Clapper txt_EUGENIA MICHIELS_Oct_2019
Diego Defeo nació en San Bernardo, partido de la costa, donde vivió hasta el año 2001. Cuando terminó la secundaria se fue a estudiar cine a la ciudad de La Plata, en el año 2002, en pleno estallido social; una serie de acontecimientos que lo llevarían a convertirse en fotógrafo. “Si bien siempre tuve una inclinación por el cine documental y el fotoperiodismo, fue en ese momento cuando pude comenzar a experimentar más de cerca los movimientos culturales y sociales, ollas populares, los piquetes, era un momento de mucha tensión y nervio en Argentina y en los barrios se vivía esta realidad al rojo vivo, con la cumbia villera como fenómeno de masas y todo el espíritu villero a flor de piel, era la sensación” nos cuenta Diego.
Diego es Licenciado en Artes Visuales de la Facultad de Bellas Artes de la UNLP, trabajó como camarógrafo y asistente de dirección en distintos proyectos documentales para Canal Encuentro y otras productoras de Buenos Aires. Entre algunas de esas producciones se encuentran «Cumbia de la buena» para Canal Encuentro, «Alta cumbia la película», y la película del «Pepo», todas estas realizadas junto a dos referentes importantes que son el productor Martín «Fanta» Roisi y el director Cristian Jure.
Wacho, proyecto documental
Las fotos que Diego presenta en su Limbo para Clapps! son parte de una serie documental que lleva el nombre de “Wacho”, la cual retrata la vida de los barrios de Buenos Aires y el gran La Plata.“Las fotos en particular no tienen titulo, obviamente todas tienen nombre y una historia atrás pero no le puse un titulo formal a ninguna. No me gusta mucho rotular las fotos” nos dice Diego, y agrega: “Lo único que tenía claro era el nombre del proyecto, que es Wacho, una palabra que originalmente significa ‘Chico sin padre ni madre’”.
Respecto de los inicios de este proyecto, Diego nos cuenta que hacía mucho tiempo que venía trabajando en los barrios en proyectos documentales o para la televisión, siempre en video y con un estándar de calidad televisivo o digital. A partir de eso tuvo la necesidad de generar un registro fílmico, con una temática cruda mostrando también el lado más oscuro de los barrios pero sin dejar de verlo como un lugar increíblemente bello, que es lo que realmente es.
Wacho, entre lo bello y lo siniestro
“La idea de Wacho en un principio fue difusa, mezclando lo bello y lo siniestro, lo sublime y lo abyecto en un solo lugar. Como todo creador de imágenes tengo la necesidad de registrar un sujeto que en mi caso siempre se trató de un sujeto empoderado, orgulloso, seguro de sí mismo”, nos cuenta Diego respecto de la idea para crear este proyecto.
“Es por eso que tuve tanta afinidad por los pibes. Los barrios son un contexto complicado y no hablo de las drogas y las armas, ya que esas dos cosas existen en todos los contextos, sean de la clase que sean; estoy hablando de la persecución y la estigmatización que existe por parte del sistema entero contra la gente humilde y las disidencias culturales. Esto es castigado con represión, gatillo fácil, exclusión de cierta población a lugares alejados, sin recursos. Es ahí donde hay que hacerse más fuerte y resistir, y el primer grado de la resistencia es lo cultural, la forma de vestirse, la forma de hablar, las costumbres, esas fueron las cosas que me movilizaron”. Todos estos aspectos se ven reflejados en la selección que Diego hizo para su Limbo, desde un auto prendido fuego con una belleza incandescente hasta los pibes del barrio compartiendo unas cervezas.
Wacho, desde la toma al revelado
El período de registro de este proyecto comenzó en 2014 y finalizó en 2018, y Diego eligió el analógico para llevarlo a cabo. Utilizó cámaras réflex con rollos de 35mm siempre en blanco y negro, asa 400 con un grano grueso logrado en el revelado, con técnicas de forzado y agitado para generar esa calidad arenosa que se percibe en las imágenes.
Mediante este tipo de toma y revelado, Diego Defeo no solo crea un estilo único que caracteriza a todo el proyecto, sino que también refuerza el mensaje de cada foto y de su conjunto: todo esto que ves es crudo, es la realidad, es algo imperfecto que mirado en conjunto produce belleza.
Wacho, el contacto con los barrios
Este proyecto documental deja ver una intimidad lograda con una perfección casi imposible, donde la figura del fotógrafo es así como un ojo omnipresente. ¿Cómo hizo Diego para lograr esto? “Siempre fui a todos lados como uno más que andaba por ahí dando vueltas, siempre fui a lugares donde había gente amiga o conocidos, donde el principal propósito era ir a divertirse; hacer un asado, escuchar música, fumar, armar ranchada. Después si surgía alguna foto bien y sino no pasaba nada. Las fotos que se tomaron fueron en contextos de total intimidad, no eran ni para una nota en un diario ni para hacer un análisis de los jóvenes ni nada por el estilo, son imágenes que salieron de distintas situaciones en los barrios” nos revela.
¿Cómo fue recibida la cámara en un contexto semejante? Diego nos cuenta: “La figura del fotógrafo no es un problema para nadie en realidad, el problema es cuando hay un policía que saca fotos, un investigador que saca fotos, un periodista que quiere hacerle una causa a alguno en alguna parte, sea un barrio o no. Pero yo no soy ninguna de esas cosas, ni tampoco tengo interés en arrojar algún tipo de análisis sociocultural de la situación de los jóvenes en los barrios de Argentina. Voy a pasarla bien y en algunos momentos saqué fotos. Pero siempre las fotos fueron como un suplemento a la experiencia”.
Wacho, el barrio desde adentro
Como tenemos costumbre en Clapps! le preguntamos a Diego con qué palabra definiría al proyecto Wacho, y nos respondió: “Crudeza, verdad. Esas palabras me gustan para definir el proyecto. También es cierto que lo que me impulsó a hacer estas fotos fue la absoluta indignación que me daban las imágenes digitales que circulan hoy por todas partes. Esas imágenes higiénicas, vaciadas de afecto y de sentido llenas de poses muertas con una calidad extrema y una resolución impecable pero estériles, eso me dio mucha rabia, la pulcritud y la moral de las imágenes de alta definición. Por eso quería que estas imágenes no solamente fueran crudas desde la temática sino también que sean fuertes estéticamente, con un alto contraste, un grano grueso, movidas, deformes imperfectas”.
La imperfección que lleva a lo perfecto, y con la cual Diego logró una serie de imágenes que reflejan la crudeza de la que habla, y la verdad, ante todo, como una forma de visualizar una alternativa a la visión estigmatizada y casi forzada por los medios de comunicación, entre otras fuerzas, hacia la vida en los barrios.
“El proyecto Wacho es el intento por acercarse al otro, de poder plasmar en una superficie una experiencia, una impresión fugaz, sensaciones emocionales como la ira, la angustia, la tristeza, la alegría, el orgullo siempre en primer plano y de frente. Sin esconderse, sin verlo de lejos, estando ahí en la escena, viviendo”.
INFO: Podés encontrar más fotos de Wacho en la cuenta de Instagram: @wacho55