Clapper_txt_Rocio Arbe_Nov_2018
New York, agosto de 1969, se llevaba a cabo la primer edición del festival más grande e importante de la historia de la música: Woodstock. Tres días de paz y música, tal y como rezaba su lema en aquel mítico cartel rojo que seguramente habrán visto más de una vez. Artistas de la talla de The Who, Jefferson Airplane, Joe Cocker, Creedence Clearwater Revival, Santana, Jimi Hendrix y la increíble Janis Joplin estuvieron presentes.
Las personas llegaban como podían, desde cualquier lugar, caminando o haciendo dedo, vistiendo aquellos inigualables ropajes hippies o a veces, sin nada puesto. Woodstock era el lugar perfecto para sellar el movimiento, combinando el rock y el amor libre con la psicodelia generada por algún que otro cóctel, por qué no.
Neo-hippismo, neo-festivales y los disfraces
Pero Woodstock quedó en la historia, y esa maravillosa época en la que todos deseamos con fuerza haber vivido se esfumó. Los 60 pasaron, pasaron los 80 también, y llegamos al 2000, entonces ¿por qué no adaptarse?. Hoy existen un sinfín de festivales musicales prestigiosos tales como Coachella, Desert Trip y Lollapalooza, entre otros. Pero estos excéntricos espectáculos son conocidos, no sólo por su masividad y la música, sino por la extraña tradición de “disfrazarse” con aquella vestimenta hippie de los años 70.
Los llamados “Woodstocks burgueses” reúnen a cientos de personalidades del mundo del espectáculo, donde las grandes marcas toman partido y hacen su propio negocio. El festival ya no es un festival, ahora es un show, ya no hay escenarios, en cambio hay pasarelas. La esencia de lo que fue, y debería ser, queda oculta tras el manto de un universo promocional, de fotos casuales y frescas entre el polvo y la naturaleza al mejor estilo Janis Joplin o Grace Slick, pero paradójicamente, siempre con zapatos de miles de dólares, llegando en limusinas privadas y durmiendo en hoteles de lujo. Los asistentes, como vos y yo, hacen lo propio también. Pero ¿por qué me molestan los pseudo hippies? Encuentro respuesta en que hay que posicionarnos en el contexto social y cultural donde tuvo lugar el “hippismo” y poder entenderlo como lo que fue, un movimiento contracultural. Porque no todo era colores y LSD.
Neo-hippismo, luchar por pertenecer
Este movimiento estaba contra el sistema social impuesto y el consumismo. Además, tuvo lugar mientras se llevaba a cabo la Guerra de Vietnam, por lo que los jóvenes comenzaron a tener una actitud contestataria en contra de las políticas militares, pero siempre pregonando la paz. Por otro lado, las mujeres luchaban arduamente por reivindicar sus derechos y los derechos civiles de la época, además, fueron el estandarte de la liberación sexual. Mujeres realmente empoderadas.
Nos encanta mirar todas esas fotos de aquellas mujeres del 69, pero la diferencia es que ellas no fueron moda ni pasarela, luchaban por una causa, el resto lucha por pertenecer. Quieren parecer esas mujeres, frescas, reales y auténticas, pero sin una causa válida más que la económica, ¡y es que los famosos cobran por asistir!. Miran el espectáculo a través de la pantalla de un celular y lo transmiten en vivo a través de las redes sociales. En realidad no están ahí.
Y con esto no ponemos en tela de juicio la excelente organización, la calidad de los festivales ni mucho menos la de sus artistas, pero la moda es algo que nos atraviesa, y hace que algo que debería ser un momento de goce real, auténtico, se empañe por un sistema que nos impone cómo vestirnos, cómo caminar y que música escuchar. El problema de todos estos espectáculos es, inevitablemente, que antes estuvo Woodstock.