Clapper txt_Andrés Silvestri_Sep_2018

“Yo solo sé hablar de feminismo, psicoanálisis, peronismo, sexo, amor y todo lo que es del orden de la contradicción”, dice la poeta adelantando su cóctel explosivo: Molares y Moleculares.

Después de la exitosa preventa de su libro, Lucía Gonzalez presenta oficialmente Molares y Moleculares el 23 de septiembre en La Ciudad de las Mujeres en San Nicolás 427. Esta última es una Editorial independiente y autogestiva de Rosario, según su propio Facebook, es un espacio para la creación y difusión de libros de mujeres escritoras, hermosas, creativas, apasionadas y brillantes. Y así queda resumido por la propia Editorial lo que podría decirse de Lucía y sus poemas. Pero avancemos un poco más.

Lucía es de La Paz, Entre Ríos. Es casi psicóloga y labura en un call center hace ya bastantes años. Tiene casi 30. De adolescente se la pasaba en la biblioteca del pueblo de la cual era socia. Fue militante orgánica en una agrupación política, pero se alejó de ese modo de militancia para acercarse a una militancia poética. Entre sus principales influencias se destaca la Gabi, su profe de literatura de la secundaria, quien le hizo descubrir a Pizarnik, a Puig, a Masotta y la animó a ir por el camino de la escritura. Si tuviera que dedicar el libro, dice que sería para ella.

Es feminista, es peronista, es fan de Dalila y es hasta un poco astróloga. Pero por sobre todas las cosas, intuyo, es poeta. Dice Lucía que una vez escribió que esperar también es descansar, y que esperó, cuidó, acomodó, borró, tachó, guardó, durmió abrazada a papeles y que al fin llegó el día en el que se está editando su primer libro. Con timbales y cencerros: Molares y Moleculares.

“Y pensar que somos esas partículas flasheras que entran por la ventana” (Molares y Moleculares)

Clapps! _ ¿De dónde viene el título?

Lucía_ Viene de una clínica de obra que hice con Beatriz Vignoli, de ahí trabajando los textos surge lo de molares y moleculares, a raíz de una observación que me hace Beatriz. Viendo que tengo una serie de poemas que se pueden interpretar más como manifiestos y otros, que no dejan esto de lado, pero que van más a los detalles. Hay toda una selección que se trata mucho más de los detalles. Creo que el título condensa esto en lo que yo insisto mucho del psicoanálisis, del amor, del feminismo. Deleuze tiene toda una teoría que habla de lo molar y lo molecular, y también para mí lo molar y lo molecular tiene mucho de astronómico, de las moléculas, de las partículas, me re flashea todo eso, y además también por ahí está bueno que sea como una aventura y que no todo cierre. El universo y las relaciones son así, molares y moleculares, y la poesía también. No tengo una respuesta acabada. Como dice Freud, fue azar y contingencia.

Clapps! _ ¿Qué estuviste leyendo últimamente?

Lucía_  ¡Uy, de todo! Pero hay una cosita, últimamente estoy en un momento en el que estoy sólo leyendo mujeres y escuchando mujeres (en la música). Estoy dándome cuenta de ciertas lecturas en donde digo “mm esto no estaba bueno”.

Clapps! _ Te llevo a la clásica pregunta: ¿Se puede separar la obra del artista?

Lucía_ No. No puedo. Es algo que lo tengo discutido con la almohada, pero para mí no se puede separar. Tampoco los comportamientos, por así decirlo, en la vida: si sos un abusador y después escribís los poemas más bellos, y… o hacés la película más zarpada pero sos un abusador, y no sé… En el ambiente hay muchos casos. Tengo poemas dedicados exclusivamente a denunciar estas cosas, es la vuelta que yo le encontré para decirlo. Yo una vez me pregunté para qué escribía, para qué estaba haciendo todo esto. Y creo que hay dos posibilidades, o es para subirte a un poni o porque creés que tenés algo para decir. No fue fácil llegar a este resultado, lo digo así, pero en realidad fue ir, venir, ir, venir, enojarme, no enojarme, borrar, no borrar, hacer talleres, todo para creer que sí, que tengo algo para decir y que lo quiero decir. Yo estoy muy marcada por la política, incluso la militancia. Ahora milito con la poesía, creo que mi militancia es una militancia poética.

