Clapper txt_LUCAS CALOMINO_Oct_2019

Joaquín es un periodista joven que ya tiene bastante experiencia en el ambiente de la comunicación. En su trayectoria, ha deslumbrado con diversas historias y crónicas que compartió con su audiencia, ya sea desde las redes sociales o en portales de diarios. Pasó por muchísimos lugares y actualmente redacta para La Nación, Infobae y el medio llamado Redacción.

Su inquietud por contar cosas que le llaman la atención es lo más asombroso que puede llegar a tener, además de sus diferentes capacidades para explayarse en la profesión. Actualmente, es una interrogante saber que va a pasar con los medios tradicionales de comunicación, y Sánchez Mariño nos cuenta sobre cómo puede ir variando el mundo informativo.

Desde la lejanía, pero con una computadora enfrente, aparece su cara a través de un monitor. Había llegado el momento de aislarse un poco de los ruidos cotidianos de la calle, de cerrar las ventanas para que ni siquiera el cantar de un pajarito nos pueda impedir escuchar lo que Joaquín iba a expresar, y mientras el último rayo de sol se despedía de la habitación, la primera pregunta apareció y todo transcurrió.

Clapps!_¿Qué es lo apasionante del periodismo?

Joaquín_Yo creo que lo más atractivo del periodismo es contar las cosas que nos conmueven. La diferencia entre escribir sobre algo que te apasiona o redactar sobre algo que no te gusta, termina siendo muy notorio, sobre todo en el resultado. Está claro que el mundo no es ideal, pero hay que tener siempre en la cabeza las historias que uno quiere expresar e ir recopilandolas. Las redacciones te comen el alma de algún modo, una buena manera de evitar es eso es haciendo algo que te motive.

Clapps!_¿Qué notas que hiciste te resultaron entretenidas trabajarlas?

Joaquín_
Hice notas muy divertidas por suerte. Una de ellas fue sobre una aplicación para meditar, me separé como diez veces de la misma novia y me la descargué, todavía no se por qué. Estaba muy fascinado sobre la experiencia, y entonces conté sobre cómo funcionaba. En otra inventé un sistema en el cuál tenía que salir a la calle e interactuar con las personas. Una vez finalizada la charla le pedía que me pongan un puntaje. Llevaba a lavar la ropa y después les preguntaba ¿me podrías poner una nota?, la gente no entendía nada obviamente. Acumulé muchas respuestas y el título iba referido a ¿cuánto valgo como persona?, me gusta a hacer este periodismo distinto. Otra nota consistió en ir a Guadalajara. En el trabajo me habían dado un permiso, pero yo tenía que volver con algo escrito. Buscando sumarios encontré que desde agosto del año pasado es legal tener sexo en la calle, me pareció algo sumamente interesante. La manera más divertida de contarlo obviamente fue intentando tener relaciones sexuales en la vía pública. Era raro porque yo estaba solo, tenía que encontrar con quién, contarle la idea para no utilizar a la otra persona, era difícil que alguien quiera participar de mi nota y también de que le guste lo suficiente. Fue muy divertida hacerla y la pasé muy bien. El periodismo no tiene que ser una disciplina estanca, sino que tiene que ser un oficio apasionante.

Clapps!_¿De dónde te nutrís para buscar estas alternativas al periodismo?

Joaquín_
Eso creo que es la parte más linda de las redacciones, la interacción. Hablar con gente y compartir ideas. Me aburre contar las cosas de la misma forma y entonces este año estuve trabajando mucho con Instagram y Twitter. Mi especialidad es escribir y desarrollé las herramientas de vídeos y demás. Una redacción va hacia los vínculos en el que un programador está conversando con un periodista, también con un editor de vídeos, con un especialista en audiencias. Son nuevas figuras que antes no existían y permiten que uno se adapte el tipo de periodismo que está consumiendo la gente hoy en día. Los experimentos me dan ideas y me mantienen fresca la iniciativa.

Clapps!_¿Cómo producís las notas que van más por el periodismo humano?

Joaquín_
Depende la historia y el medio también. En general son muy rápidas, me piden una crónica para el día de mañana usualmente. Hay que salir ligeramente a producir. Yo siempre estoy a la caza de narraciones. Es un ritmo muy veloz y agilizado. Tengo un poco de práctica y puedo hacerlo de la manera que me gusta. Generalmente cuando un relato me importa mucho, no lo ofrezco. Lo voy tratando de a poco, porque en el momento en que se lo decís a un editor y le gusta, te lo empieza a pedir y te apura. Siempre lo guardo medio en secreto.

Clapps!_¿Cómo fue tu trabajo en Venezuela?

Joaquín_En Venezuela quise hacer un periodismo más de conflicto. Me saqué un pasaje y me fui a contar cómo era la situación en aquel país. Estuve 25 días en febrero y coincidió con fuertes enfrentamientos en la frontera. Fue muy intenso. Casi toda la cobertura la mostré en mis propias redes sociales, quise trabajar para mi propio medio, que es algo a lo que va el periodismo. Fue muy próspero porque es muy loca idea de contar un tema como Venezuela: tan político, tan discutido y dónde hay tanta susceptibilidad en el medio. Solamente quise mostrar que era un pibe que estaba por ahí viajando, manifestando únicamente lo que veía. Tuve mucha repercusión, me hizo muy bien en mi trabajo y empecé a concebir el periodismo de esta forma. Escribir en medios para vivir, pero después hacer lo que me gusta para mí.

