Clapper txt_LUCAS CALOMINO_Jul_2019
En circunstancias tales como cubrir un conflicto bélico está claro que se necesita una información independiente, precisa y profesional. Por ende, las grandes agencias de noticias envían a reporteros encargados de detallar lo que va sucediendo al lugar donde se producen luchas internacionales entre países. La mayoría de las guerras inician en verano, ya que en esta época hay abundancia de alimentos, las tropas pueden obtener una mayor movilidad, el clima es más favorable, la noche casi ni existe, y el cuerpo puede tener una mejor circulación de sangre y por ende más soltura.
Es por esto, que mientras las personas se arman los bolsos para vacacionar, estos singulares periodistas se preparan para partir a territorios que jamás se irán a olvidar. Ven con sus propios ojos la historia actual y no necesitan libros que le cuenten lo que sucedió. Posiblemente su trabajo sea medio egoísta, dejan a sus familias por largos lapsos de tiempo, sin saber si se volverán a encontrar y si esto pasa, posiblemente no sea la misma persona a la que reciban: toda guerra deja un precio y en la mayoría de los casos es un trauma. Pero allí van ellos, amando su profesión, y llevando consigo mismo cualquier elemento que le sirva para captar momentos no tan agradables pero que a la vez son importantes para entender la historia de la humanidad.

Lo que deben afrontar para transmitir los hechos
Está claro que contar estos episodios nunca fue algo fácil ya que la mente y el cuerpo sufren las 24 horas del día sin parar. Si bien los profesionales que están trabajando durante las contiendas tienen condiciones de civiles, esto no se suele respetar y varios de ellos sufren lesiones e incluso muchas veces la muerte. Las heridas psicológicas suelen aparecer cuando la tranquilidad en sus hogares se hace presente: despertarse a los gritos, soñar varias veces con el mismo acto, retomar su rutina luego de lo vivido, y demás situaciones que se vuelven traumáticas y más complejas con el paso de los días.
Los matrimonios no son algo que duren mucho para estos trabajadores ya que son pocos los que comprenden lo que está haciendo la persona con la que eligieron pasar el resto de su vida. Además, sus hijos crecen, y mientras eso sucede ellos están bajo intensos tiroteos, acostados durante horas por su seguridad, pasando por una mala higiene y alimentándose de la manera que pueden. La adrenalina, el fervor, la euforia por la que atraviesan mientras están realizando su oficio es determinante y se darán cuenta en primera instancia si sirven o no para vivir de eso.
El miedo es fundamental y, según ellos, algo favorable que tienen los informadores ya que coincidieron en que les marca límites. Todos tienen temores, y es lógico, observan morir a diario a ciento de personas y mucho de ellos siendo inocentes. Pero aún así, lo más complejo es poder transmitirle a toda la audiencia lo que se vive, por lo que se pasa, y lo que sucede, manteniendo una ética periodística mientras acontecen hora tras hora momentos tenebrosos que pueden dejarlos sin vida. Pero ellos lo arriesgan todo para informar lo que pasa y manifestando la verdad sobre lo que sucede en diferentes continentes del mundo.

