Desde que los temas que atañen a las violencias hacia las mujeres y los géneros disidentes se han posicionado en la agenda mediática, también se han vuelto centrales las producciones ficcionales que representan el colectivo LGTBI. Tras la cancelación de Sense8, llegó la 5ta temporada de Orange Is The New Black con fuerte contenido social que se olvida de ser políticamente correcta.

Se estrenaron los nuevos capítulos de la esperada serie de Netflix que, junto con House of Cards, hacen las ficciones originales de la productora más vista en la plataforma. Una producción enteramente pensada en una cárcel de mujeres que logra visibilizar con claridad los problemas sociales en relación a las deficiencias del sistema carcelario estadounidense y a la sexualidad del género femenino y los géneros disidentes.

Entre la cárcel y el feminismo

A Higui la metieron presa por defenderse de sus violadores, que la atacaron por su condición de lesbiana. Hace poco se conoció su excarcelación extraordinaria, después de una ardua lucha de los movimientos feministas. Si bien su historia no es ficción, bien podría enmarcarse en la nueva temporada de Orange Is The New Black, que se anima a tocar todos los puntos: la precariedad del sistema carcelario, su déficit como institución, la privatización de las cárceles, la tortura hacia las presas, la falta de condiciones básicas de vida, las sexualidades de las mujeres, los padecimientos sólo por su condición de mujer, las diferencias jerárquicas de clase, de raza, de religión.

Sabemos que las cárceles están pobladas de pobres. Sabemos que están pobladas de gente de color. Sabemos que las mujeres están en amplia desventaja en la sociedad. Entonces, ¿qué pasa con las mujeres, pobres, negras, latinas, encarceladas? De eso se trata la nueva temporada de OITNB.

La producción, desde su presentación, se expone plural, popular y disidente: se retratarán los labios, las bocas, las narices, las miradas de mujeres de diferente edad, raza, marcas en la piel. Retratos de mujeres con una violenta belleza real, para nada habitual en las pantallas, que se muestran tal como son, humanamente defectuosas. Aunque la protagonista (Piper) sea la única blanca de clase media en la serie, en Orange Is The New Black se piensa desde el comienzo en las mujeres, y no en un arquetipo de mujer. Se retrata la subjetividad de cada una, su historia, su familia, su infancia. Desde la primer temporada hay flashbacks contando su pasado, antes de la cárcel: se quiere mostrar que esas mujeres, que han sido encerradas allí dentro, tienen humanidad. ¨No somos animales¨ repiten diferentes personajes a lo largo de la ficción. Es que existe una cierta tendencia en la sociedad a deshumanizar a quienes han cometido crímenes o han pasado por el sistema carcelario.

OITNB se mete (y bien profundo) con muchos de los temas en tornos a los que giran las discusiones feministas: lesbianismo, transexualidad, abuso sexual, maternidad, la división social por raza, la división social por clase, la división sexual, la organización de las mujeres para luchar con un sistema que las oprime, la violenta, las invisibiliza. Se dice patriarcado, se muestra patriarcado:

¨Nuestra pelea es con un sistema que no le importa nada la gente pobre, o la gente de color, o la gente pobre de color. Nuestra pelea es con los que tienen nuestras demandas en sus manos¨.

En este momento histórico que estamos atravesando, que se podría nombrar quizás como una cuarta ola del feminismo, resulta fundamental encontrarnos con producciones que se piensan desde una perspectiva de género. Una serie de consumo masivo que llegó para poner en escena las deficiencias de un sistema que se olvida de aquellas que son negras, latinas, pobres y mujeres, o peor aún, que tienen sexualidades disidentes. Higui ha demostrado que eso no es ficción.