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Aquel movimiento artístico derivado de la rama del hip-hop está pasando por su máximo momento de esplendor. Con el final de la God Level dando como resultado a Perú campeón mundial por primera vez, las cosas quedaron bastante claras. La cultura a nivel internacional se encuentra en un grandioso presente teniendo con el paso del tiempo más espectadores. 

La presencia de las personas se nota no sólo en cada escenario en el cual acontecen las grandes batallas, sino que también las plataformas online sirven para seguir los hechos y miles de personas lo hacen cuando a los grandes les toca competir. Los mayores exponentes del género salieron desde distintos puntos del país tales como plazas, parques, esquinas y demás lugares que sirvieron para concursar entre ellos y así poder mejorar. 

En la actualidad, estos sectores de la Argentina también se utilizan para freestalear pero ya no tiene a las grandes figuras en sus torneos. Aún así, distintos pueblos o pequeñas ciudades imitaron estas competiciones y las batallas propias dan que hablar en sitios en los cuales los habitantes no pasan los treinta mil habitantes. 

Freestyle, desde la mirada organizativa 

No sólo a nivel internacional está teniendo un excelente momento, sino que queda en evidencia que los adolescentes en localidades pequeñas hicieron eco de este fenómeno y se animaron a llevar adelante torneos competitivos. Colón cuenta con veinticinco mil ciudadanos aproximadamente y el rap no pasó desapercibido por la ciudad bonaerense. Allí se encuentra el torneo llamado Los Machimbres Series (LMS), dando su inicio hace unos meses, una noche fría a la que acudieron un total de 80 personas, algo que no se esperaba en la inauguración de la competencia. 

Eduardo Rodríguez es su principal propulsor y organizador, a él la cultura le llegó por un amigo que se lo recomendó e instantáneamente le interesó, dando el puntapié inicial para que se lleve todo a cabo. «Con unos amigos habíamos dicho de hacer el campeonato, pero nunca nos animamos. Un día me cansé, puse fecha, horario y lugar. La cantidad de personas que fue me dejó impresionado, porque no habíamos hecho mucha propaganda», sostuvo el principal organizador. 

El evento no sólo tuvo popularidad en Colón, ya que distintos pueblos o ciudades cercanas prestaron atención y habitantes de dichos lugares se inscribieron para participar. En relación a esto, Rodríguez dijo: «Son muchos los que vienen desde afuera para competir, desde lugares como Pergamino, Arrecifes y otras zonas cercanas a la localidad». Y rápidamente contó sobre el formato de disputa: «Se hacen distintas jornadas, en las cuales cada participante va logrando o no puntos. A final del año se hace el recuento y el que queda primero en la tabla general es el campeón, llevándose un pozo de 1500 pesos, además de algo que se pueda conseguir extra como un corte de pelo». 

Grandes torneos como el Halabalusa o el Quinto Escalón, arrancaron de esta manera a pesar de que ya no existan más. La posibilidad de que la LMS pueda llegar a esa altura siempre estará latente, pero Eduardo no piensa en eso: «Me importa el presente únicamente, obvio que me gustaría que se llegue a ese nivel pero vivo el día a día. Me importa conseguir algún sponsor para ir sumando y que gente de más grande edad también se vaya involucrando. No son dos personas burlándose, hay melodías, filosofía y cosas mucho más interesantes«, sentenció. 

Freestyle, desde la mirada competitiva 

Participar de estos eventos no debe ser para nada fácil. Aguantar la humillación del rival sobre defectos físicos y acontecimientos del pasado, teniendo que responder de manera inmediata, rimando y sin agresión física, puede parecer sencillo pero es más complejo de lo que se puede observar. 

«Al principio lo veía desde afuera y me causaba vergüenza ajena. Después me empezaron a llegar batallas por casualidad, y me empezó a interesar el tema. Con la llegada de la LMS me animé y empecé a competir», expresó el freestyler Ramiro Montanari. Su testimonio deja en evidencia que los videos en internet fueron algo fundamental para que este género se expanda cada vez más. 

Además, lo que suele intimidar a aquellos que se suben a los escenarios o entran dentro de las gigantes rondas de personas para batallar, suele ser justamente la mirada de los espectadores. La risa provocada por dichos del contrincante puede sacudir en lo psicológico, pero Montanari cayó dentro de esto sin esperarlo, por eso manifestó: «La primera vez que competí fueron como 100 personas, no pensé que iba a ir gente sinceramente. No me quedó otra que hacerlo igual, me encantó y me inserté de manera directa». 

Por otra parte, puede ser visto como un ambiente competitivo ya que todos dejan lo máximo posible por consagrarse en la victoria, algo que es común porque toda persona que participa en algo lo hace para ganar, a pesar que algunos lo desean más que otros. Ramiro, parece ser de aquellos que piensan que ganar no lo es todo, mostrando también un ambiente sano en este aspecto. Es por eso que el freestyler dijo: «Siempre me fui conforme a pesar de que nunca salí campeón. Me voy a divertir y a tratar de mejorar yo mismo, superarme en el día a día, ese es mi objetivo». 

La mirada del ámbito nacional también repercute entre aquellos que lo hacen a nivel local, pero en menor medida. Grandes compañías llegaron para tratar de profesionalizar el rap como es el caso de The Urban Roosters. El competidor en relación a esto soltó: «Mientras más empresas lleguen, es mejor. The Urban Roosters está haciendo mover mucho al freestyle. Al igual que Red Bull, que sirve para aportar lo suyo económicamente», y además dejó en claro que no es nada fácil desarrollar la actividad: «Es un proceso muy difícil que lleva su tiempo y su práctica, llegar al máximo punto de nivel que puedas dar es complicado». 

Es de esta manera, que el freestyle se trasladó a lugares en los que nunca se pensó que se iba a llegar ya que suelen ser sitios que no salen se su zona de confort, pero este no es el caso. Cada vez va a atrayendo a más jóvenes que no tienen únicamente la intención de observar, sino también van con las expectativas de aprender y competir, teniendo presente que los consagrados en los ámbitos internacionales y nacionales, lo hicieron desde torneos similares a estos.