alternativas mientras esperan por un mundo laboral que los incluya de manera digna.
El intento reciente de algunos sectores por prohibir este tipo de manifestaciones artísticas fundamentando “ruidos molestos” en su despliegue no resultó y estas aún siguen vigentes y en constante crecimiento. Conviviendo en un sistema reiteradamente excluyente, expresiones de arte de estas características no solo recrean sino que vienen cargadas de cultura e identidad.