Clapps! _ ¿Hubo algo así como mucho diálogo con vos misma antes de publicar este libro?

Lucía_ Sí. Conmigo misma y con otras personas. Chusmeando qué les pasaba a los autores con esto de publicar. No hay una única respuesta, todos dicen distintas cosas. Tenés desde Cucurto o Fernanda Laguna, no sé, gente que se cambia el nombre y que son personajes hasta gente que no, que defiende su nombre, o gente que dice “no me importa lo que digo” y hasta gente que sí, que se hacen cargo de esas palabras. Yo en este momento al menos, decidí hacerme responsable de las palabras que estoy diciendo. Yo cuando escribo no es que hago algo medio catártico y ya está. Yo me siento y me siento. O si algo salió medio catárticamente en un primer momento, después vuelvo a eso. Para mí las palabras son importantes, cuido un montón de qué forma se dicen, seguramente se me escapan un montón de cosas, pero para mí es muy político el ejercicio de la escritura. Y más al tener la posibilidad de hacerlo y de publicar, en mi caso publicar de esa manera y lugar en el que yo elijo publicar.

PUEBLO CHICO

Dios de los pecadores que los perdonaste a ellos

y no a nosotros

los tan sueltos,

tan peronistas, las muchachas

tan putas, borrachas y tortas.

No ha sido suficiente el reino prometido

no alcanza con una abuela infernal.

Nos comimos las uñas, las ostias, la piel.

Desde entonces gritoneo poesía

llorando en un espejo gastado

porque no me atrevo a verme tan libre y tajada.

Se me escapan los buenos besos que busco,

después,

entre las manchas del agua que salpica la pared

o la salsa que gotea en la heladera

y me emborracho para jamás saber qué dije.

Se arma un silencioso ritual,

tironea al cuerpo de los brazos.

Hay cosas que nos las metieron en todos lados

hay cosas que no entran en lo que escribimos

es la ropa de un invierno al otro en la infancia.

No quisiera después de tanto esfuerzo por entrar, salir y ver

no echarme a querer,

no ser puta y peronista.

Clapps! _ ¿Se te presenta en los poemas esa duda de si el lector o la lectora llega a comprender lo que se escribe o no?

Lucía_ No. Capaz que no se entienda nada. ¡Pero para esto está el peronismo! (risas). ¡Y el psicoanálisis ni te digo! Pero bueno, no. No uso palabras difíciles. Hay una frase que siempre la digo y es que el amor está en el detalle. Para mí que todo está en el detalle. Y también están en el detalle las palabras. Yo escribo con las palabras que uso, o que usa la gente que me rodea, porque me re cabe escuchar conversaciones. Y tiene que ver con eso.

Clapps! _ ¿Busca la claridad el peronismo?

Lucía_ Si, y después no lo logra (risas), es un lío siempre. Esto es así. Yo soy peronista, todo. Pero también juego con eso, es un juego. Es como adherir a un espíritu, a una lógica de vida, una mínima concepción de sujeto. Y así me pasa con las tres o cuatro cosas que yo siento que me marcan, como el feminismo, el psicoanálisis, la poesía, el peronismo. Cuatro ejes de mi vida que tienen que ver con eso, con concepciones de, son todas controversiales, no hay claridad ni nada cerrado, hay contradicción.  Y a esto de “bueno, tengo algo para decir”, también le agrego esto de “bueno, tengo algo para preguntar”. Un poco es compartir las preguntas, compartir las certezas, las dudas. Mis poemas son bastante dubitativos.

Clapps! _ ¿Te gusta analizar el poema? 

Lucía_ Si, y me gusta que otros lo hagan también. Me re descoloca, me mueve la estantería cuando alguien por ejemplo me marca de un poema, no sé, 4 palabras… para mí eso es re zarpado. Leer se lee de a dos. No sé si hay separación posible entre la lectura y la escritura, si hay alguna es mínima. Cuando estás leyendo, estás escribiendo a la par. Capaz no materialmente pero cuando leés, escribís en la cabeza. Y cuando escribís, estás leyendo.

