Clapper txt_MARTIN PUEBLAS_May_2019
Es sábado a la noche y en Rosario ya no llovizna, pero se siente la humedad a flor de piel. Hay gente hablando y fumando cigarrillos afuera del Distrito 7. En el fondo del salón se dejan ver los Sandwichitos con Pickles haciendo su show de stand up sobre el escenario. Ellos son el primer acto de la Fiesta Jaranera organizada por la banda local de cumbia Jarana Paraná.
Se apagan las luces y las mesas que colmaban el salón se van levantando. La noche, lejos de terminarse, se renueva. El vino está a buen precio y tiene la marca de la casa. Es en ese momento que se ve llegar a los integrantes de Kumbiemos el Sistema. Abrigados por demás, y con los instrumentos al hombro se abren paso hasta el escenario.
Unas luces verdes los iluminan tenuemente mientras empiezan a armar los instrumentos. Son las 23:30, supuestamente su show empezaba a las 23 hs. puntual, y se confirma lo que ya se sabe: los horarios oficiales de los recitales son más simbólicos que útiles. La barra se llena y empieza la previa de los que no hicieron previa. Ya corrieron las mesas que estaban frente al escenario, hoy hay baile.
Estos son los pibes de Kumbiemos
La banda llegó en un colectivo alquilado para la ocasión. Viajaron con su equipo, con amigos, familiares, parejas y seguidores. Un par de horas antes se los podía ver a través de un vivo en Instagram cantando «Triste Palomita» al ritmo de la guitarra de Fernando Vallejos, voz principal de la banda. Esta nueva forma de viajar que encontraron los tiene muy a gusto. Comparten canciones, charlas y algo para tomar. Es la cuarta vez que se presentan en la ciudad. Antes pasaron en dos oportunidades por Estación Montevideo, después por Bohemia Bar y el sábado pasado por el D7.
–Llegar a tocar acá es un objetivo que tenemos desde hace varios años. Siempre tenemos ganas de venir para Rosario y más en este lugar.
Hace poco más de siete años que se formó el grupo. Eran cinco al comienzo. Compraron varios instrumentos, y empezaron a hacer las mímicas en las que todo el mundo cae cuando quiere hacer música, pero todavía no sabe. Los roles fueron cambiando, el acordeonista se fue, llegaron los vientos y terminaron siendo diez arriba del escenario. Su estilo tampoco es el mismo.
–Independientemente de que toquemos cumbia, buscamos una particularidad. Que el sonido sea propio. Siempre tratamos de generar una identidad de la banda. No somos un grupo de cumbia santafesina, ni colombiana. Somos Kumbiemos el Sistema y hacemos nuestro propio género que es Kumbiemos el Sistema.
No es fácil generar un proyecto así en una ciudad que se encarga de ponerle rótulo oficial a todo. Pergamino está en el norte de la Provincia de Buenos Aires. Polo agropecuario a nivel nacional, tiene la particularidad de tener tamaño de ciudad y cultura de pueblo. Hay apellidos de renombre que suelen tener más peso que las normas, la sensación de que todo el mundo se conoce y una vida nocturna muy activa pero con un circuito muy cerrado.
Dos o tres hombres manejan la totalidad de los boliches de la localidad y digitan como se distribuye la gente, bajo qué categorías y a qué precio. En ese contexto es que Kumbiemos el Sistema organiza su primera fiesta de fin de año. Intentando escapar del festejo que organizan juntos los locales nocturnos pergaminenses, cortaron la calle, le pidieron permiso a los vecinos y arrancaron el boca en boca. Su primer recital de fin de año convocó a alrededor de 200 personas. El del último diciembre, seis años después, congregaron a más de 5.000 en un predio municipal para recibir el 2019 bailando.
–Nosotros pasamos el 31 ahí, porque ya teníamos todo el circo armado y no nos podíamos ir. Cuando terminamos de comer, nos subimos al escenario porque ya teníamos que tocar. Miramos y…
–Yo me cagué en las patas.
-Yo también. En un momento me saqué las gafas porque no lo podía creer.
Banderas en tu corazón
La banda ya empezó a sonar. Fiesta popular sin policías gritan los coros arriba y abajo del escenario. En distintos instrumentos y pies de micrófonos hay colgados pañuelos con distintas consignas. Es algo que se repite cuando se habla de la banda. “Kumbiemos levanta muchas banderas” dijo Matías García, güiro y voz de la banda, alguna vez.
–Sabemos que al ocupar ese lugar y tener la posibilidad de tocar ante tal cantidad de personas, uno decide lo que transmite. Podés mandar el mensaje que vos quieras, y nosotros elegimos estar siempre del lado de los oprimidos. Eso es lo que nosotros creemos justo.
Arriba de escenario hay una pausa casi imperceptible y empieza a sonar la melodía de «Amor de Cobani». Si bien la banda se presenta como anti-policía –“En nuestras fiestas está permitido todo menos las gorras”-, no dejan pasar la oportunidad de relatar el fortuito amor entre el Comisario Salamia y el Cabo Quintana. Sin embargo, aún con mensajes crudos y contundentes, la banda no deja de expresar alegría constantemente. La cumbia es el medio que eligieron para dar a entender su enojo, pero también la confianza que tienen en que las cosas se pueden cambiar.
–Nosotros creemos que es una construcción. La revolución, por llamarlo de alguna forma viene de parte de todos. De los jóvenes más que nada. Entonces queremos poder poner una ficha ahí, y que sea a través de la música.
Kumbia en Flu
Para quienes los siguen, Kumbiemos el Sistema es conocido tanto por sus temas propios como por sus covers. «Tema en Flu sobre el Planeta» es la segunda canción de los primeros Abuelos de la Nada, y también uno de los caballitos de batalla infalibles de la banda pergaminense. Su versión en clave cumbiera no hace más que resaltar la alegría original de la banda de Miguel Abuelo. De repente un saxo rompe el silencio de la noche rosarina. O tal vez sea que cuando algo es atronador el resto se vuelve nada. Suena Motor Psico, con Karen Scrinzi al frente usando unos lentes circulares negros. De ricota.
¿Cuántas cumbias no bailaste por andar de rockerito?
Preguntan todos juntos, casi a los gritos, como antesala directa del final. Las luces se encienden con fuerza. Carlos se vendió al barrio de Lanús, el barrio que lo vio crecer. Es el comienzo del fin, y del tema más cantado por todos. La versión Kumbiera del histórico tema de Dos minutos es el cierre ineludible para cada una de sus presentaciones. Suenan los últimos acordes, todos saltan y las manos arengan. Agradecen abrazados y se apagan las luces. Ir al baño y fumar otro cigarrillo empiezan a ser las prioridades y un rato después empieza Jarana Paraná. La noche sigue, y promete durar hasta la madrugada. Pero eso, aunque tiene una melodía parecida, es otra canción.