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“Relatos sudamericanos” es un libro del rosarino/viajero Lautaro Lamas, “actor de oficio y formación, y escritor por placer y búsqueda personal”. Editado por PIALC en junio de este año, el libro no circula en las librerías comerciales, se vende a demanda, por correo a cualquier parte. El próximo jueves 24 de octubre Lamas lo estará presentando en el nuevo espacio cultural Galpón Tablada (1° de Mayo 3024) a las 21, acompañado del futbolista y escritor Kurt Lutman y del actor Miguel Franchi con su personaje Germinal Terrakius.
Relatos sudamericanos como identidad
A Lautaro le gusta mucho vivir en esta ciudad, y con el trabajo, cuenta que va descubriendo más barrios y parques, lo que lo apasiona. “Pero también amo mucho viajar, y estuve muchos años viajando por Latinoamérica, conociendo esa identidad que trasciende a los países, y es lo que nuclea la idea de este libro”, contó a Clapps! en un bar pituco de Pellegrini y Moreno.
La búsqueda que el actor tiene es de “conocer cada vez más historias y cultura nativa, porque hay poco material, y hay que investigar para dar a conocer, ya que la historia latinoamericana no nos la enseñaron, está un poco tapada. Me interesa mucho, no como estudioso de historia sino de nuestra cultura, y con el tiempo en el país encontré poca literatura de otras épocas, así como “Zama” de Di Benedetto. No lo había leído y escribí Los cazadores (uno de los cuentos de su libro) que es de 2015, y después leí Zama y vi las similitudes”.
Lo que es la literatura histórica así como “Los Miserables” o “La guerra y a paz”, aseguró que no hay escrito de acá. En el libro hay dos de 2002 que Lautaro asegura que había perdido, son relatos con mucha imagen y alguna metáfora. “Los recuperé digitalmente, y me acompañaron estos años. Todos los cuentos tienen en común lo sudamericano, aunque Los cazadores junto a otros dos cuentos cortos iban a ir juntos”.
“Amanecer en Pichincha” es el cuento inaugural y salió todo de un tirón, pero es sobre ese barrio pero que ya no es el mismo: “Fue escrito con lugares como el bulín y el bar del negro, que existieron pero ya no existen más. Antes era un barrio lumpen con personajes raros, antes del auge de los bares cerveceros y restoranes«.
El actor-autor de los relatos sudamericanos
Lautaro Lamas se formó como actor con maestros de Rosario, después en Buenos Aires con Julio Chávez cuando era “de culto pero no era del mainstream televisivo”. Bajo su aliento armó una obra en 2001 con la que viajó, primero a Ushuaia. En ese entonces “todos los jóvenes viajaban a España, Estados Unidos, Italia. Siempre pensé que iba a terminar ahí, y hoy agradezco que conocí la cosmovisión andina y la cultura americana, un despertar espiritual del que renegamos como nietos de inmigrantes europeos. La sangre es de allá pero el alma es latinoamericana”, se reconoció.
Él tenía la necesidad de salir, viajar, sin buscar trabajo en castings sino con su obra: “Mi primer unipersonal que es el vagabundo Dionisio Luna, con la obra “Laktyuka”, me fui a Ushuaia y fui subiendo. Conocí el norte y desde Humahuaca fui con amigos hasta Copacabana y La Paz, en Bolivia. Ahí hice música. Después de ahí fui a Perú a conocer Cusco, y de ahí a Brasil, estuve viviendo en Ilha Do Mel. De Cusco tomé la historia de la rana, en el mecado de San Pedro. Ahí dije que iba a frenar con la actuación y empecé a trabajar como cocinero y a escribir más seriamente. Andaba con cuadernos como un ejercicio. Siempre fui muy apasionado en la lectura. Fui tomando las voces de algunos escritores que me gustan, las influencias. Y después nunca paré, siempre con una búsqueda interna para mí”. Mientras viajaba Lamas iba escribiendo sus relatos, de los cuales quedaron estos que son los que le parecieron más terminados, como en formato cuento.
“En 2004 me encontré con mi mujer actual, nos habíamos separado y surgió un reencuentro cuando volví a Rosario. Estuvimos viajando juntos por Brasil, hicimos ese viaje en tren desde Santa Cruz de la Sierra hasta Curumbá, en el sudoeste brasilero, todo pantanal en el Mato groso do sul. Y volvimos porque íbamos a ser padres y la verdad que ya extrañaba a mi gente”, recordó con dejo de nostalgia.
