ANUARIO 2018
Clapper txt_Pau Turina_Sep_2018
María Moreno es escritora, ensayista, periodista, crítica cultural argentina, y definitivamente una de las mejores cronistas de argentina y latinoamérica. María publicó novelas, ensayos, crónicas, libros de no ficción y sus dos últimas publicaciones han obtenido enormes elogios de la crítica y de lectores y lectoras: el libro de ensayo Black out, y Oración. Cartas a Vicki y otras elegías políticas. Ambos libros editados por la reconocida editorial Random House. Según la descripción que encontramos en Revista Anfibia, donde María Moreno escribe artículos, durante la dictadura hacía periodismo en Siete Días y en Status y en gran medida por una cuestión de censura, hacían una especie de laboratorio de escritura, que se podía escribir un barroco que permitía decir y no decir, o decir algo inadmisible sin que se notara, de una manera alambicada.
Clapps_¿Cómo surgió tu último libro Oración. Cartas a Vicki y otras elegías políticas? ¿Cuándo decidiste escribirlo?
Moreno_Tenía bastante preocupación por el efecto que podía llegar a tener el libro sobre los sobrevivientes, relacionados a Walsh: Lilia Ferreyra (última pareja de Walsh) y Patricia Walsh concretamente. Casi que te diría que es una interpretación que hago a posteriori, porque es algo con lo que hacía diez años que venía trabajando. Es cierto, la pregunta es por qué se me ocurre empezar a cerrarlo, y creo que fue la muerte de Lilia que me conmocionó mucho, porque era muy cercana a ella. En parte, terminarlo fue una manera de dedicárselo y al mismo tiempo creo que me sentía más libre de su mirada, sobre todo en el sentido que me siento muy ilegítima en este espacio de la política específica porque siempre me ocupé de temas de la vida cotidiana, como por ejemplo, con temas ligados a las disidencias sexuales. Siempre había trabajado en ese espacio, y con este libro sentí que tenía mayor responsabilidad que jugaba alrededor.
Es una interpretación, no es que dije “por esto lo escribí”, también se nota en relación al tiempo que me tomó armarlo porque es un libro muy arborescente, tiene muchas investigaciones ligadas al tema que hice a lo largo de muchos años haciendo periodismo y elegí no dejar nada afuera, es como que metí toda la carne en el horno (risas). Quizá lo ramifiqué demasiado pero me parece que todo tiene que con el eje, que siempre es la misma escena, el enfrentamiento en la casa de calle Corro, y la mirada de Vicki, esa hija que está en escena. Todo el libro son variaciones en torno a esa mirada, ese es el eje, aunque sea un libro demasiado rizomático.
Clapps!_En la charla con Cristian Alarcón mencionaste que no creías en el llamado “periodismo narrativo” porque el periodismo en sí es narrativo.
Moreno_Sí, para mí el periodismo en sí utiliza elementos narrativos, ese auto despojamiento deliberado también es un elemento retórico.
¿Y concebís a la escritura en términos de géneros?
Clapps!_No es voluntario decir que soy “desgenerada” (risas) pero el libro Oración. Cartas a Vicki y otras elegías políticas suele generar esa pregunta, ¿de qué género es? Para mi es un ensayo, que muestra un linaje periodístico. En un ensayo se pueden incorporar testimonios, momentos de estilo más trabajados, otros momentos donde se hace más laboratorio de escritura y otros con un lenguaje más instrumental. Creo que se nota en el libro en relación a las zonas separadas, que quise dejar porque podría haber mostrado una coherencia pero me parecía que en ese sentido, tenía mucho de mi trabajo de reciclaje en los diarios.
Clapps!_En tu libro «Black out», editado por Random House, exploraste un tono autobiográfico, ¿por algo en especial?
Moreno_También diría que es un reciclaje de varios períodos de mi vida. Pero también te diría que es muy deliberado ese yo autobiográfico porque surgió de forma bastante tuneada. A veces lo leen demasiado literalmente, pero yo diría que ahí adentro, el eje sigue siendo un ensayo sobre el alcohol, un ensayo histórico, social e incluso ligado la literatura argentina. Hay un eje con la biografía de otros, con los autores que elijo, creo que hay una mirada, una construcción. El “yo” ahí es una coartada.
Clapps!_Una frase tuya dice que «La revolución de las mujeres es una revolución sin pasado, sin fracaso e irreversible». En relación a ella, ¿qué opinás sobre el movimiento feminista de la actualidad?