Clapps! _ Como una conversación…

Lucía_ Sí, soy barthesiana en ese sentido. Y la poesía es el género que más te permite que pase eso, más que otros. Es todo menos acabado, menos cerrado, puede tirar para cualquier lado, y es muy del momento. Mañana capaz que corro el foco a otra cosa. La poesía es muy de las energías, se siente, ¿no? El ritmito. A veces no importa tanto lo que dice en sí, sino como esas palabras generan una música que te hacen sentir algo. Por eso también defiendo y banco un montón las lecturas.

Clapps! _ ¿Te gusta leer en voz alta para el público?

Lucía_ Si, me encanta, siempre que puedo leer leo. Porque no es lo mismo, me gusta más que nada leer al otro. Me gusta el ritual de la lectura a otro. Es una decisión. Viste que hay gente que recita, no que lee, mucha gente se sabe el poema de memoria o es más expresiva. Yo a esto lo pensé un montón y por lo menos en este momento, yo defiendo la lectura del poema, leerlo, usar mi tono, el tono que uso para la vida, no actuarlo, pero ser yo leyendo. Pero porque una de las cosas que tengo para decir es esa, que nos leamos. Que nos leamo y que nos besemo Brian (risas). Se podría haber llamado así también el libro: “Vamo a leerno, Brian”.

Clapps! _ ¿Cuál es tu relación con la poesía?

Lucía_ A mí la poesía me salvó. Le doy ese estatuto. Si algo me salvó fue la poesía. Creo en la potencia de las palabras. La palabra es lo que salva, pero particularmente para mí fue la poesía. Ese choque con cuatro palabras que te pueden cambiar la vida zarpadamente. Estoy leyendo poesía todo el tiempo. Ahora capaz que más por Instagram y todo eso ¡ja! Yo me comunico de dos maneras con los humanos: ¡por memes y por poesías!

DESNUDEZ

Ayer recién volví a nacer,

inventé un par de palabras

adjetivos para ser más precisa

con la falsa ilusión de armar una trilogía

un engaña pichanga de la completud

¡Tenemos algo que contar!

Esa es la belleza de la desgracia

no nos mataron…

¿Pero estamos o no?

persigo un misterio y existo

escribo para no ser yo

porque leer se lee de a dos

porque cuando me baño

recorro mi cuerpo

y soy todas en ninguna.

Clapps! _ Jugás bastante con la cuestión del humor, ¿no?

 Lucía_ Yo intento que no se convierta en algo muy melancólico, capaz que después el otro lo lee como algo melancólico donde yo no encuentro melancolía para nada. Escribo como lo que me gusta leer a mí. No me gusta esta cosa muy sufrida del romanticismo, del poeta solo y aislado al que sólo el amor lo puede salvar, es muy del amor romántico, para mí el amor es un montón de cosas. Ahora que lo pienso, si hay algo que une a todos mis poemas es el amor. Una idea de amor que tiene que ver con un no amor romántico y con estos cuatro ejes que decíamos, el peronismo, el feminismo, la literatura y el psicoanálisis. Mi humor también creo que no pasa por “Ja, que graciosa que soy”, no para hacer reír sino para aliviar las tensiones que generan algunos temas de los poemas. Hay varios poemas de abuso o situaciones económicas complicadas que a mí me marcaron, y yo de eso como que me río un poco pero no sé si el otro se puede reír. Pero por lo menos hay como una parte que se aliviana.  Voy como mezclando, capaz que te tiro un poema sobre abuso infantil ponele y después te tiro otro que dice “yo con vos me caso”. Como te digo una cosa te digo la otra, es así. Al “yo con vos me caso” le sigue otro que dice “sos un forro”, es así la vida. Aceptando las contradicciones. Yo no me casaría, pero me ha generado gente un “bueno me voy a casar”, pero no me casaría. Qué se yo.

¡Que no nos vengan a decir cómo organizar nuestras tetas!

