Rosario es una ciudad históricamente tanguera. Al mismo tiempo, en su momento ha sabido recibir a provincianos de todo el litoral, siendo la ciudad donde creció y se difundió el chamamé. Uno de los géneros es más bien citadino, urbano, el otro, del interior del país, pero no dejan de ser dos músicas que nacen de los suburbios, orilleras.

Cuna de grandes músicos de tango, en Rosario es conocida la generación de la Trova Rosarina, y de la escuela bandeononística han surgido tipos muy grosos como Fernando Tell, que tocaban al lado de Troilo. Por otro lado, además de la tradición que es parte de la historia rosarina, resultó importante la existencia de Mutar, el Festival de Tango Mutante, donde se da el fenómeno de toda una camada de jóvenes interesados en el tango y que se han apropiado de él, impulsándolo.

Martín Tessa, guitarrista de tango; de la escuela del “criollismo greliano” como le gusta decir a él; ex integrante de la Rosario Smowing; actual docente en la Orquesta Escuela; músico en la Orquesta Utópica; y además compositor; arreglador. Nacido en Santa Fe, se vino a vivir a Rosario a los 4 años, empezó a tocar tango a fines de los 90 y afirma que “hoy el tango está más presente que hace 10 años atrás”.

Tessa estará presentándose junto a su trío con Javier Ramírez y Julián Cicerchia, el viernes en El Aserradero. Trío que arrancó hace unos años con interpretaciones de tangos tradicionales. Tessa nos cuenta que laburan mucho con canciones de Roberto Grela, referente de guitarra criolla en el tango. “Grabamos un disco el año pasado y de ahí también surgió la posibilidad de meter algunos temas propios, y de rendir homenaje a compositores contemporáneos también”. Lo interesante es la incursión que están empezando a hacer en el chamamé, tomando como referentes a Rudi y Nini Flores.

El legado de Rudi y Nini

Ambos tríos se inspiran en músicos como Rudu y Nini Flores, quienes de algún modo han abierto la posibilidad de unir un montón de músicas. “Usando como excusas a Rudi y Nini, podemos reunir sonidos, géneros, formas musicales, y en una misma noche tocar jazz por ejemplo y al mismo tiempo tango”, cuenta Homero. “Fuimos unos privilegiados de poder haber sido contemporáneos de esos tipos, que nos enseñaron a poder cooptar y reunir músicas, sin estereotipos y respetando la amplitud de la música”. Ambos músicos, charla de por medio, concluyen en que el sonido es algo universal, es transmisión y lenguaje, y ante todo, es libre.

La muerte de Nini Flores dejó un hueco que existe en todo estilo que no llegó a desarrollarse en todo su esplendor, o que tenía muchas cosas más por seguir aportando. Significó un golpe para la música argentina que se traduce en vacío. Faltó que se multiplique, que se vuelva escuela, que exista una apropiación y un desarrollo más profundo. Sin embargo, lo que dejó con su basta carrera fue riquísimo, y con respeto y humildad, músicos como Tessa y Chiavarino quieren rendirle homenaje.

El trío de chamamé estará compuesto por Chiavarino, González y Coronel. Cosa media rara le parece a Homero encasillar al chamamé en la Rosario céntrica, puesto que este género supone toda una cosa ritual que va acompañada más bien del baile, el encuentro, la comida. “Son músicas que se han gestado al calor de una bailanta, y que después cuando uno lo quiere recortar y meter en un teatro, frío, con luces, en silencio, no es el hábitat de esa música. El público valora el trabajo igualmente y lo disfruta, pero por eso también ideamos esta conjugación junto con los amigos del tango, para juntar fuerzas y que suceda algo más”.

El 16 de junio se va a dar este encuentro de música popular, géneros que en Rosario se desarrollaron, crecieron, vivieron y sigue estando vivos. No es casualidad que se encuentren nuevamente en una ciudad portuaria, con tanta historia y melancolía, el tango y el chamamé han convivido mucho y lo volverán a hacer el viernes en El Aserradero con estos dos tríos.

Mirá y escuchá «A fuego lento» (Horacio Salgan) x Tessa-Ramírez-Cicerchia