Clapps!_¿Cómo fue la experiencia de ir al Amazonas para contar algo pero terminar revelando otra cosa totalmente distinta?

Joaquín_
Me gusta hacer un periodismo que sea con los pies en la tierra, estar en el lugar para contar la situación es lo mejor. Avisé a Infobae y les dije que me iba al Amazonas para contar lo que sucedía. Me consultaron cuánto les podría salir y me terminaron pagando todo ellos. Salí el sábado, fue muy rápido y no pude hacer la investigación de campo previa. Volé a Manaos, la capital del Amazonas. Yo esperaba encontrarme un incendio fenomenal, pensé que iba a ir en el avión y desde arriba podría ir filmando el fuego. La realidad es que llegué y no había nada. A la gente no le importaba el incendio, estaban a favor de Bolsonaro. Rarísimo. Llamé a Buenos Aires y consulté lo que pasaba, les dije que mi idea era hacer una crónica mostrando el desinterés, pero me dijeron que no. Todo el mundo estaba dándole a la maquinita que había fuego y nosotros no podíamos contar lo opuesto. Me mandaron a buscar otro lugar. Me fui a otro estado donde supuestamente estaba la mayor cantidad de focos de incendios: Porto Belo. Llegué y por lo menos había humo, el sol no se veía tanto y estaba un poco tapado. Todavía no sé si era neblina, pero mi editora rápida me dijo: “La ciudad sepultada por el humo”. Si querés hacemos esa, le dije. Encontré los suficientes elementos para contar que era una ciudad que todos los años sufría consecuencias a través del humo. Pero no era la situación tremenda que uno veía desde Argentina. No vi fuego, llamaradas de incendio, nada. En la estación de bomberos estaban todos los coche bombas estacionados. Me pregunté ¿qué hago acá?, me habían pagado para mostrar el desastre, pero yo no tenía desastre. Averiguando mucho, encontré una historia de unas mafias que tienen mucho que ver en esto de las quemas: toman tierras, las prenden fuego para ganados y demás. Salió de agenda Amazonas, por suerte, y me dejaron de pedir el caos. Empecé a trabajar con más libertad. Se abrió la realidad, porque pude empezar a trabajar pensando en cuál era la verdadera narrativa. Hice un trabajo del periodismo en serio, pero fue cuando la editora me dejó de perseguir. La historia siempre la sabe el que está en el lugar, el que está en la redacción ve los números y sabe lo que rinde únicamente. Pero en tal caso, estaríamos haciendo espectáculo y no periodismo. Yo siempre digo que me interesa perseguir los relatos que me gustan a mí, en cambio, un empleado tiene que responder a lo que le pidan.

Clapps!_¿En Venezuela te encontraste con el mismo panorama que en Amazonas?

Joaquín_En Venezuela se alinearon los planetas y salió todo redondo. Esperaba encontrarme con un caos y me encontré con un mega caos. La gente tenía muchas ganas de ver un desastre y lo mostré. Los ciudadanos me ayudaron a que yo cuente la situación. No en todos los lugares es fácil conseguir testimonios, pero en Venezuela sí. Además, me protegían y tenían mucha voluntad para que yo trabaje. En Brasil no tuve tanta conexión con las personas como con los venezolanos. Era el paraíso del periodista, y me dí cuenta que la realidad respondía a mis expectativas.

Clapps!_Sacaste hace poco el libro de Venezuela, ¿tenés pensado otro libro?

Joaquín_
No. Antes había escrito dos libros pero que son de ficción. Jamás había hecho un material periodístico, aunque tenía ganas. Me pareció bueno y lo realicé. Fue muy rápido ya que volví en marzo y lo entregué a fines de mayo. No es algo que esté pensando siempre en que libro puedo escribir, siempre respondo a intereses personales por esa parte. Tengo una novela hecha que nunca la publiqué, quizás lo haga.

Clapps!_¿Cómo te llevás con las críticas en las redes sociales?

Joaquín_
Se tiene que endurecer el cuero. Siempre gente en contra va a existir, siendo en Venezuela, en la Batalla de los Gallos, o en una pista de skate. Quizás lo de los venezolanos era un tema muy político. Yo tenía la ventaja que no iba con ninguna postura bastante extrema. Si bien uno no puede ser neutral, porque eso es una falacia, si fui desinteresado. Hubo mucha gente que me debe haber puteado, pero esa manera de pararme llegó a las personas. Hay que saber de dónde vienen las críticas y tomarlas como tal.

Clapps!_¿Tuviste miedo en alguna situación de tu carrera?


Joaquín_Sí, tuve miedo muchas veces, más que nada en Venezuela. No pensaba ¿qué hago acá? porque claramente buscaba estar ahí, me gusta mucho ese sentimiento de adrenalina. Obviamente que cuando estás teniendo miedo y estás en una situación delicada y peligrosa, estás medio alerta. Cuando crucé la frontera de manera ilegal de Colombia a Venezuela, por las trochas, le pagué a un malandra para que me haga cruzar de una manera no permitida. Quería ver cómo era ese camino, ya que se decían muchas cosas. Los militares me vieron filmando, me pidieron que borrara y ahí tuve mucho temor. Igualmente ese sentimiento era producto de encontrar lo que estaba buscando. Fueron muy profesionales, borré y me guardé un video que ellos no vieron. Me fui corriendo, fue algo muy tenso, pero muy productivo.