Clapper txt_Matías Querol_Feb 2018
(Viene de la primera entrega)
La llave que encontramos para comprender la popularidad de Los Redondos tiene que ver con volver sobre esta serie de diez canciones que, en mayor o menor medida, y pese a diferencias formales en lo musical, exponen un sentir masculino próximo a la soledad rencorosa por desear sin ser deseado. De la misma manera, y en línea con lo anterior, en muchos de los casos de esta lista está presente un guiño cómplice a la condición de clase social donde “lo popular” armoniza con la voz del Indio; y que sólo un cizañero con lupa del gremio del rock podría adjudicarle un tinte benefactor.
Estas diez canciones, pronto a ser reveladas aunque ya deslizamos ligeramente un anticipo de alguna de ellas para un lector atento, se vuelven espejo fiel de la eterna desdicha de los jóvenes lobos alzados; reducidos a papel obra por un photoshop ya imperativo como estética global sin porosidades en los primeros ´90. “Algo” en estas diez canciones/faros alumbra a la manada quemándose de amor a la espera de una presa zigzagueante que nunca llegará a los brazos. Ese “algo” es el “nunca” en el deseo para estas mayorías que bajan la vista por el rechazo femenino que los hunde en la nada; materia prima expresiva que ebulle como honda verdad cuando uno juega y se pierde y se encuentra en la discografía ricotera.
Los Redondos, últimas cinco (5) canciones
En esta tercera entrega presentamos a nuestros lectores las últimas cinco (5) canciones de los últimos cinco (5) álbumes de estudio editados oficialmente por Los Redondos en las que adivinamos en juego de escucha flotante este eje temático/conceptual; sentir masculino de frustración por un deseo no correspondido por las mujeres. Sin demora, vamos a las canciones de la obra ricotera que creemos están relacionadas con el eje temático/conceptual en tanto factor que pudiera hacernos comprender el fenómeno de popularidad inédito en el rock argentino:
6-«El arte del buen comer» (Lobo suelto, cordero atado -1993)
Editada en uno de los álbumes del doble Lobo suelto, cordero atado (1993), «El arte del buen comer» pone al frente la guitarra distorsionada de Skay junto a la potencia de la voz de Indio y despeja casi en forma literal- sin eufemismos u ornamentos expresivos- el punto de vista del joven lobo de la barriada frente a una mujer («pituca«) que puede asociarse a una cheta inalcanzable. «Pituca cree que es el mejor, el mejor culo para su sillón, y sabe bien que hoy su chance es gorda». Aquí, Indio desde la vocalización incorpora el poder femenino de la belleza física como manejo a su antojo de la mirada y el deseo de los hombres que la siguen aunque sin suerte.
Más adelante, la frase «Rodeada de grandanesas, que se salen de la blusa, con bestial dulzura, rouge, y risas de Baron B, así Pituca se la cree (…)«, enfatiza una vez más el valor del eje temático/conceptual, sobre todo en la juntada de los jóvenes lobos desde afuera de la escena principal, viendo cómo esta mujer hace su despliegue físico de poder y resulta inalcanzable para deseos fallidos. «El arte del buen comer» filtra despecho/bronca/ira de clase popular (» risas de Baron B») que van logrando sólida identificación mutua de una violencia interior que emerge en los hombres rezagados y que la obra ricotera les sirve de sublimación.
7-«La hija del fletero» (Lobo suelto, cordero atado-1993)
Editada en el otro volumen del álbum doble , Lobo suelto, cordero atado (1993), «La hija del fletero» es otra de las grandes producciones de Los Redondos de su discografía oficial que puede ser incluida en este listado de diez (10) que confluyen en el eje temático/conceptual que desde un inicio, en la primera y segunda entrega, fuimos desplegando. «La hija del fletero» tiene una melodía repetitiva que la convierte en un hit indiscutido. «La hija del fletero, linda, infinita, volvió a Madrid donde parece que es feliz. Ese día me mando al descenso, recuerdo cómo su mirada me volteó», así comienza la letra en la cual pueden despejarse varias figuras poéticas que parecen responder a lo que venimos viendo. Por empezar, «La hija de fletero» denota que «Ella» es parte de una familia trabajadora y que, por alguna razón, pega un salto para mejor en su vida y viaja a Europa como signo de progreso económico y personal.
El estribillo, sin dudas, es uno de los puntos altos de la canción que vuelve sobre la práctica universal del amor; en la cual se pone el acento en el ardor de una despedida en tiempos pre-internet como distancias reales e infranqueables, «Pero dos que se quieren de dicen cualquier cosa, ay, si pudieras recordar sin rencor (…) No me gustó cómo nos despedimos, daban sus labios rocío y no bebí. Sopa de almejas es todo lo que como, siempre fui menos que mi reputación». La frase final («siempre fui menos que mi reputación») vuelve a poner al joven lobo en la vivencia solitaria de un melancólico extrañar de su amada, metiendo goles en su propio arco («descenso» asociado al fútbol como expresión popular) y contra-punto con la buena vida de «La hija del fletero, linda, infinita» disfrutando las mieles del éxito por el viejo mundo. Otra de las canciones del álbum que, así mismo, comparte la misma búsqueda conceptual es «Gran lady«; sobre todo en la frase «La gran lady te acaricia y no besa, es un instante de belleza muy cruel».
