Clapper txt_Victoria Rotemberg_Nov_2018

Todo puede esperar. A lo difícil, tedioso, que requiere de un gasto de energía extra, lo dejamos para lo último. Cuanto más podamos patear para arrancar la tesis, cuanto más llamados estiremos para presentarnos a rendir ESA materia, cuanto más tardemos en hablar con nuestrx jefe, cuanto más nos demoremos en plantearle una posible ruptura a nuestra pareja, todo parecería funcionar mejor. Porque la incomodidad de la zona de confort se vuelve cómoda. Porque nuestro contexto social vela por satisfacciones inmediatas. Porque nuestro cerebro acuerda con ello. Por eso procrastinamos, en mayor o menor medida, con una o varias cuestiones. ¿Qué hacemos al respecto?

Procrastinación, historia de la demora

N. Milgram en 1992 realizó el primer análisis histórico sobre esta temática. Argumentó que las sociedades técnicamente avanzadas requieren numerosos compromisos y plazos, lo cual incentiva a la procrastinación. Así es como varios otros autores coinciden en que, a partir de la Revolución Industrial, las personas tendemos a procrastinar, algunas de manera tan excesiva al punto de convertirse en una conducta patológica.

El concepto de procrastinación se asentó con mayor fuerza este último tiempo, sobre todo a partir de la charla TED que el autor del blog Wait But Why, Tim Urban, ofreció. El video de la misma, de 2016, ya obtuvo más de 23 millones de visitas. Para explicar de manera lúdica cómo funciona esta conducta, Urban realizó una animación que muestra al cerebro comandado por un timonel que toma decisiones racionales, y un mono que se preocupa únicamente por gratificaciones instantáneas.

Así es como las personas solemos hacerle caso al mono, porque lo que nos propone es fácil y divertido; es decir, en lugar de avanzar paulatinamente en el trabajo que debemos hacer, por ejemplo, tendemos a distraernos con el celular. De este modo, al mando lo toma el pequeño animal, corriendo al timonel de su sitio. Sin embargo, todo se modifica cuando aparece el Monstruo del Pánico, que en la realidad podría ilustrarse con el acercamiento de la fecha de entrega de un trabajo práctico.

Procrastinación, factor común a todxs

Natalia Maciel es una reconocida docente, conferencista internacional, coach y trabaja desde las neurociencias. En diálogo con Clapps!, la joven experta manifestó: “Todos procrastinamos en algún punto, y lo hacemos porque, en el cerebro, la parte del sistema límbico no evolucionó, que es aquella parte que requiere una recompensa inmediata”. Según nos explicó, esa zona está compuesta de neuronas vinculadas al metabolismo del cuerpo y al cerebro mamífero, que antecede a la evolución de la especie, cuya principal función implica la supervivencia y el sistema de recompensas. Es decir, el animal con hambre obtenía su presa, se alimentaba, se satisfacía, y allí finalizaba la acción.

¿Por qué postergamos? “Interiormente, es algo que requiere un mayor esfuerzo y, encima, la recompensa es muy a largo plazo”, nos contó Natalia. La recompensa inmediata y el placer de esa tarea finalizada, se verá recién en la culminación de la misma. Por ende, como puede esperar, pasemos a lo divertido de averiguar de quién es la notificación que nos llegó al teléfono o avanzar al próximo nivel del videojuego. Para la profesional, nuestro contexto sociohistórico y cultural juega a favor de la procrastinación. “Estamos en un mundo globalizado, donde se requiere ‘todo ya’, desde la inmediatez. Además, estamos demasiado estimulados”, reflexionó. El placer inmediato de ver el whatsapp corre al timonel de Urban dándole vía libre al mono.

Si bien la procrastinación no implica “no hacer”, sino que es cumplir, pero a último momento; para Natalia son la adrenalina y el miedo quienes dictaminan dicha situación. Llegada la fecha de rendir el examen, el apuro genera un estrés que moviliza al temor de no llegar y la necesidad de querer hacerlo, para, de ese modo, conseguir la satisfacción de aprobar. Así aparece el Monstruo del Pánico a ordenarnos. “No terminamos de mostrarle al cerebro cuáles son las ventajas y beneficios de ir haciendo, paso a paso, aquello que deseamos”, manifestó la experta.

Procrastinación, soluciones posibles

Generaciones anteriores proponían una estrategia de trabajo a largo plazo, proyectar, planificar. A diferencia de ello, la profesional sentenció quenuestra generación tiene excusas”. En relación a las mismas, la consigna de “disfrutar” y “vivir la vida”, parecerían ir en contra de la planificación y la organización.

Para Natalia, lo importante es planificar. “Ir anotando y escribiendo los beneficios que obtendremos al finalizar la tarea, visualizarlos, genera otro tipo de motivación”, nos contó. Por otra parte, factores externos pueden colaborar. Por ejemplo, poner música al momento de tener que ordenar la pieza o estudiar en grupo para un examen, debido a que el cerebro es social.

De este modo, con el descubrimiento de la neuroplasticidad, se sabe que podemos trabajar y adaptar a nuestro cerebro a aquello que le propongamos hacer. Dejar de procrastinar no es un imposible, por el contrario, depende de nosotrxs mismxs, incluso al pedir ayuda si no podemos solxs. ¿Ya le volviste a dar el mando al timonel, o se lo das mañana?