Clapper txt_JULIAN BELLADORE_Jul_2019
Llegamos demasiado temprano al teatro, así que solo nos queda esperar afuera. Por suerte el tiempo pasó rápido y la cola ya se empezó a armar porque el frío se siente cada vez más. En el público pueden verse muchos jóvenes, pero no faltan lo que tienen algunos años más, variedad de edades. Sala casi completa y puntualidad de parte de la banda. Apenas pasadas las 21:30 comienza el show.
La Familia de Ukeleles, por tiempos y lugares
Los 7 músicos aparecen en escena con un telón negro de fondo. Con un estilo y estética muy marcados, más lo que escuchamos, no nos es difícil imaginarnos con una copa en la mano, observando a una clásica orquesta en vivo en Estados Unidos allá por los años 50´s. Primer viaje.
Los temas de La Familia van desde el swing, al bolero, el folk, el country, blues y más. Todo eso guiado, casi siempre, por el sonido de un ukelele, que nos hace pasear por el rincón de alguna playa con sus melodías alegres. Las canciones van pasando por el inglés y el castellano, esto nos ayuda a movernos de un lugar a otro a través de los años, cosechando, en tren, mojándonos los pies, enamorándonos o desenamorándonos.
La Familia de Ukeleles, la familia y el público
Algunas bandas actúan sin pensar en el público, al menos durante el show. No es el caso de La Familia de Ukeleles. Con un ida y vuelta constante, casi siempre gracias al carismático Matías Martinelli (ukelele, autoharp, banjo y voz).Promediando el show, antes de hacer “La vereda tropical”, el cantante invitó a quien quisiera a bailar el bolero sobre el escenario. Dos parejas se animaron a subir y a bailar, y vaya si bailaron. Al terminar fueron felicitados por la banda y aplaudidos por el público, además de llevarse un disco como merecido “premio”.
El repertorio fue un repaso por los dos discos de estudio editados que tiene la banda La Familia de Ukeleles y El Gran Rubí y además ejecutaron un tema inédito, “El lobo”. La imponente, y también sutil , voz de Melisa Muñiz (ukelele, trompeta y voz) , la mezcla perfecta con los coros , los sonidos de la banda, y hoy además la acústica del Lavardén, coincidieron para generar una atmósfera asombrosa.
Luego de algo más de una hora, el recital va llegando a su fin. Pero antes, para los bises, la banda nos tiene preparada una sorpresa. Desenchufan todos sus instrumentos y se sientan sobre el borde del escenario para regalarnos una hermosa y dulce canción de cuna, «Lullaby«. Con el público ya completamente enamorado y fascinado bajan a el pasillo para interpretar “Ay Contigo Amor” entre la gente y así finalizar el show entre cálidos aplausos.