Clapper txt_Pau Turina_Jul_2018
Como es de esperar de Maia, su primer libro infantil no desarrolla tramas clásicas sino que va más allá, adentrándose en temáticas diversas y disidentes: la princesa que no quiere un príncipe azul sino a otra princesa, historias de amor entre un doctor y un marinero, ¿por qué una cebra tiene rayas y no cuadros?, una cucaracha sobreviviente de Chernobyl, una bella que en lugar de ser durmiente es hiperactiva, entre otros personajes que constituyen las narraciones de este libro.
Maia Morosano, pez barbudo y su rol de ilustradora
La autora se adentra en un mundo fantástico para contar historias diversas y plurales, con las cuales cualquier niño o niña puede identificarse. Entre los personajes, Morosano creó uno muy peculiar y por el cual el libro lleva su nombre, “el pez barbudo”, que permitió unir los cuentemas a lo largo del libro. ¿Y por qué cuentemas? Según explica la escritora: “Son textos en versos y en prosas que están mezclados, los textos en prosa podrían llamarse cuentos pero tienen mucho de poesía y los textos en verso, las poesías, cuentan una historia y por lo tanto son narrativas. Cuentemas porque son cuentos y poemas, todo al mismo tiempo”. Además de escribir géneros distintos, Maia dibuja y es por eso que realizó todas las ilustraciones del libro, incluso el personaje que lleva la tapa.
Maia Morosano aprendió a hablar a los siete meses y a los tres años ya escribía. “Era muy rompe quinotos y no sabían qué hacer para mantenerme quieta. No diferenciaba la literatura infantil de la otra literatura, la verdad que leía de todo, por supuesto que había muchos libros que no entendía, por ejemplo, me acuerdo que leí a Kant, porque mi papá tiene una biblioteca y una colección de libros de filósofos increíble, y por supuesto no entendía nada pero me gustaba el ejercicio de leer. Leía literatura infantil pero también leía otras cosas, en ese sentido mi familia no me impedía leer nada, es por eso que creo que el niño, niña o niñe puede leer de todo. Eso sí, el tema es cómo te acompaña tu familia en esas lecturas o si genera preguntas, cómo te acompañan en las respuestas, no te puedo explicar cómo los volvía locos a mis padres (risas)”.
Maia Morosano, s/z entre punteos de guitarras eléctricas y melodías pegadizas
La autora cuenta que escuchaba en su casa tanto a Sui Generis como a María Elena Walsh, a Peteco Carabajal como a The Beatles o The Rolling Stones, es decir, que el mundo infantil estaba dentro del arte en general. “En este sentido, me acerqué a la literatura infantil como me acerqué a la literatura en general. Al no quedarme quieta, mis padres encontraron en la lectura la manera ideal para entretenerme aunque sea un rato”, cuenta Maia. Es una lectora voraz desde chica, donde se pasaba las noches leyendo. Incluso, cuenta, que sus padres llegaron a cortarle la luz para que durmiera, pero ella, con solo ocho años ahorró para comprarse una linterna y leer bajo las sábanas.
“Me gusta mucho la literatura infantil: María Elena Walsh, Lewis Caroll, Julio Verne, Úrsula Le Guin, Dickens, son textos que me acompañan todo el tiempo, que releo y que incluso tienen su estante en mi biblioteca. Me gusta que en la literatura de María Elena justamente no se subestima al niño, niña, niñe sino que tranquilamente como adulto uno o una puede disfrutar esos textos de la misma manera, que son ocurrentes y que pueden hacer replantearte cosas. Para mí la literatura es eso, el espejo de uno mismo”, cuenta la escritora.
Maia Morosano, entre los libros y el Salmón
Maia es bibliotecaria en un colegio de la ciudad y fue en contacto con los alumnos y las alumnas que escribió los primeros tres textos del libro: La princesa gulicondesa, El doctor vampiro y El Dragón triste. “Empecé a escribir este material porque me di cuenta que no tenía nada para abordar el tema de diversidad sexual y tampoco de otras diversidades. A partir de esos tres textos que fueron fundacionales, pensé que había llegado la hora del libro. Dije, si ya tengo tres, hago diez más seguro (risas). Tuve la prueba empírica con los niños, las niñas y les niñes de la biblioteca de que funcionaban. En ese momento, se lo propuse a Rocío Muñoz, que es la editora de El Salmón y mi compañera literaria. Estábamos en octubre o noviembre del año pasado y Rocío me comentó que debería salir a principio de este año, fue así como pasé todo el verano escribiendo el libro”, cuenta entre risas.
Rocío (Muñoz) es íntima amiga de Maia, y desde hace años comparten la pasión por la literatura infantil, es por eso, que para la escritora, no hubo mejor editorial para publicar este libro que con El Salmón, que dirige Rocío. “No solo Rocío y Beto, su esposo y también editor del El Salmón son grandes amigos, sino que además, es una edición que tiene tres formatos: tinta, audio y braille, es decir, que apuesta a la diversidad de formatos y por eso es totalmente inclusivo. Por lo menos en el caso de los «Cuentemas del pez barbudo», cada formato es distinto y complementario entre sí: el libro en braille tiene los dibujos en relieve y con texturas, el libro en audio además de mi voz y una canción con Rocío tiene otras voces que interpretan los textos, que lo enriquecen y por último, el de tinta tiene dibujos para colorear adentro”, explica.
Maia Morosano, literatura compañera de vida
Para Maia Morosano, la literatura es una compañera de vida, una compañera de historias. En ella está depositada toda la historia de una cultura, de un país, del mundo entero. “Para mí la literatura no es una herramienta en el sentido de que no sirve para hacer ´algo´, sino que te repregunta o te acompaña. Pensar en la idea de que “sirva” para algo en el mundo capitalista en el que vivimos, donde todo tiene que tener una utilidad, es peligroso. Creo en un diálogo con la literatura, no utilizar la literatura sino compartirla. Por supuesto que a la palabra podemos pensarla desde lo lingüístico, desde la gramática, desde la sintaxis, desde el contexto socio cultural, socio discursivo, pero eso específicamente no es lo artístico, sino que el arte es aquella persona que pueda pensar el mundo desde otro eje, verlo con otra lupa y para mí, con los ojos de un niño, niña o niñe”.
«Cuentemas del pez barbudo» es un libro en busca de una infancia diversa, libre y creadora, donde la diversidad atraviesa cada uno de los textos. Según Maia, todas las personas somos distintas, y sobre esa “diferencia” es en la que hace hincapié. “Me atraviesan determinados temas, determinadas problemáticas que tal vez sean distintas de acá a diez años y que seguramente eran distintas diez años atrás, pero escribo lo que a mí me pasa. No tengo un proyecto, realmente no dije voy a escribir un libro porque no hay libros que hablen sobre esto, creo que si hubiera muchos libros que hablen sobre diversidad, lo hubiera escrito igual, porque es parte de mi esencia. Nací y de cierta forma era La bella hiperactiva. Creo que el libro va más allá de la diversidad sexual específicamente, la idea es mostrar que todas las personas somos distintas, y lo distinto problematiza, pone al otro u otra en un lugar incómodo. Es lo que me pasó casi toda la vida, cosas no escandalosas, mínimas, chiquitas, entonces voy a escribir sobre eso, porque es mi historia de vida”, se sincera.
Para Maia Morosano, el pez barbudo es el compañero creativo, o también puede ser una compañera creativa, que elije cualquier persona, de cualquier edad. Muchos niños, niñas, niñes tienen el famoso “amigo invisible”, que acompaña y aunque no está, no se toca, existe. Existe y acompaña en ese mundo de fantasía que es también el mundo real. Como los disidentes que se reúnen en el Bosque Valeriana para celebrar la diferencia, en Clapps! celebramos la publicación de este libro que constituye una lectura fundamental para mirar y observar el mundo – tanto adultos como infantes – de forma diversa y amorosa ante las diferencias