La mujer, narrando historias de conflictos
Posiblemente sufran el doble que los hombres cuando son a ellas a las que les toca narrar los acontecimientos bélicos. Sufriendo violaciones reiteradas en varios de los casos, no pudiendo hacer determinadas cosas por la cultura en la que se encuentran, padeciendo discriminaciones, siendo maltratadas y tantas otras cosas más que agrandan el dolor por el que tienen que transcurrir. De igual manera, el género femenino también a lo largo de la historia fue protagonista desde el ámbito periodístico para contar lo que pasa.
Varias quedaron en la historia por sus enormes trabajos, no únicamente con un micrófono en mano sino que también con cámaras fotográficas que muestran en muchos casos la realidad de una manera magnífica. En un lugar en el que se lucha por sobrevivir, ellas también se destacaron dejando de lado aquella frase que sostiene que la guerra es sólo cosa de hombres. Se movieron bien en el rubro, siendo inteligentes, cuidadosas, valientes y luchadoras, logrando comunicar injusticias y atravesar momentos muy duros en un mundo lleno de corrupción y violencia.
Muchas estuvieron involucradas en las confrontaciones más importantes de la humanidad: Primera Guerra Mundial, Segunda Guerra Mundial, Guerra de Afganistán, Guerra de Vietnam, Guerra de Camboya, Guerra del Golfo y cientos de enfrentamientos más que tuvieron a mujeres como protagonistas en una parte de la historia importante para la información de las personas.
Las imágenes más impactantes tomadas en batallas
Desde el siglo XIX las imágenes explican, en algunos casos, mucho mejor las guerras y no es necesario utilizar una descripción o palabras que las acompañen. El fotoperiodismo fue el encargado de capturar el momento justo para que estas fotos recorran el mundo y expongan lo que se estaba viviendo en aquel momento. Demasiados son los que arriesgaron su vida para tener la toma perfecta que provoque diversas sensaciones en todas las personas del planeta, siendo así que algunas por lo que generaron quedaron marcadas a lo largo de la historia por su enorme impacto.
Una recordada fotografía es la llamada “Alzando una bandera sobre el Reichstag” siendo capturado el acto por Yevgueni Jaldéi en la batalla de Berlín casi finalizada la Segunda Guerra Mundial el 2 de mayo de 1945. Allí se muestra a un soldado haciendo flamear la insignia de la Unión Soviética en uno de los edificios más emblemáticos de la capital en aquel entonces y dejando por detrás un fondo transcendental: la ciudad en ruinas. Fue utilizada en distintos países para mostrar el fin de la Alemania Nazi.
Otra que tiene un nombre bastante similar tiene la denominación “Alzando la bandera en Iwo Jima”, pero en este caso fueron soldados norteamericanos los que fueron protagonistas el 23 de febrero de 1945 en la isla de Iwo Jima, Japón, durante la Segunda Guerra Mundial. Su autor Joe Rosenthal obtuvo el Premio Pulitzer y está entre las imágenes de guerra más importantes de la historia. Además, de los seis hombres que aparecen en escena, tres de ellos cayeron en combate.
Vietnam, la foto de Nick Ut y Las Malvinas
Por otra parte, en la guerra de Vietnam, Nick Ut tomó una foto que por su impacto también fue reconocida con el Premio Pulitzer. Fue el 8 de junio de 1972 cuando Estados Unidos comenzó con los bombardeos de napalm sobre el país asiático. Fue en ese momento cuando en una ruta se retrató una de las imágenes de guerra más conocida en el mundo, ahí se encontraban niños corriendo con expresiones de miedo y pánico ante soldados que caminaban detrás de ellos con sus respectivos armamentos. La particularidad la tiene una nena que está desnuda porque el fuego le había quemado la ropa y se dirigía hacia no se sabe dónde, escapando de las explosiones. Años más tarde, el responsable de apretar el gatillo para dejar plasmada aquella situación declaró que siempre estuvo buscando una foto que pudiera parar la guerra.
Si nos acercamos a la República Argentina, en el conflicto armado que protagonizaron Argentina y el Reino Unido por las Islas Malvinas hubo una imágen demasiado llamativa. Un grupo de soldados argentinos se encontraban leyendo diarios del momento en el que uno de ellos sostiene que si los europeos atacaban no tenían chances de poder ganar. Con el paso de los años fue más importancia la que obtuvo porque logró describir lo que se decía en el país sudamericano en aquella época, demostrando que se «equivocaron» por los resultados que se obtuvieron en aquella contienda que duró dos meses.

Documental audiovisual
En Netflix «Morir para contar», el material producido por el argentino Hernán Zin, cuenta la historia de los reporteros de guerras más prestigiosos de las últimas décadas, entre ellos también se hacen eco algunas mujeres que cuentan su historia en diferentes luchas. Siendo un homenaje también para los que arriesgan su salud y vida para que el mundo esté informado sobre estos acontecimientos.
Su creador Zin sufrió en el año 2012 un incidente en Afganistán que va a cambiar para siempre su manera de vivir. Trabajó durante 20 años como cronista de conflictos bélicos, luego arrancó su depresión, la soledad y las conductas auto-destructivas. Es por esto que Hernán decide buscar la respuesta en otros colegas y empieza a entrevistarlos, preguntando por cosas como sus miedos, familias, traumas y demás. En el documental también se agrega el registro de las historias vividas por los periodistas que cayeron mientras realizaban su trabajo, así como algunos cronistas que fueron secuestrados para dejar en claro lo que se afronta en tales circunstancias límites.