Los amigos que oficiaron de sus lectores en el tiempo le aseguraban que los textos son muy teatrales, y reconoce: “En teatro estoy en mi área, donde me formé, en la escritura soy de afuera del palo, por lo que tengo mucho respeto a las grandes plumas y no busco entrar en ese mercado. Escribo sin mucha expectativa, y es lógico que esté afuera de las corrientes”.
En el prólogo de su libro el editor de PIALC Jairo Basilio Araldi sitúa a Lamas como parte de esa “cintura cósmica del sur”, en un reconocimiento de la identidad latinoamericana. “Me siento completamente parte de eso, si bien siempre es una sociedad enquilombada, pero tenemos una conexión con la naturaleza, pero con esa de nuestros propios árboles, el río, y es una conexión que los europeos no tienen, no se conmueven con un árbol, sino con un monumento enorme hecho por el hombre. La conexión acá es espiritual con la vida, y eso no se ve en todos lados”.
En 2014 participó de un festival en Cuba donde tuvo el premio al mejor actor, y otro premio de la Casa de Cultura de Cienfuegos que decía “por defender para todos la identidad de un teatro latinoamericano”. Asegura que ahí le cayeron las fichas de que es “parte de esa identidad continental”.
La trama de los relatos sudamericanos
“Amanecer en Pichincha lo escribí con un proceso interno que yo vivía en torno a la rutina, sentía ese despertar. Fue una voz interna que tenía que dejar salir, como dijo Fogwill. Uno escucha esa voz y va pensando de otra manera, sale del inconsciente”, aseguró. Tanto ahí como el de la selva Lamas vivió “un proceso, una búsqueda interna, con miedos y el inconsciente que está a flor de piel. Te come lo de afuera o es uno mismo. El de pichincha se entrega, y le va bien, cuando los cazadores terminan devorados”.
El propio título conlleva una trampa en «Los cazadores», quiénes son los que cazan, los conquistadores que buscan presa para comida o la resistencia indígena, que no se conoce tanto pero hubo mucha resistencia antes de cada conquista. Sobre éste cuento relató: “Me gusta el lugar del nativo como el triunfador, el que defiende su tierra. Pasó eso incluso en Sancti Spiritu acá en Carcaraña”. Hoy hay muchas comunidades nativas que siguen defendiendo las tierras y los ríos, en Tucuman, Catamarca, Jujuy, aseguró.
El futuro de relatos sudamericanos ¿Al cine?
Se trata del segundo libro de Lamas, ya que el primero fue el cuento “La covacha”, la historia de una súper tormenta que dejo a la ciudad completamente bajo agua. Solo queda a flote una covacha de arriba de un edificio moderno (por decir las torres Dolfines), y los únicos sobrevivientes residen allí, y son el portero del edificio y su mujer. Fue editado con la misma editorial PIALC, y en base a ese libro realizó una obra teatral bajo el mismo nombre, que salio muy linda y tuvo varias presentaciones.
Sobre este segundo libro “Relatos sudamericanos”, Lautaro reconoció que le gustó el formato pequeño: “Me recordó a los libros que compraba en la feria de Cusco de títulos clásicos que ya tienen as de 70 años, por lo que es libre del copyright”. Se trata de la misma feria que lo inspiró a escribir uno de sus cuentos sobre una pócima extraña a base de rana. Como es de bolsillo, confesó que le gustaría que su “libro circule en viaje, que la gente lo tenga a mano en el bolsillo o el bolso mientras conocer nuevas latitudes de Latinoamérica, y pase de mano en mano”.
Lautaro aseguró que no pensaba llevar estos nuevos cuentos al teatro, pero sí adelantó: “Tengo un proto-proyecto con amigos cineastas para hacer un corto o mediometraje con el cuento Los cazadores. Pensamos filmar en un lugar de la isla entrerriana, en un ceibal increíble que conocí hace poco y se asemeja a la imagen que da el cuento. Me encantaría poder hacerlo. Soy ajeno al mundo del cine, pero con los amigos cineastas no lo descartamos para un futuro”.
INFO:Para comprar un ejemplar, se puede pedir al autor por whatsapp al 0341-155612004 ó por mail a lamaslautaro@gmail.com . En la presentación estarán a la venta sus ejemplares.