Guardar las tetas es mentira

guardar las tetas es guardarnos

a quienes portamos tetas.

Callan a las tetas

las abusan

las aprietan hasta matar

las miran lavando los platos

le dan falsos lugares

las mandan a juntar votos.

¿Alguna vez contaste a cuanta teta le pones like?

Como si fuese siempre la misma teta

pero hay que saber ver

¿Qué se piensan que molesta de los descamisados?

LAS TETAS

y les tienen miedo

puro pudor patriarcal.

Clapps! _ ¿Qué onda esa mezcla de psicología con astrología? ¿Más difícil que peronismo y feminismo?

Lucía_ Yo creo que sí, ¡jaj! Re complicado. Están ahí compitiendo por cual es más difícil. Bueno es casi imposible pareciera, pero bueno en peronismo y feminismo está Cristina para habilitarte esa puerta de “bueno, veamos cómo es esto”. En cambio, en astrología y psicoanálisis no hay nadie que acobije a las masas. Y mirá que hay mucha gente que la piensa, muchos hurgando. Yo no creo en las predicciones, pero sí en las energías, ¡estoy toda empiedrada!, sé en qué signo está la luna y los eclipses, no es que creo que “vos sos de geminis, ta, ta, ta”, juego con eso también. ¡Pero vos no podés creerte que no te va a afectar un cacho de luna gigante! Jung agarró un poco todo esto, pero después se puso un poco nazi, y como te dije yo no separo la obra del autor. Te pusiste nazi hermano, no te voy a seguir.

Clapps! _ ¿Hay alguna influencia en tu escritura el ser de un pueblo?

Lucía_ Un poco, algunas imágenes. Yo nunca estuve muy a gusto en el pueblo, lo sufrí, sufrí no estar en los circuitos de pertenencia que van generándose en el pueblo. Siempre fui más bien rara o distinta. Ahí o sos del Jockey club o no sos ser humano. “¡Salí a bailar! ¿vas a la biblioteca? ¡sos un loser!”. En este sentido la ciudad me salvó, fue como “uff, se puede ser otra cosa”, no es blanco o negro, hay otros colores. Pero sí por ejemplo hay imágenes, hay detalles que yo extraño un montón y están en los poemas, que para mí son muy constitutivos como las chicharras, las hormigas, el río. Allá es el mismo río que acá, pero es algo que tiene que ver con la juventud, ni que fuera vieja ¿no? Pero son esos sonidos, o las salidas, los códigos. Por ejemplo, yo me crié sin MTV, no como la gente de acá, yo me crié con cumbia, soy re cumbianchera, me re gusta la cumbia, amo a Dalila, me gusta Leo Matioli, me gusta Trinidad, me gusta La Nueva Luna. Los recitales a los que la gente de la ciudad accede, no sé, Charly García, yo no, yo iba a ver La Nueva Luna o Dalila, a Dalila me quedaba hasta en la puerta para escucharla porque no tenía ni plata para entrar. A mí me re marcó eso y no tengo vergüenza eh, porque acá después vienen todos los indies y los hipsters y viste todo este circuito y yo soy re cumbiancha, tengo que decirlo, debería ir a “La Cautiva” de vez en cuando ¡jaja!

Clapps! _ ¿Alguna influencia de la cumbia en tu poesía que puedas reconocer?

Lucía_ Dalila. La diosa del verbo amar. Es una influencia directa. Machista la pobre… pero es de una época digamos. Es toda contradicción. Hay algo así como tres canciones claves, una en la que es la primera que habla de amor lésbico, la otra que me gusta mucho es Amor prohibido y otra que siempre cantábamos en la que dice “no me vuelvas a llamar” como un “no me rompás las pelotas”.Dalila fue una mina también que para el momento hablaba muchísimo de sexo o del cuerpo. Tiene algo de otra idea de mujer, algo que no espera la sociedad de una mujer. Me gustan, por ejemplo, Fernanda Laguna o Alejandra (Pizarnik) que no son señoritas bien, ninguna es lo esperable para la sociedad, Alejandra pobre, no era nada de lo esperable para la sociedad.