Clapper txt_NICOLÁS ELICECHE_Nov_2019
El otro día me encontré con una nota bastante interesante que escribió Lizzi Sandell para Slutever, en donde se preguntaba si mirar porno era una especie de atentado contra las relaciones monogámicas o si era lo mismo que engañar. Primero, seamos sinceros todxs vemos porno, o en algún momento consumimos. El o la que diga lo contrario miente, es una de las industrias que más plata mueve, Pornhub tiene alrededor de 92 millones de visitas diarias, así que no mientan. Ojo, soy consciente que para muchas personas es algo que está mal, aunque esté solterx.
Para empezar, fui a Google y escribí: “Mirar porno es ser infiel?”. Los resultados era muchísimos, de todo tipo, desde notas periodística o psicológicas y hasta más cercanas a la iglesia. Me encontré con un grupo de Utah llamado “Fight The New Drug” que vende remeras con la leyenda “Pon Kills Love” (el porno mata el amor) y mochilas que dicen “Porn is Totes Not cool” (el porno no es bueno). Sentí pena por ellos, lo que se están perdiendo.
También encontré que el famosísimo psicólogo yankee, Dr. Phil, escribió en su web que el porno “no es un hábito OK. Es una intromisión perversa y ridícula en tu relación. Es un insulto, una traición y es engañar”. Pobre también lo que se pierde, encima agrega que mirar pornografía es un pequeño paso para llevar la infidelidad al siguiente nivel.
Monogamia aguantando la aldea
Ahora en la nota, la periodista plantea una pregunta interesante: “¿Creemos que la verdadera monogamia dicta que cada onza de la energía sexual tiene que dirigirse a tu compañerx?”. A ver, que la masturbación es necesaria y es difícil concebir a alguien (pensemos por fuera de los círculos religiosos estrictos) que se “auto prohíba” la masturbación, imagínense una relación a larga distancia. Es un tiempo que permite conocerse a uno mismo.
Cuando miramos una película por lo general siempre nos identificamos con algún actor o actriz por alguna situación, o cuando la estamos viendo nos “metemos” en sus personajes y empatizamos; con el porno pasa algo parecido. En vez imaginarnos dentro del traje de Iron Man, nos imaginamos teniendo relaciones sexuales, es una fantasía no monogámica, la cual puede será algo muy bueno.
El porno tiene infinidades de tipos de videos, infinidades posta. Distintos escenarios, kinks, fetiches o tipo de cuerpos, hay para todos los gustos; y eso te da la oportunidad de bucear por tus distintas fantasías que en tu vida real no haces o harías. Siguiendo con la idea del párrafo anterior, podes ponerte en el papel de alguien de otro género o de hasta un dibujo animado si te gusta el hentai por ejemplo. No voy a juzgar a nadie, cada uno tiene sus gustos.
En el 2006 Esther Perel escribió en su libro “Mating in Captivity: Unlocking Erotic Intelligence” sobre la contradicción que hay entre nuestra necesidad por la excitación y nuestra necesidad por la estabilidad en una relación romántica:
“El amor disfruta de conocer todo sobre vos, el deseo necesita misterio. Al amor le gusta reducir la distancia que hay entre vos y yo, mientras que el deseo se energiza por eso. Si la intimidad crece por la repetición y la familiaridad, el erotismo es apagado por esa repetición… Hoy recurrimos a una sola persona para que provea todo lo que una aldea alguna vez hizo… ¿Es de extrañar que hoy en día tantas relaciones se desmoronen bajo todo este peso?”
Luke Gilkinson escribió para Covenant Eyes, una web que te enseña a usar la internet “pura”, que mirar porno es como “engancharte con una prostituta digital”, porque el acto de buscar a otra mujer para placer sexual, por más que esté detrás de un manto de pixeles, no es un “movimiento hacia la fidelidad, sino lejos de ella”. Básicamente patrañas, Luke necesitas soltarte un poco más, te va a hacer mal posta.
Desde mi opinión mirar porno está bien, es más podemos decir que al contrario de las cosas que escriben los reprimidos, es un acto que se acerca más a la fidelidad, porque es una forma de buscar fantasías “extramatrimoniales” experimentándolas sin involucrar directamente a otrxs. También está buenísimo charlarlo en la relación, porque pueden salir cosas interesantes o puede llegar a pasar que ambos tengan las mismas fantasías, pero nunca lo supieron.