–“Ah bueno, entonces listo. Te clavo el visto y nos vemos.”– dice la cumbia pop que suena en todos lados desde hace un año. Y obvio que tu pre-consciente no dejará de tararearla, una y otra vez. Porque el visto es mucho más importante de lo que queremos admitir en nuestra vida cotidiana. Es un tick azul que, por más que tratemos verlo como algo menor, siempre va a ser razón suficiente de una crisis millennial.
¿Cantar las canciones?, ¿o ser cantado por las canciones?
En el boliche a las 3 de la mañana, y con cuatro vasos de fernet encima, la gritás con más pasión que un gol de Messi en el minuto ’93 contra Brasil en la final inter-galáctica. El «placer culposo» en la escucha musical sería la manera en que no podemos evitar quedar atrapados por ritmos y melodías que no cuadran del todo con nuestros gustos y que, difícilmente, podamos confesar públicamente que nos cautivan. Es decir, que si hacés una canción con un beat basiquísimo de güiro (el rallador de cumbia), con una letra también bastante simple sobre una problemática adolescente, es obvio que la vas a pegar.
Gustos musicales, ¿gustos de placer «culposo»?
No importa que andes por la vida con una remera de Megadeth, que hayas estado en mil pogos de Lo’ Redondo’ o que tengas tatuada la carita de Mac DeMarco en el antebrazo, el sábado a la madrugada para todo el mundo «Llamame más temprano» es un temazo. Tampoco nos salvamos del reggaetón, que muta en trap, y que muchas veces coquetea con la cumbia.
¿Escuchaste el tema de Maluma con Ricky Martin o con Thalia? Son terribles, pero esa melodía medio cumbia y casi mariachi que se repite en todas las canciones del género es adictiva. Además, las productoras ponen toda la plata necesaria para que las radio-estaciones la repitan cada media hora y en el supermercado siempre esté sonando la bandita de cumbia del momento. Entonces, no es nada llamativo que cuando llegás a tu casa esté tu papá cortando papas, moviendo las caderas, y cantando «Desde esa noche».
Reggaetón, fórmula del éxito comercial
El artista que en 2009 se dedicaba a las baladas hoy se dedica al reggaetón y la reina de pop latino colabora con el personaje de Juan Luis Londoño Arias (SI CHICOS, MALUMA SE LLAMA ASÍ). Sin ir más lejos, la semana pasada los usuarios de Internet fuimos víctimas de nuestro uruguayo menos favorito: Yao Cabrera. El youtuber especialista en bromas guionadas nos despertó con un single muy pegadizo, imposible de arrancarlo de nuestro sistema neuronal. Las redes sociales se llenaron de memes y burlas hacia el polémico intérprete, sin embargo, bastó reproducir el tema una sola vez para que esa melodía sea mi sombra durante el resto de la semana. De “Se me pegó el tema nuevo de Wisin” a tenerla primera en la biblioteca de Spotify hay un solo paso. Ya fue, ¿Cuál es el mambo de que empiece un tema del Villano y que después salte a Mick Jagger?
La música comercial a través de los años
La música comercial, pese a los cambios en el tiempo y los géneros, siempre fue igual y lo será. Ya pasamos la tormenta con las boybands y todas las reinas del pop norteamericano, ¿podremos sobrevivir a este nuevo género ¿Pop? ¿Cumbia? ¿Reggaetón? ¿Rap? ¿Trap?
Una salida posible puede ser, ¿Y si nos relajamos y transformamos ese placer culposo en sólo placer? Escuchemos esa canción de J Balvin toda la semana y que el domingo el grupo de whatsapp amanezca con un montón de audios de cada amigo, en un punto diferente del boliche, cantando la misma canción.