Diego Frenkel es un artista que a la hora de hurgar calificativos para definir su obra pocos podrían cuestionar el valor de su versatilidad compositiva y talento de sobra para complementar su música en vivo con la danza. Vasta es su trayectoria en la escena rocker de Argentina desde mediados de los 80´ como frontman de sucesivas bandas como Clap, La Portuaria y Belmondo. Diego Frenkel tiene en su haber 6 álbumes editados en condición solista; incluyendo trabajos de estudio y grabaciones en vivo. Desde su debut en 1996 con el disco que lleva su nombre, Diego Frenkel (en el que se destaca el hit ultra-bailable «Llévame a lo hondo») viene produciendo sin pausa para regocijo estético de su público.
«Te estoy soñando», re-encuentro surreal con la naturaleza
«Te estoy soñando» es el 4° track del álbum El día despúes (2010), uno de los más introspectivos de su obra solista. El videoclip juega con una visión desenfocada de la figura de Frenkel, tocando la guitarra acústica como base rítmica para acompañar versos apenas susurrados en la melodía. «Creo que te estoy soñando, creo que ya te soñé, creo que te estoy soñando, y en este sueño te encontraré, sin saber». De entrada, el contacto con las imágenes ByN del videoclip formatea a un espectador (que se supone acelerado como todo el mundo lo está hoy) en el deseo de bajar un cambio y descansar la mente aturdida.
Las imágenes ByN nos despiertan para vivir el sueño de un re-encuentro con la naturaleza. El espectador sigue a un Frenkel ocioso que da pasos cortos sin brújula y reconoce en sus pasos el lugar en el que está, o quisiera volver a estar («creo que ya estuve aquí»). Otro de los logros del videoclip es el manejo errático de una temporalidad surreal, en el cual el movimiento intempestivo de la cámara subjetiva nada tiene que ver con una falla técnica; sino con representar el devaneo azaroso de una mirada imantada a las sombras de los árboles que guardan secretos. Una mirada sin prisa, ni ambición, que no sabe (ni quiere saber) acerca de las razones que la movilizan en una u otra dirección. «Sin saber», final de uno de los versos iniciales de «Te estoy soñando», todo lo resume.
El artista, más allá de lo humano visible
Frenkel difuminado lleva a que el espectador no deje de acompañarlo en sus movimientos leves con ojos (cerrados) de un estar soñando compartido; sabiendo apelar su director Robert Bonomo a un empleo sutil de lo que hoy, en el imperio de lo digital, llamamos «visibilidad». Resulta más y mejor «visible» el artista perdido en los pliegues significantes de lo onírico (su cuerpo con-fundido con el bosque en ese no-tiempo) que un supuesto plano de su rostro humano, demasiado humano, en foco.
Esto último podría llevarnos a una reflexión sobre el lugar del arte en la actualidad; sobre todo en lo que podríamos definir como un declinar de los velos o sutilezas que el uso de redes sociales conllevan en esa forma directa de comunicación (que muchas veces acopla como choque) entre el artista y su público. En el afán de sumar y sumar seguidores, el rostro humano de ese eventual artista aparece en primer plano como Narciso; y su arte es el que queda desenfocado como relato ilegible. «Es inútil que pretendas brillar con tu historia personal», verso spinetteano que concluye «Dale gracias» de Jade que podría ser recuperado con total vigencia en este tiempo por los incorregibles amantes de la ficción.
«Te estoy soñando», narración de continuidades
Retomando, trasgredir el sincro entre la boca cerrada y la voz de Frenkel (sobre el final de la canción/videoclip) refuerza el concepto general de la obra audiovisual de recrear un sueño que, sentimos, tiene en sí un halo mágico que nos (en)vuelve a la libre y, podríamos decir, soberana contemplación del mundo.
«Te estoy soñando» es lisa y llanamente un auto-despojo y ByN reset de todo exceso multi-colorido que nos pudiera en shock perturbar. Nada queremos que suceda como plus de sentido que nos afecte de ser parte de esta vivencia comprendida por la fuerza de lo natural. Todo sería estridente, tosco e inoportuno si algo nos sacara de esta narración de continuidades que nos propone con finura Frenkel y los suyos: árboles/lago/sol/artista como signos vitales asociados a un descanso compartido con ese otro/a al que alude toda vez la canción.
En un mundo saturado de información, donde lo imaginario está cada vez más rendido a la tiranía de los libros contables y cuantificación financiera de gustos, «Te estoy soñando» recrea un sentir compartido donde el otro/a está presente en el sueño, amén de una presencia física que el videoclip nos pudiera explícitamente develar. De esta manera, el ByN de las imágenes funciona como desapego a todo impulso colonizador de la atención ajena, y se vuelve sin amplificaciones al encuentro potencial con ese otro/a donde lo táctil también sensualmente nos toca («Entre mis manos, veo el agua correr») y nos ubica en el sueño (im)posible del sosiego. «Te estoy soñando» acierta en el alto de una economía de recursos expresivos nunca mejor dosificada; viaje hacia el interior de un alma liberada donde el tic/tac conectivo se ralentiza al compás de una armonía musical que armoniza.