La introducción de «Twin Peaks» es la ideal para entrar en su mundo. La música tormentosa de Angelo Badalamenti, que perdurará en el tiempo, acompaña imágenes de árboles, cascadas, caminos sinuosos y un aserradero. «Bienvenidos a Twin Peaks. Población: 51.201″, reza el cartel de presentación del pueblo creado por el reconocido director David Lynch junto a Mark Frost.

Allí, Laura Palmer, popular estudiante del colegio secundario, provoca un antes y un después entre los habitantes de la localidad campestre: Su cuerpo es encontrado sin vida, y Dale Cooper (Kyle MacLachlan), un carismático agente del FBI adicto al café y al pastel de cereza, se hace presente para esclarecer el caso con la ayuda del sheriff local, Harry Truman (Michael Ontkean).

Cooper y sus excéntricos métodos de investigación

Cooper, quien constantemente registra todos sus pasos en una grabadora, utiliza excéntricos métodos de investigación: desde lanzar piedras para descartar sospechosos hasta ir en busca de pistas a partir de sus sueños. (Esto último da lugar, sin lugar a dudas, a las mejores y más emblemáticas escenas de la serie.) No le lleva demasiado tiempo darse cuenta de que ese pueblo al que llega producto de otra investigación no tiene nada de normal; todo lo contrario.

La muerte de la joven provoca un acontecimiento y empiezan a vislumbrarse los enredos de todos los personajes que componen el serial; la mayoría de ellos son de los más estrambóticos. Con un guión que contiene elementos surrealistas, algo que no podría ser de otra manera tratándose del director de «Lost Highway» y «Blue Velvet», la soap opera juega con los géneros que estaban muy en boga en aquella época. Así, surrealismo y suspenso se entremezclan con entramados románticos estilo culebrón —femme fatale de por medio— donde por momentos se busca comicidad.

Cooper y Laura, una obsesión profesional

Si bien la estructura narrativa no es del todo lineal, con el correr de los capítulos Cooper se inmiscuye progresivamente en la vida de Laura. Sabemos, así, sus relaciones amorosas, su consumo de drogas y su terapia con un exótico psiquiatra, por mencionar algunas aristas. Mientras que las amigas de la difunta comienzan por cuenta propia a buscar pruebas para esclarecer la situación, Cooper y compañía dan con sospechosos que desembocan en otros sospechosos, siguiendo con los avatares policíacos corrientes.

La familia Palmer está convulsionada: la madre tiene escalofriantes alucinaciones mientras que el padre un día aparece alegre luciendo su pelo totalmente blanco. Las cosas no marchan del todo bien, claro. Nuevos personajes se suman (como la prima de Laura, igual a ella), al mismo tiempo que las conexiones entre ellos son más sombrías de lo que parecían en un primer momento; el tráfico de drogas, proxenetismo, negocios desleales y corrupción empresarial rodean, al igual que miles de pinos, a Twin Peaks.

«Pueblo chico, infierno grande»

«Pueblo chico, infierno grande» es quizá uno de los dichos que más inspiró a guionistas televisivos y cinematográficos. En «Twin Peaks» el infierno es literal. En todo momento se apuesta a fenómenos sobrenaturales —explotados al máximo en las producciones de los años noventa— para poner en movimiento una historia que con el correr de las horas se vuelve más misteriosa.

Los personajes lynchianos guardan relación con el espiritismo. De tal manera, los espíritus que se apoderan de las personas están a la orden del día y sirven como excusa para desarrollar la faceta thriller psicológico que tanto ha inspirado —con mayor o menor claridad— a las series venideras. «Twin Peaks» es indispensable en la historia de la televisión, marcando un quiebre en cuanto a la producción de series refiere.

Twin Peaks, éxito televisivo absoluto y llegada a la Argentina

A poco de estrenarse, «Twin Peaks» tuvo un notable éxito en Estados Unidos, país de origen. Los telespectadores, enganchados todas las semanas a la pantalla del televisor, avizoraban quién podría ser el asesino y compartían sus intrigas entre ellos. El club de fan creció y la serie pudo venderse a otros países. En Argentina, se pudo seguir por Canal 9.

La primera temporada, de sólo ocho capítulos, fue continuada por 22 capítulos más (también se realizó una película a modo de precuela, «Twin Peaks: Fire Walk With Me», estrenada en 1992). Sin embargo, promediando la segunda temporada la pregunta «¿Quién mató a Laura Palmer?» fue respondida. Lo que continuó a eso fue un despropósito total: la trama cambió vertiginosamente —absurda e incomprensible—, justificando la pérdida de la audiencia, cada vez menor.

La cancelación de la serie ya era un hecho. Pero antes que termine, Lynch se retiró a lo grande dirigiendo el extraordinario último capítulo (en total sólo dirigió 6) que dejaba un posible final abierto. En 1991, era el fin parcial para una producción que con el transcurrir de los años tomó el estatus de serie de culto.

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«Te veré de nuevo en 25 años», le dice Laura a Cooper en una de las escenas más recordadas. Y, para algarabía de los seguidores, así será. A fines de 2014, el canal Showtime anunció el estreno de la tercera temporada de «Twin Peaks». La espera se hizo desear pero finalmente el 21 de mayo de 2017 llegará a las pantallas norteamericanas. Serán 18 episodios escritos por Frost y Lynch (también será el único director); contará con el mismo elenco de hace 25 años y participarán como invitados: Naomi Watts, Michael Cera, Tim Roth, Laura Dern, Jim Belushi, Ashley Judd, entre otros.