Clapper txt_Matías Querol_May_2018

El 1º de mayo es celebrado el Día Internacional del Trabajador. En todo el mundo se celebra a modo de homenaje para todos aquellos hombres y mujeres que, con su esfuerzo diario, hacen funcionar los engranajes de la vida social. En este sentido, pocos se atreverían a cuestionar el valor del trabajo; sobre todo cuando en estos tiempos tener un trabajo estable no es una situación corriente en muchas regiones del planeta.

Los Prisioneros, compromiso político

No obstante este consenso mayoritario que enaltece el trabajo como actividad humana, en el universo del rock latinoamericano existen canciones/bellezas americanas que hablan de él desde una perspectiva distinta, críticamente aguda y libertaria. “La canción del trabajo”, título de la canción de los chilenos Los Prisioneros que no admite discusiones sobre su valor como creación original, representa una interesante crítica de la mano de una letra irónica y una sonoridad de canción experimental.

Es sabido que Los Prisioneros nunca disimularon su compromiso político con la realidad social que les tocó vivir como artistas. No hay que soslayar el hecho que su primer álbum, La voz de los ochenta (1984) editado en plena dictadura militar de Augusto Pinochet, emergió como una bocanada de aire fresco en un contexto de asfixiante censura e intervención militar de la vida social y cultural. De esta manera, desde su surgimiento hasta el año 1992 cuando toman como agrupación un receso, el proyecto artístico liderado por Jorge González acumuló cuatro álbumes que los posicionaron como los referentes indiscutidos del rock chileno.

Los Prisioneros en sus inicios

«La canción del trabajo», crítica rocker a los lugares comunes

“La canción del trabajo” forma parte del primer álbum de estudio de Los Prisioneros con título homónimo editado en 2003 tras estar algo más de 10 años separados. El estilo de la canción se desenvuelve netamente desde los atajos de la experimentación, ya que conjuga instrumentación clásica del rock (bajo y guitarra) que marcan los tiempos, y una combinación de violines y trompetas que hacen de la canción una superposición de planos sonoros. La voz de González relata casi sin cantar melodía la letra que suena a íntima confesión en primera persona; como si el oyente fuera un analista que escucha los pesares de un paciente que habla sobre la insatisfacción que le genera trabajar, todos los días.

La letra es contundente desde un inicio sobre la dirección conceptual que tomará la canción ”Tengo trabajo, y me lata. No es mala plata, pero no basta para motivarme, ni convencerme, que acaso no sea mejor idea sacar el puzzle”. De ahí en más la lírica de González sigue por el mismo sentido hasta llegar a la provocación máxima presente en la canción que ridiculiza el lugar común:“el trabajo dignifica al hombre”.

Los coros femeninos que aparecen alternadamente una vez más desconciertan y provocan una sensación de ligereza en el oyente que se contrapone al sentido de la letra. Algo similar también ocurre con la canción de otros bellos/mexicanos Café Tacuba titulada «Volver a comenzar» (2007) En este caso, la musicalización estilo disco está disociada de una letra de profundidad filosófica y el contraste no hace más que acentuar y enriquecer ambas partes de la canción.

Portada del álbum «Los Prisioneros» (2003)

«Canción del trabajo», coro femenino como mandato moral productivista 

El estribillo de la canción “El trabajo dignifica al hombre, usa tu energía en algo útil”, cantado por un coro de voces femeninas, y contestado por la voz apagada y monocorde de González (un hombre triste que trabaja) llega al fondo del sentimiento de aquellos hombres padecen la funcionalidad de una vida ordenada sin poder cambiar su suerte. El trabajo dignifica, pero no entiendo bien qué significa “dignifica”. Ese juego de voces femeninas que cantan el mandato del trabajo («A trabajar, a trabajar” )y la voz de González cuestionándola en voz baja, es un recurso de la canción que la eleva compositivamente de un modo excepcional. «El trabajo dignifica al hombre», lanza el coro de mujeres, a lo que la voz apagada de González contesta lúcidamente, «y a las mujeres también», haciendo lugar desde la ironía a la denuncia sobre la cooptación mercantil del tiempo libre; para todos y todas.

La originalidad de “Canción del trabajo” la lleva a ser considerada como una de las máximas expresiones de un sentimiento humano muy presente en estos tiempos. Logra plasmar de un modo categórico el gran trauma que provoca en muchos la obligación de tener que funcionar y no perder el tiempo, como dice la canción, en”contemplar esa pila de papeles en blanco”, como metáfora del descanso y el ocio que muchas veces resulta materia prima fundamental para la creación artística.

Los Prisioneros, a 15 años de lucirse con otras «bellezas americanas» del rock

La edición y promoción del álbum Los Prisioneros no estuvo exenta de conflictos entre sus integrantes. En septiembre de 2003, Claudio Narea abandona nuevamente la agrupación, según sus palabras presentes en una carta firmada por él a pedido de los otros dos miembros. Los Prisioneros, ya sin la presencia de Narea, siguen tocando con la participación del líder de Los Tres, Álvaro Henríquez en guitarra. En Octubre de ese año Los Prisioneros son nominados en la categoría Mejor Artista Central por la cadena MTV Latinoamérica. El 23 de octubre de 2003 se lleva a cabo la ceremonia en Miami.

Jorge González, voz líder de Los Prisioneros

En ella se forma un supergrupo, The Black Stripes, integrado por los máximos exponentes del rock latinoamericano como: Andrea Echeverri, Vicentico, Jorge González, Charly Alberti, el mítico Alex Lora y Ricky Martin, entre otrxs. “We are sudamericans rockers” de Los Prisioneros, fue interpretado por los mexicanos Alex Lora y Plastilina Mosh. Jorge González, por su parte, hizo lo propio con “Bolero Falaz” de los colombianos Aterciopelados. La canción “We are sudamericans rockers” cumple 30 años de su edición y representa, indudablemente, la búsqueda de la propia identidad latinoamericana en el rock que en Clapps! apuntamos a re-situar hoy a partir de  nuestra «Belleza americana».

Al terminar la canción, Jorge González gritó “Viva Cuba”, casi como presagiando lo que sus compatriotas de Los Búnkers harían de alguna manera al editar más adelante, Música Libre (2010), en homenaje al trovador de ese país Silvio Rodríguez. Vale la pena escuchar «La canción del trabajo», sobre todo para aquellxs fans del rock latinoamericano que nunca se resignarán, «trabajosamente», a escuchar las melodías ocultas que dicta el deseo.

ESCUCHÁ LA BELLEZA AMERICANA_MUSICAL DE LOS PRISIONEROS: