Clapper txt_Pau Turina_Oct_2018
María Belén Campero es filósofa y publicó su primer libro de poesía “Cuando morimos nos quedamos en casa” con la editorial cordobesa Alción. Escribe desde chica, recuerda las noches con sus seis hermanas en donde cada una narraba oralmente un verso de alguna poesía en particular. Pero fue a partir del nacimiento de su hija Are en el 2012, y su experiencia con la maternidad, que la escritura comenzó a surgir con mayor intensidad. Belén terminó el secundario y quiso estudiar Filosofía, pero ante las dudas y preguntas de los demás sobre la salida laboral, decidió estudiar Psicología. La carrera le encantaba pero después de tres años, decidió dejarla y empezar lo que siempre había querido estudiar y ser: filósofa. En ese momento, el año académico había empezado y tenía que esperar al siguiente para anotarse y por eso el resto del año tomó clases de italiano y se anotó en el taller de escritura de Marcelo Scalona.
Belén lee y escribe tanto narrativa como poesía, aunque la poesía la siente más cercana desde siempre. Su primer libro de poesía “Cuando morimos nos quedamos en casa”, es un libro de una prosa minuciosa y delicada. Cada palabra parece haber sido muy pensada y elegida entre muchas. Cada poema arma una trama con los materiales sencillos de la vida. Y según palabras de Selva Almada en la contratapa: “No es un libro, es una experiencia hermosa”.
Después del nacimiento de su hija, la escritora comenzó a tomar notas que tenían que ver con la práctica de maternar, como ella lo menciona en la charla. Se puso en contacto con Natalia Romero, con quien hizo la corrección de los poemas del libro, y quien la alentó a que lo armara. Además, actualmente participa de un espacio de clínica con Claudia Masin en Rosario y hace dos años que trabaja textos de narrativa con Selva Almada a partir de una beca de formación que obtuvo del Fondo Nacional de las Artes. Todo este trabajo a la par.
Clapps!_En la contratapa, Selva menciona que en tu poesía hay una trama con los materiales sencillos de la vida diaria y que la naturaleza está muy presente, ¿para vos qué importancia tiene en tu cotidianidad?
Belén_Hay una pregunta que atraviesa mi escritura: ¿Qué es lo que hace que me siente a escribir? De la misma manera que me lo pregunto cuando hago filosofía. Me gusta pensar a la filosofía del mismo modo que a la poesía, no sólo como actos amorosos, que creo que son, sino también como la posibilidad de agujerear la realidad. ¿Cómo se hace una pregunta filosófica? No sé si hay una fórmula para hacerlo, pero pienso lo mismo a que si tengo que responder cómo se escribe un poema. Con una flor por ejemplo, la deshojas pétalo por pétalo, ves que hay adentro, bajas al tallo, y después a la tierra, la miras en el contexto, no es fuera de eso. Lo que pienso es que para hacer filosofía y para todo, incluso para recuperar la sensibilidad, lo que tenemos que hacer es poner atención en lo cotidiano. A mi porque me gusta mirar el proceso de una planta, la flor, eso es lo que me moviliza.
Clapps!_Pero no sólo las plantas, sino que en tu poesía hay mucho escrito sobre los fenómenos naturales en general.
Belén_Sí, esas cosas que quedan. Cuando pasa un viento fuerte, una tormenta, qué es lo que quedó. No sólo lo que trajo, sino lo que fue haciendo, la pared manchada con barro después de la lluvia y lo caracoles que salen después de una tormenta. Cada uno pone la atención en lo que le gusta.
Mientras habla, Belén tiene una forma pausada de hablar, y de describir lo que siente. Su mirada filosófica se nota en su forma de pensar y de mirar el mundo, que por supuesto está en su escritura. Incluso, cuenta que hace un tiempo viene pensando en la idea de unir la academia con la poesía y la narrativa. Asegura que cuanto más trabaja en las prácticas de escritura, más afianza su escritura científica.
El día que llegó la caja de libros desde Córdoba, Belén se había hecho un guiso de lentejas, su comida favorita desde la infancia, y había comprado un vino. Pero la cena no había sido pensada para festejar, sino como un mimo tras conocer la noticia por mail que no continuaría como becaria del Conicet, en este contexto de recorte. La llegada de los libros fue como un mimo, para de alguna manera, alegrar un poco esa tristeza.
Clapps!_En el libro hay poemas que hablan sobre maternidad, ¿pensás que hay una manera distinta de concebirla actualmente?
Belén_Creo que estamos comenzando a cuestionar las formas ligadas a los mandatos, pero es muy difícil. Tengo una perspectiva positiva al respecto, creo que el feminismo ayuda mucho a volver a mirarnos, a volver a nosotras, cada una en su ejercicio de ser madre. Pero tenemos mucho todavía por andar. Seguimos siendo las mujeres las que estamos a cargo, la mayor parte del tiempo, de la crianza de los niños y las niñas y las que vamos a las reuniones de padres y madres. Me sigue pasando que en las notas del cuaderno de comunicación de mi hija, que va a la sala de 5, respondo: “¿Y las niñas? ¿Y las mamás?” porque invitan a los papás para hacer una actividad y muchas veces son los que no están, siempre somos mayoría las madres las que estamos presentes. La maternidad nos energiza, nos transforma, y nos pone en nuevos lugares, te pone en una situación de incomodidad, de contradicción, que está buenísima pero que te toca vivenciarlo a fondo.
“Cuando morimos nos quedamos en casa” es una frase que surgió en una charla con Are, su hija. Una vez que estaban los poemas reunidos, y consideró que el título de ese poema tenía que ser el título del libro: ¿qué hacen que las cosas permanezcan? y ¿por qué nos quedamos en los lugares? En varios poemas del libro se encuentra la mirada sensible de su hija sobre la vida y las cosas. “Pienso que los niños y las niñas ven las cosas con más detalles, sobre las cosas mínimas. Después de la presentación del libro, Natalia Romero se quedó a dormir en mi casa, y al otro día, Are, me dijo: “Mamá tengo magia en mi cabeza, puedo saber lo que ustedes piensan”. Obviamente son comentarios que me quedan dando vueltas. Lo mismo que el título del libro, que se lo debo a ella”.
Para Belén, la escritura es esa posibilidad de perforar la realidad, de volver a mirar, de volver a ver, y por lo mismo, de poder habilitar la transformación, porque “de la misma manera que se transforma la escritura, se transforma la vida”.
Sobre la autora
María Belén Campero, nació en Rosario en la primavera de 1978, estudió y se doctoró en Filosofía. Hace investigación y coordina talleres de Filosofía en su ciudad. Recibió en 2010 el primer premio del Concurso Anual de Ensayos Legislador José Hernández y en 2018, publicó su primer relato filosófico dedicado a niñas y niños: “Mine y el tiempo. Una aventura puede comenzar en tu ventana”. Si tiene que definirse, aunque prefiere evitarlo, dice que es una mujer trabajadora.