Clapper_txt Matías Querol_Feb_2018

Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota no es una banda que pueda pasar desapercibida en el circuito rocker de la Argentina. Objeto de adulaciones fanatizadas y críticas despiadadas, es frecuente que quede relegada a segundo plano una mirada que pudiera ensayar la comprensión de algunas pistas de la obra que llevaron a la popularidad al proyecto artístico liderado por el Indio, Skay y Poli. En este caso, a más de 15 años de su separación acontecida en el año 2001, Clapps! lanza en tres (3) entregas consecutivas un repaso de diez (10) canciones de su discografía (una por cada álbum editado) que, creemos, comparten un mismo eje conceptual que iremos  desplegando como un juego propuesto a los lectores.

Los Redondos, proyecto artístico consistente

Como decíamos, en esta oportunidad decidimos dejar a un lado debates estériles sobre el particular exitismo asociado a Los Redondos. En estos artículos omitiremos deliberadamente ser parte de la disputa chiquita en la que críticos linkean con un uso del marketing del anti-marketing, esto es, el modo en que Los Redondos usufructuaron las ganancias resultantes de vender autogestión y no transar con la divina tv führerA esta altura de los tiempos, su popularidad no puede ser analizada sino como un proyecto artístico consistente, en el cual su obra musical (lo que intentamos hacer con este repaso) más un hábil manejo autogestivo en la producción fueron creando un fenómeno cultural en nuestro país sin precedentes.

Ahora bien, pongamos el foco entonces en lo que nos ocupa hoy con la ventaja que nos da haber tomado distancia y volver a una escucha desembarazada de prejuicios sobre la obra ricotera. Pregunta obligada, ¿Los Redondos fueron populares o masivos? ¿Las dos cosas? ¿Es lo mismo la «popularidad» que la «masividad»? Ya en nuestro título hablamos de «popularidad» porque creemos se define con mayor precisión el fenómeno expansivo que éstos personificaron; sobre todo por haber sido una banda que se propagó como reguero de pólvora sin mendigar un gramo de aire a los medios masivos de comunicación.

Diez canciones/faros que echan luz sobre la popularidad ricotera

¿Qué es lo que comparten estas diez canciones/faros que nos permitirán echar luz sobre su popularidad? ¿Qué contiene esta lista quién sabe si advenediza de canciones (que publicaremos en la segunda y tercera entrega) desde Gulp (1985) a Momo Sampler (2000)? ¿Qué lazo de identificación habita en el revés de estas diez (10) canciones que pudieron acompañar su popularidad? ¿Podemos ensayar una escucha flotante de la discografía completa de Los Redondos y despejar claves de lectura auditiva que pudieran explicar el fenómeno? ¿O debiéramos abandonar el juego ocioso de exploración en #ModoAvión antes de despegar; a riesgo de caer en simplificaciones absurdas o rendirnos al lugar común de «el arte no se explica»?

Así las cosas, rara vez se logra discernir si la producción musical obedece como efecto de un concepto previo o eje temático pergeñado por los artistas, o es a la inversa, vale decir, si la canción toma vuelo por sí misma y, tras ser compuesta, grabada y difundida, nunca faltarán trasnochados que se lanzan a querer comprender qué es lo que tensa detrás como eje temático/conceptual. En este momento intentamos poner en marcha este juego de identificación con los lectores y ver en qué medida la lista sintoniza con ellos.

Los Redondos, mayorías silenciosas o silenciadas 

“Algo” comprendieron Indio y Skay en sus composiciones desde la hora cero que marcó a las mayorías populares, silenciosas o silenciadas.Algo” se hizo canción/puente para unir sentires/pasiones/desdichas/violencias de estas mayorías silenciadas que encontraron, al fin, una voz potente y corrosiva que desde el arte los representara. Lo que definimos como concepto o eje temático transversal tiene que ver específicamente con reconocer un sentir propiamente masculino (¿relevo de muchas de las letras del tango?) presente en estas diez (10) canciones como rechazo femenino en el amor o el deseo que sufren los hombres.

Esto nos ubica en un lugar incómodo a estas horas teniendo en cuenta los cambios sociales en torno al ascenso del feminismo que, en los últimos tiempos, han puesto en jaque a los comportamientos machistas en el rock (Cordera/Aldana/Aysine) ¿Qué queremos expresar con un sentir masculino de «violencia» interna por el rechazo de la mujer? En ningún caso la búsqueda de una matriz temática consecuente con los años asociado a la masculinidad tiene que ver con reivindicar ciegamente a los jóvenes lobos alzados en una arenga contra las puras tonteras del punto g; en el sentido que la mujer debiera acatar el deseo del hombre por poseerla sin hacer valer su elección.

Más bien, el sentir masculino, visibilizado en estas diez (10) canciones/faros de Los Redondos que repasaremos, acaso pueda ayudarnos a esclarecer lógicas del patriarcado de las cuales hombres/mujeres/mujeres/hombres todavía somos parte, claro está, haciendo salvedades respecto al impacto de la violencia de género o el acoso sexual que sufren sí las mujeres en clara desigualdad comparativa. Como vemos en la vida cotidiana, esta serie de tres (3) artículos que vuelven sobre las canciones de Los Redondos fueron garabateados en un contexto marcado por la paradoja de una altísima exposición de cuerpos femeninos sexualizados en zoom anatómico y un despertar de la voz de la mujer, para aclarar los tantos sobre cómo debiera ser un acercamiento más deseable de los hombres y, tal vez, para que nos pudiéramos encontrar todxs penetrando bestialmente en la ternura.

Los Redondos, espejo de las eternas desdichas de lobos alzados

La llave que encontramos para comprender la popularidad de Los Redondos tiene que ver con volver sobre esta serie de diez (10) canciones que, en mayor o menor medida, y pese a diferencias formales en lo musical, tocan un sentir masculino próximo a la soledad rencorosa por desear sin ser deseado. De la misma manera, y en línea con lo anterior, en muchos de los casos de la lista está presente un guiño a la condición de clase donde “lo popular” armoniza con la voz del Indio y que sólo un cizañero con lupa podría adjudicarle con malicia un tinte benefactor.

Estas diez (10) canciones, pronto a ser reveladas, aunque ya deslizamos ligeramente un anticipo de alguna de ellas para un lector/fan atento, se vuelven espejo fiel de la eterna desdicha de los jóvenes lobos alzados, reducidos a papel obra por un photoshop imperativo como estética digital sin porosidades en los primeros ’90. “Algo” en estas diez canciones/faros alumbra a la manada quemándose de amor en la cima del volcán, a la espera de una «presa» zigzagueante que nunca llegará a los brazos. Ese “algo” es el “nunca” en el deseo para estas mayorías que bajan la vista por el rechazo femenino que los hunde en la nada; materia prima expresiva que ebulle como honda verdad cuando uno juega y se pierde y se encuentra en la discografía ricotera.(continuará…)