Clapper txt_Matías San Martín_Oct_2018

Una nueva discusión social se está empezando a sentir y distintas posturas cobran fuerza: #SiALaESI y #ConMisHijosNoTeMetas. Ambas como el reflejo de la cultura de la polarización actual.

Lo cierto, es que verdes y celestes parecían estar de acuerdo en algo que en pleno auge pro y anti aborto parecía indiscutible: profundizar la educación pública y privada, dándole un enfoque sexual enriquecedor, superando cualquier barrera ideológica e institucional.

Este nuevo proyecto educativo sería propagado por el estado nacional, actuando este como garante de una educación con perspectiva inclusiva y lo más open mind posible. Quienes se oponen a la ESI apelan a una ideología de género falaz e inexistente, no obstante, lo que se quiere derribar es justamente la ideología impuesta por sectores duros, y dogmas históricamente instalados que impiden una correcta circulación de una educación sexual libre desde el año 2006.

Los ejes educativos en materia sexual de la mayoría de las escuelas, rondan en base a cambios físicos en la pubertad y al análisis de la genitalidad. Desde esta mirada limitada quedan afuera enfoques sociales actuales y que están sucediendo.

Los bloques primordiales del proyecto legislativo de la ESI son 5:

Reconocer la identidad de género

Respetar la diversidad

Valorar la afectividad

Ejercer nuestros derechos

Cuidar el cuerpo y la salud

Ningún padre o madre puede decidir acerca de qué educación reciben sus hijos, ya que el acceso a la misma es un derecho que nadie puede pisotear ni intentar frenar.

A su vez, el rechazo a la implementación de este posible nuevo sistema, se identifica en la famosa frase  “a mis hijos los educo yo”, casi como queriendo configurar a su descendencia a gusto y piacere.

Es importante la visibilización y posterior inclusión de sectores marginados y paralelamente un proceso de aprendizaje que conlleve a la comprensión, derribando viejos paradigmas. Si creen que el diablo travesti de Las Chicas Superpoderosas va a estar en las aulas atormentando a sus hijos con malas ideas, a estar tranquilos, que eso no va a pasar.