Clapper txt_SANTIAGO DEMARÍA_Oct_2019
En la esquina de Brown y Suipacha cuatro socios abrieron la Vermutería Zapata, una idea que fue agarrando algo de forma al observar las botellas de vermut que se encontraban en el sótano de la casona que ellos habían alquilado sin tener en claro el negocio a emprender. Gracias a esos envases se convirtieron en la primera y única Vermutería de la ciudad de Rosario.
“Quizás el pensamiento de única vermutería aplica a que es el concepto fundamental al cual nosotros apuntamos y en el cual día a día trabajamos para mejorar en cuanto a variedad y propuestas vermuteras. Por suerte encontramos otros lugares en la Ciudad en donde se empieza a hablar un poco más de vermú y están a la orden del día en diversas propuestas gastronómicas”, aclaró Nicolás Micheletti, uno de los dueños del lugar.
La idea surge por la historia de la propiedad en la cual se encuentra Zapata Vermutería, queriendo salir de lo cotidiano, en un sector en el cual las cervecerías abundan. Los dueños tuvieron la suerte de encontrar una rica historia de vida del Sr. Zapata fanático del vermú, y allí es donde decidieron que ese era el camino del negocio, el de volver a esos orígenes.
Con respecto a la gastronomía, Nicolás remarcó: “Nuestra propuesta gastronómica es amplia, pero la especialidad además de los aperitivos, son las tapas, muchas opciones que cada 3 meses aproximadamente van variando para brindarle a todos los clientes la posibilidad de encontrar sabores únicos, como también compartiendo algunos clásicos”. Además, al ser consultado sobre la bebida que predomina en pichincha (la cerveza), nos comentó: ”Por otro lado, para los que les gusta cenar y tomar un buen vino puede hacerlo y el que es más de salir a tomar algo contamos con variedades en cervezas industriales y coctelería”.
El espacio está dividido en dos. Por un lado se encuentra todo lo que es cocina y por el otro la zona de vermut. Culminando este diálogo, Michelleti deja la invitación para la persona que se quiera acercar; “La propuesta que le hago tanto a los rosarinos como a todo el que esté de paso por la ciudad es que se arrime, que conozca el lugar, es un ambiente cálido, ameno, en donde todo el público se siente cómodo y puede acceder a una propuesta distinta a lo cotidiano con buena música, una casa llena de historia, mesas altas, bajas y mucha buena onda”.