Clapper txt_Matías Querol_May_2019
Con producción de Alfredo Toth, ex-miembro de la agrupación new wave G.I.T, en el año 1994 Los Piojos lanzan su segundo álbum de estudio Ay, ay, ay, uno de sus mejores trabajos discográficos. Liderados por el hoy solista, Andrés Ciro Martínez, Los Piojos presentan una serie de canciones de buena cepa (“Pistolas”, “Te diría”, “Babilonia”) que combinan rock crudo, folk y ciertos aires rioplatenses. “Muy despacito” se destaca entre ellas como composición acústica que Martínez contara, mucho tiempo después de la edición del álbum, fue dedicada a su padre quien estuvo un tiempo internado en una institución psiquiátrica antes de fallecer.
”Muy despacito”, canción dedicada a un padre
Según cuenta el propio Ciro su padre era un médico que atendía a pacientes terminales y, por esa razón, acaso se pudiera encontrar frustrado como profesional para curar estas enfermedades y padeciera problemas de salud mental en su propia vida. “Muy despacito” fue compuesta por Ciro Martínez en la cocina de su casa, y lo curioso es que la hizo con anterioridad a que su padre tuviera que acudir a la internación.
La letra comienza con una aguda descripción de la tensión que sobrevuela en un hospital psiquiátrico donde el verde de los jardines nada tiene de apacible, ”jardines de calma feroz, un sol de infinita paciencia, los locos cantan la canción y aplauden”. La canción de entrada presenta la temática sin eufemismos (la locura en la frase ”los locos”) y el modo en que los internados se aferran a un canto de ritual colectivo (”aplauden”) para apaciguar el tormento. En este sentido, la canción transmite cómo se agrupan en ese contexto buscando conexión afectiva con el otro; algo que más adelante se describe con justeza.
”Muy despacito”, los locos y la interacción
La canción, compuesta de pocos y suficientes tonos, cuenta los movimientos e interacciones que entablan entre ellos, ”Se acercan de uno, de a dos, se va formando la ronda, una enfermera tetona imita a una estrella de rock”. Andrés Ciro incorpora de alguna manera una proyección de lo que sería él mismo como futuro rockstar, ya que por el año 1994 todavía Los Piojos no llenaban estadios de fútbol; como si ocurriría más tarde junto a otras bandas enmarcadas en el género rock barrial.
La letra hace referencia al ”paredón” como signo propio de las instituciones psiquiátricas que alude al anacronismo total de dividir a los “normales” de los “anormales” en una sociedad. Las paredes, o los ”paredones”, es un elemento narrativo rico que le sirve a la canción para destacar cómo, a pesar de estar confinados detrás del gris paredón, el eco aplaude contento” . La música- o la sensibilidad ligada a ella- parecen ganarle la partida a los fríos muros y a la sedación de los psicofármacos que finalmente borran las sonrisas.
”Muy despacito”, nombres propios que no se pronuncian
Ciro Martínez cuenta una situación particular vivida en la realidad de ese hospital. Cuenta que un joven de unos 25 años (también internado) le pide que le extienda la mano. «Andrés vení por favor, acompañame un poquito, dice uno, sólo dame la mano”, sin dobleces una de las frases más dramáticamente fuertes y conmovedoras de la canción. En ese pasaje, queda ilustrado la ausencia de nombres propios bajo el poder de los hospitales psiquiátricos para borrar la singularidad. Por un lado,”Uno” (sin nombre propio), por el otro, ”Andrés”, persona calificada como “normal”.
”Abajo el sol, abajo el sol, llover”, cierra la letra de “Muy despacito” a lo que sigue un final de coros extendidos y armónica que suben la intensidad. Si bien hay muchas canciones en el rock que hablan de la experiencia de la locura, «Muy despacito» es una obra maestra en el abordaje de la temática, sobre todo por la aguda descripción que su compositor hace de aquellos momentos donde la vida de algunos se torna compleja de ser vivida; quién sabe si por la «anormalidad» de sentir demasiado.