Clapper txt_JULIÁN BELLADORE_Jun_2018

Hace frio en Rosario y llegamos a Entre Ríos al 500, pleno centro. Sandwichitos y un buen vino sobre la mesa a modo de recepción, ¿Será para que no nos “enojemos” porque en un rato nos van a vendar los ojos? No lo sabemos. La gente conversa, come, bebe, espera. Estamos ansiosos, pero tranquilos a la vez. Queremos empezar el viaje.

Una organizadora nos indica que hay que formar fila, apagar los celulares, que tenemos que bajar de a grupos de tres o cuatro personas, que nos vendarán los ojos, y que si necesitamos algo durante el show, solo levantemos la mano y alguien nos asistirá. Descendemos por las escaleras y estamos listos para entrar, o salir, o abordar un barco, o un tren. Cada uno decide, o la decisión lo encontrará en el medio del recital, o no.

Caramba, con la venda puesta y los sentidos agudizados

Ya tenemos la venda puesta, no vemos nada, extraño. ¿Cuándo fue la última vez que no viste y no estabas durmiendo? Alguien guía al grupo y ahora nos queda confiar y agarrar de los hombros a quien tenemos adelante en nuestro camino a las butacas. Pisamos y hay algo raro, no sabemos qué es, si lo escuchamos por su ruido, o lo sentimos con los pies. Los sentidos ya están jugando.

Después de chocarnos varios escalones, que parecieron más altos de lo normal, estamos sentados. Tiempo de esperar, tienen que acomodar al resto del público. Olor a palo santo y una música tribal van armando la atmósfera. Conversás con quien tenés al lado, debatís sobre los distintos aromas y sobre las supuestas dimensiones del lugar. La banda todavía no empezó a sonar: Silencio.

Caramba, diferentes sensaciones

Arranca sólo la batería, inmediatamente después el resto de la banda y largos segundos más tarde, la voz, tenue, casi como una plegaria. Llegó la hora de escuchar. Por más de una hora, la música será el hilo conductor que sacará a pasear los sentidos. Caramba repasa casi todas las canciones de su último disco Celeste. Los temas están unidos por distintos efectos de sonido y el viaje nos lleva por distintos lugares y momentos. Turbulencias, miedos, suspenso, nuestra infancia. Hasta que una lluvia ¿roja? nos pega en la cara y nos tranquiliza un poco. Los olores siguen, penetrantes. Los sonidos desde todos los rincones y la concentración, al máximo.

Vamos a hacer el último tema, pueden sacarse las vendas cuando lo sientan”, dice una voz. El viaje se va terminando, un poco rápido quizás, pero nos dejan volver de a poco, nada es brusco en el recital de Caramba. Disfrutamos el último tema ya sin vendas, con la vista acostumbrándose de nuevo a las luces y reconociendo el lugar que habitamos durante la última hora.

INFO: El viernes 28 de junio a las 20:30 hs Caramba presenta el último Recital Ciego de este ciclo. En el Cultural de Abajo (Entre Ríos 579).Caramba es Nico Loreto (guitarra y voz); Nacho Ponce (guitarra); Franco “Mestizo” Serafini (Bajo); Daniela Martinez (Batería).