Moreno_Creo que se ha generado otra forma de hacer política, una transformación radical de lo que significa la política en sí misma. Hay que darle tiempo, pero me parece que es algo que mundialmente es irreversible. Igualmente me gustaría hablar del espacio que conozco, por ejemplo la organización Ni Una Menos me parece que trasciende a la política y ha generado cambios en la vida de las jóvenes. La zona de disrupción de esa imagen, como si fuera algo expresivo o performático que las convoca absolutamente. Más allá de cómo continúe y en dónde esté situado en los distintos espacios, porque es un movimiento muy abarcativo. Actualmente se pone el eje en reinvidicaciones mucho más allá del feminismo, me parece que eso es novedoso respecto al feminismo de los 80. En las vidas personales de estas jóvenes hay un efecto de ese movimiento, y me parece que eso no sucede en otra forma a la manera de hacer política. Vamos a ver qué pasa después a las políticas específicas, a lo que se consigue, y no solo en la obtención de derechos, sino en transformar los términos mismos de la política. Yo creo que está ese germen en Ni Una Menos y en el 8M por ejemplo.
Clapps!_Y en relación a los ‘80, puntualmente en 1984 fundaste la revista Alfonsina, un periódico feminista que fue primero en su estilo a la vuelta de la democracia. En la revista hiciste escribir a personalidades como Laiseca, Grüner, Fogwill y Caparrós, firmando con nombre de mujer. ¿Cómo fue esa experiencia?
Moreno_Fue muy gratificante y muy solitaria. En esos momentos no eran visibles los grupos feministas, trabajé con feministas que pertenecían a movimientos pero sobre todo independientes. Pero era más bien una construcción literaria, casi un periodismo ficcional, debido a que no había la posibilidad de armar una redacción para una revista feminista, incluso hice una experiencia medio vanguardista que fue un poco criticada, en la que escribían varone conocidos de la cultura. Para mi fue muy interesante porque renunciaban a sus nombre y a menudo escribían eligiendo el nombre de la madre o de la hermana. Era producir un efecto en la escritura que era muy interesante realmente, aparecía algo de lo que ellos pensaban que era su feminidad. No me arrepiento de esa experiencia.
Clapps!_En cuanto a la literatura específicamente, ¿te parece que hay más visibilización de las autoras mujeres?
Moreno_No sé si hay más visibilización. Creo que sigue funcionando la coalición patriarcal, un modelo de funcionamiento corporativo genérico, si se pregunta por los contemporáneos no se menciona a una escritora y tampoco a una cronista, pero al mismo tiempo hay reconocimiento. Incluso yo misma he tenido reconocimiento general crítico, pero como si fuese a título de excepción. De todos modos, quienes están produciendo actualmente algo muy interesante en la literatura son mujeres, con diferentes proyectos: Mariana Enríquez, Gabriela Cabezón Cámara y Selva Almada, por poner ejemplos, quizás esté excluyendo bárbaramente a alguien pero mencionaría a ellas tres. Es interesante que están produciendo algo en relación a la lengua, de alguna manera, Mariana Enriquez eligiendo un género y dándolo vuelta totalmente, Gabriela Cabezón Cámara metiéndose en la reescritura de un libro hegemónico nacional, y Selva Almada trabajando con la lengua y volviendo al gran relato.
Clapps!_Volviendo a la charla con Cristian, también mencionaste que la crónica para vos tuvo siempre un valor político, En qué sentido? ¿En el sentido de denuncia?
Moreno_Para decir eso sigo a Carlos Monsiváis, un gran teórico de la crónica, y un gran cronista, que dice que tradicionalmente el cronista está del lado de los desposeídos y de los marginados. Tiene una larga lista donde enumera a esos desposeídos: prostitutas, presos, militantes gremiales, homosexuales, y la lista sigue. El cronista es de izquierda en la construcción latinoamericana, por lo menos de posiciones democráticas populares. Pueden ser muy críticos de su propia clase también, pero no hay alguien muy evidente que sea cronista de la clase alta.
Clapps!_¿Y vos María a quién lees? ¿A quiénes estás leyendo?
Moreno_En realidad leo de manera deformada mientras investigo. Después leo cosas muy anacrónicas. En este momento estoy en abstinencia (risas). Cuando leo, leo hasta terminar, por eso puedo leer un libro en unas horas. Acabo de leer el libro “Los casos del comisario Croce” de Ricardo Piglia, que acaba de salir Y me pareció un libro excepcional y entrañable.