Clapper txt_Agustín Vargas_Ago_2018
“Comencé en el año 93 a través de un aviso en el diario donde buscaban una persona que tuviera conocimientos de música”, relata Fabián Del Pozo al ser consultado por su recorrido personal en Videoteca. Este local, especializado en alquiler y venta de películas y que cuenta con servicio de digitalización, fue fundado en 1983 por Carlos Perrone como anexo a Audioteca, una casa de equipos de audio importados y de alta calidad que estaba ubicado en Cochabamba y Sarmiento. “Cuando entré a trabajar en Videoteca —continúa— ni siquiera tenía videocasetera en mi casa. Siempre fui fan del cine, un aficionado para ver películas, de tratar de hacer una experiencia personal para encontrar el cine que a uno lo satisfacía de otra manera, no el que siempre te imponían, como siguen haciendo las publicidades o la taquilla”.
Con el transitar de los años, Del Pozo fue tomando experiencia en el trabajo fundamental del videoclubista: escuchar e interpretar a los clientes para poder sugerirles películas que estén en sintonía con sus intereses. “Soy un convencido de que existen tantas películas como potenciales espectadores haya, eso me parece buenísimo. Acá nunca negamos ni despreciamos ningún tipo de pedido o solicitud… Hay que comprender que disfrutar una película pasa por una experiencia personal, individual, que a veces se comparte ya sea en una reunión, en pareja, en una sala de cine o en casa”, aclara Del Pozo que, tras el fallecimiento de Perrone hace pocos años atrás, se erigió como único propietario de este establecimiento que en 1998 —en coincidencia con el declive del VHS y el surgimiento del DVD— se mudó a calle Entre Ríos 1772, donde permanece actualmente.
Bajo el trato atento del propio dueño y los “videotecarios” Lisandro Scalona y Rocío Chavero, quienes recorran los pasillos de Videoteca se encontrarán con un ambiente que respira cinefilia. Con más de veinte mil títulos, muchos clientes disponen de su tiempo para indagar en las variadas secciones dispuestas por el local, entre las que se destaca la denominada Directores, una de las preferidas por los amantes del séptimo arte. A propósito de esta sección, Del Pozo comenta: “Me acuerdo que teníamos una sección que se llamaba Grandes Directores, y por ahí el término “Grandes” era un poco ambiguo. Sugerí transformarla en una sección que simplemente se llamara Directores, y que ahí pusiéramos algunos directores reconocidos con los que contáramos con material para elaborar una filmografía lo más completa posible. Fue una sección que se fue incrementando, y desde hace mucho tiempo es una de las principales del lugar porque le permite a la gente elegir de una manera diferente a como siempre se catalogó”.
Clapps!_Considerando tu cinefilia, ¿te dieron ganas en algún momento de escribir o hacer cine?
Fabián_De escribir, sí. A finales de los años 90 con un grupo de compañeros de trabajo de ese entonces, y amigos y referentes de la enseñanza, fundamos entre nosotros la primera revista, y única que yo conozca, que se hizo acá sobre cine que se llamó El Eclipse. El tema de la escritura sí me da vueltas…
Videoteca, sobreviviendo
Los cambio de hábitos de consumo propiciados por las nuevas tecnologías —el streaming y la llamada “piratería” suelen ser factores claves— afectan a los videoclubes del país, que se ven relegados a subsistir gracias a sus recomendaciones personalizadas y la variedad de títulos con la que cuentan. Videoteca no es la excepción a la regla y, en palabras de su titular, “sobrevive con mucho esfuerzo. A mí la palabra “sacrificio” no me gusta usarla porque estaría asociado a algo que uno hace forzadamente, acá lo hacemos todo con gusto”, agrega.
Más allá de la implicancia que tiene el desarrollo tecnológico, los videoclubes argentinos también se ven afectados al estar obligados a comprar las películas a la única editora que opera en Argentina, SBP Transeuropa. Entre 12 y 18 son los estrenos mensuales que tiene Videoteca, sin contar las rarezas o películas que en el país no han tenido exhibición pero que son sumadas al catálogo por otros medios. En este sentido, Del Pozo explica: “Acá siempre estuvo dando vuelta en forma abstracta y genérica el tema internet y la piratería. Yo nunca le eché la culpa totalmente a eso, hubo un conjunto de cosas. Hubo poco involucramiento de las empresas locales, como ha pasado en otros rubros.
