Clapper txt_VICTORIA ROTEMBERG_May_2019

Que la música sorprende, sana, atraviesa cada fibra emocional, no es novedad. Tampoco es noticia contar que en la ciudad y en la provincia estamos llenxs de talentos musicales. Lo que sí es destacable, es que en una misma noche se junte tanto de eso en un lapso de tiempo donde viajamos por distintas sensaciones y placeres, tanto acústicos como visuales. 

El viernes 17 desde las 22, estuvimos presentes en La Sala de las Artes (Suipacha 98 bis), dispuestxs a disfrutar cada minuto de dos shows imperdibles. Cerca de la medianoche, Sig Ragga rompió la lista reggae que sonaba en el espacio, para imponerse con aquello que ya hoy tiene más de una definición y género. Al finalizar, una hora más tarde, la Groovin Bohemia apareció, una vez más, con ánimos de no parar de sorprender. ¿Les seguimos contando? Claro que sí!

Sig Ragga-Groovin’ Bohemia, apertura imperdible 

Eran las 23:58 cuando las luces y el sonido daban cuenta de que la cosa empezaba. Y así fue. La iluminación combinada de manera excelente con el vestuario y look de Sig Ragga se impuso en una escena difícil de obviar. La banda, formada en 1997 en Santa Fe capital, utiliza el reggae como base y se divierte jugando con una diversidad de registros, géneros y estilos que los hace dueños de un espectáculo único. 

Algunas letras con idiomas inventados, revolucionarios. Otras canciones más sensibles, con ánimos de ser entendidas desde la composición también, aparecieron y se palpitaron emocionantes. Otras creaciones, reivindicando pueblos originarios. Y así, tras cada tema, una sensación distinta que daba un mismo resultado: pura buena vibra y admiración. 

La agrupación entonó 13 de sus tantos materiales, que forman parte de Sig Ragga (2009), Aquelarre (2013) y La Promesa de Thamar (2016). Los músicos santafesinos volvieron a copar la escena una vez más durante una hora seguida. Sin saludos ni diálogo. Música y sólo música. 

Sig Ragga-Groovin’ Bohemia, fiesta funk para todes 

Nuevamente la música de fondo se adelantaba a lo que se venía. Clásicos de los 70, 80 y 90 en el funk internacional se hacían presentes generando expectativas y ganas de bailar. Y así, con apenas algunos minutos pasados de las dos de la madrugada aparecieron ellos. El sexteto, liderado por Nico Chiocca, empezaba a hacer de lo suyo desde el comienzo. 

Performances acompañadas de su look glam hacían lo propio mientras la excelencia de toda la banda invitaba a un baile constante. Cerrar los ojos era teletransportarse a un show de otras épocas con el soul y el funk a flor de piel. La agrupación recorrió algunos de sus temas ya conocidos que pueden disfrutarse en SounCloud, algunos covers y adelantos que nos dejaron deseosxs de más. 

Además de lo propuesto por el frontman, la contorsionista Sofi Sánchez se lució en medio del espectáculo con performances increíbles que, junto a la participación del vocalista de Caliope, Brapis, fueron la frutilla del postre. Ver a la Groovin’ es encontrarse con un grupo de jovencitos locales con un recorrido musical y energético que pareciera tener varias décadas de existencia. 

La fiesta continuó junto a la dj Joy Benitez, con un set de funk, disco y house. Así fue que nos dimos el gustito de pasar por varios estilos, géneros y sensaciones. Una noche repleta de todo lo necesario para pasar un momento conectadxs con la música, la puesta en escena, pero, por sobre todas las cosas, con las propias emociones.