8-Ella baila con todos (Luzbelito-1996)
Editada en el álbum Luzbelito en 1996, «Ella baila con todos» puede ser ubicada en la lista como aquellas canciones que más y mejor refieren a este eje temático/conceptual del hombre, «que está en la cima del volcán» como punto más alto de su deseo, pero que es violentamente rechazado por una mujer de la que gustan todos los hombres. «Es una de esas noches, donde a todos nos gusta, la misma bailarina, ay, y el mismo lunar», de este modo «la noche» vuelve a ser citada ( como en «Ella debe estar tan linda» y «La parabelium del buen psicópata») pero, a diferencia de aquellas, ubica de forma más explícita un sentir masculino compartido por «todos» los muchachos.
Otra de las frases potentes que abonan a nuestro juego de identificar el eje temático/conceptual es, «hay un par de mocosos que tiemblan, con suspiros teatrales al ver, cielos despendejados, ay, de todo placer (…)». El placer en absoluto no es para los «mocosos» o jóvenes lobos que suspiran y piden pista para acceder a la danza que «Ella» activa «haciendo su mirada». La mirada seductora sin pasaje al acto (lo que en el universo masculino se asocia con rencor rabioso a una histeria femenina) es, una y otra vez, sugerido en la canción ubicando al hombre en un lugar de «tonto» arrastrado por la mujer. «Ella es la que más brilla a esta hora, cree que es invisible a la vez, a los ojos de todos los tontos que saben su lunar».
9-“Las increíbles andanzas…” (Último bondi a Finisterre-1998)
Editada en Último bondi a Finisterre (1998), penúltimo álbum de estudio oficial que marcara un quiebre estilístico y hasta entonces sorprendente en Los Redondos por la incorporación de sonoridades electrónicas, “Las increíbles andanzas del Capitán Buscapina por Cibersiberia” es la canción con la que abre el disco en la cual se destaca un potente set de vientos complementado por la guitarra rítmica entrecortada de Skay. “Ay mientras Walter invade nuestra fiesta, el Capitán Buscapina salda deudas, sentado en bolas, watcheando la tele, donde se matan hoy el picha y los canallas”, la letra cantada por Indio presenta una historia de (psico)héroes fiesteros y sobrios villanos, en la cual “Walter”/Rey Garufa/Dandy Border/Dandy Dominó” parece batirse a duelo con el “Capitán Buscapina”, quien detenta el rango de un ortiva restaurador del orden en alusión al medicamento de alivio estomacal contra las resacas.
El fragmento de la letra que se ajusta al eje temático/conceptual que buscamos tiene que ver con una imagen más que lograda en la que Walter “viaja solo y vaga con su corazón entre las manos” sin tener a su lado a su princesita convertida en sapo. “Su princesita se transformó en sapito, y sus minutos de gloria no aparecen, así el fiestero rey garufa viaja solo, y vaga con su corazón entre las manos, eh, eh, eh”. En «Las increíbles andanzas…», Indio echa mano al lunfardo con «Garufa», lo cual se emparenta con lo que hablábamos en la primera entrega sobre algunas de las letras ricoteras que funcionan como relevos del tango.
10- “La murga de los renegados” (Momo sampler– 2000)
Llegamos a la canción diez (10) y última de la lista de Los Redondos que, como juego de escucha flotante, confeccionamos a partir de toda la discografía oficial. Editada en el noveno álbum de estudio, Momo Sampler (2000), “La murga de los renegados” no podría estar mejor elegida para cerrar la lista. Con una intro sucia con reminiscencias de música celta, “La murga de los renegados” es una cruda, descarnada y combativa arenga (política) contra una realidad social de siglos de exclusión expresada en fuertes imágenes poéticas, “entre sopores, modorras ciegas, y oscuridad de bodegas sin luz, va esa murga desencantada que lleva siglos así (…) no da más, la murga de los renegados, no da más, la murga sin la bendición”. Indio en “La murga de los renegados” pareciera anticiparse a lo que sucedería, tan sólo un año después de la edición del álbum, con el estallido social en la Argentina de 2001. “No da más, no da más (…)” suena a una voz de alerta; como una sensibilidad artística que se adelanta a la emergencia de los acontecimientos históricos.
La frase siguiente expone la violencia social e individual del joven lobo renegado y privado de amor/deseo que lo pudiera sosegar, “putas serenas que son tan lindas, que dan miedo cuando las mirás, para vos ellas son capaces de herirte con su dolor” . La música en el estribillo tiene el atributo de representar por sí misma la marcha constante de «La murga de los renegados» hacia un destino explosivo “armado por Bingo Tongo”; poder real con ropaje de libre albedrío («bingo«) que siempre sabe (y domina) a su conveniencia («tongo«) más de lo que aparenta. El solo de Skay sobre el final irrumpe como banda sonora de la marcha de esta mayoría silenciosa de renegados, jóvenes lobos, corridos a palos de las grandes avenidas, movilizados por añejos rencores que se harán sentir, tarde o temprano, en las puertas de las casas como dinamita letal. En fin, hasta aquí hemos llegado, no ha sido más que un juego ocioso de escucha flotante de la obra ricotera que configuramos en #ModoAvión del que esperamos se hayan sentido parte al volar con nosotros…