Por Martín Pueblas.
Rosario está complicada. La violencia nos azota en todo momento, y pareciera no haber respuesta que, siquiera intente, estar a la altura. Los colectivos son cada vez más caros, y los sueldos más bajos. Los centros culturales son menos, así no hay Noche de las peatonales que aguante. En medio de está locura, quizás solo quede frenar. Tomarnos un rato para desconectarnos e imaginar otras realidades posibles, aflojar el cuerpo y, por qué no, quedarnos mirando un punto fijo con una sonrisa idiota en la cara.
Muchos dirán, citando a un filósofo argentino, que estoy hablando del faaaaso. Y están equivocados (o no). Estoy hablando de ir al teatro a ver Artículo 19.
Es el año 1930, y en una base militar argentina secreta, tres hombres pueden llegar a cambiar el curso de la historia. Un General, un científico y un soldado raso utilizado como rata de laboratorio, desarrollarán la trama para decidir el futuro de una misteriosa sustancia en la vida cívica de nuestro país.
Artículo 19 es una obra escrita y protagonizada por Mauro Sabella, Adriano Espinosa, Fran Alonso, y dirigida por Esteban Trivisonno y Manuel Melgar. Se presenta los dos últimos viernes de septiembre en la mítica Sala Arteón. Lugar emblemático para los encandilados por la dramaturgia rosarina desde siempre.
La obra está hablando, efectivamente, del faso, pero también del peso de las intituciones y su poder para regir nuestras vidas. De lo rídiculo y arbitrario que es obedecer órdenes de alguien ridículo y arbitrario. Y de cómo estamos discutiendo las mismas cosas, desde hace tanto tiempo. Un planazo para quienes afirman que en esta ciudad no queda nada piola para hacer.