Los empresarios argentinos sabemos que son bastantes particulares, en varios sentidos, y eso se replica también en esta actividad. Fijate vos que la distribución de películas en mi actividad terminó siendo un monopolio: hoy en día sólo le puedo comprar a una sóla empresa distribuidora, que decide qué publicar, a cuánto lo cobra. Es una especie de imposición. A lo mejor si hubiese competencia, si se disputaran algún tipo de cine o nicho de mercado, tendríamos más opciones”.
Para el dueño de Videoteca, además, es por una cuestión empresarial que el Blu-ray en Argentina no logró masificarse en los hogares y constituirse como una alternativa: “De entrada lo colocaron como un producto de élite, costoso, y tranquilamente lo podrían haber comercializado de una manera más accesible. El Blu-ray no tiene comparación, ni siquiera con el streaming; el streaming nosotros lo recibimos, sobre todo en el tema audio, de una manera muy comprimida. Y en el tema imagen también, nos estamos perdiendo disfrutar de las películas como se debe”, añade.
Otra de las aristas a considerar es el papel del Estado. Además del IVA, este tipo de comercio se ve obligado a pagar un 10 por ciento por la Ley de fomento cinematográfico. Ante esto, Del Pozo señala que se encuentran en desventaja porque “nunca nos valoraron como actividad cultural poniendo un impuesto que es discriminatorio, porque no existe para otras actividades; por ejemplo, libros, diarios y revistas tienen un esquema de impuestos diferente por considerarlos material cultural. Nosotros no sólo no estamos favorecidos porque pagamos el IVA como cualquier otra actividad, sino que además tenemos un porcentaje importante de lo que popularmente se llama “impuesto al video”.
Cinefilia y diversidad
Pensar en el cliente medio de Videoteca es pensar en un público más bien cinéfilo. De todos modos, Del Pozo aclara que “hay un gran variedad”, y destaca el papel que juegan los jóvenes: “El público joven es inquieto, le interesa saber, abrirse a otras propuestas de cine que no son las que vienen más o menos encasilladas por la taquilla”.
Con respecto a los últimos años, el propietario aclara que cada vez más se apuesta a recuperar antiguos clientes que por “cambios de hábitos” habían dejado de ir a este espacio, pero que ahora vuelven “disconformes con lo que ofrece la otra opción en cuanto a diversidad y calidad”.
Clapps!_En definitiva, Videoteca sobrevive porque tiene clientela…
Fabián_Sí, la sigue habiendo. La hemos sabido captar, mantener e incentivar porque a diario se siguen sumando nuevos socios, eso es una buena señal. Hemos sabido adaptarnos a los tiempos; en una época la competencia era Blockbuster, y le supimos competir readaptándonos y modificando cosas… Hoy trataremos de sobrevivir a Netflix.
El cine como lugar de encuentro
Del Pozo rescata la idea de pensar el cine como un espacio de encuentro. Bajo este axioma, el local cuenta con un salón de usos múltiples donde se realizan proyecciones, talleres y charlas-debates que han sido moderadas por reconocidos críticos y docentes. “El próximo paso es incentivar y mejorar las comodidades del sum”, se entusiasma. Sin embargo, su gran anhelo es poner dentro del sitio un café cinéfilo: “A través de las redes sociales estoy en contacto con videoclubes de todo el mundo… Hay un caso paradigmático de un videoclub de Barcelona, que este año incorporó una pequeña sala de proyecciones y anexó una pequeña cafetería. Quizá a futuro lo podamos adaptar a este local, que es espacioso. Así como existen los cafés literarios, ¿por qué no un café cinéfilo donde la gente pueda tomarse un café, ver algo en una pantalla o leer publicaciones sobre cine?”.