Clapper txt_Eugenia Michiels
Lala Brillos es el nombre artístico de María Laura Lavizzini, una actriz, militante y feminista rosarina que hace no mucho se aventuró a ampliar su territorio artístico hacia una zona un poco menospreciada y cargada de tabúes que es la literatura erótica.
Cuando en una conversación surge la palabra “erotismo” o sus derivadas: sensualidad, libídine, lujuria, erótico; la primera reacción es la de sonrojarse, sentir vergüenza o esquivar el tema. Esto depende de la persona, del contexto y del formato en que se pronuncien estas palabras, pero cuando se trata de poesía… ¿sigue siendo un tema tabú? ¿Qué hace que en la televisión el sexo, el erotismo, el masoquismo y mucho más aspectos se vean sin tabúes y con disfrute, pero cuando estos aspectos surgen en la literatura no sean considerados géneros o se le pongan restricciones? ¿Por qué muy pocos se animan a escribir sobre sexo y sensualidad? Si el erotismo impregna nuestra sociedad, el mundo en que vivimos, nuestros trabajos, lo que consumimos y lo que producimos, ¿no tendría que existir más literatura erótica?
Lala Brillos se animó a escribir sobre eso que la atravesaba, sobre eso que nos atraviesa a todos pero que no muchos aceptan. Vergüenza no es escribir o leer sobre sexo, “vergüenza es robar y que te agarren” dice esta mujer multifacética que llegó para romper todo lo que conocíamos como “literatura”.
“El poder hablar desde el erotismo me empodera, y empodera a las mujeres que pueden leerlo o escucharlo”, dice Lala.
Y si querés saber por qué, seguí leyendo la entrevista que le hicimos.
Clapps!_ Contanos qué tipo de literatura hacés.
Lala Brillos_ Intento escribir poesía hace mucho tiempo. Me da bastante inseguridad exponerla, me costó mucho. Empecé hace tiempo a escribir relatos eróticos bizarros con algo de humor, partiendo de la premisa “lo que a vos te calienta a mí me da risa”, refiriéndome a los fetiches y a todo lo que tenga que ver con la sexualidad y el erotismo de los individuos. En este momento estamos pensando con una amiga un espectáculo que tiene que ver con estos relatos eróticos entrelazados, como para darle un aspecto más teatral, una postura más estética.
Clapps!_ ¿Conocés literatura erótica o te aventuraste en el género por curiosidad? ¿Cómo describirías este género?
Lala Brillos_ Como género en sí no es un género del cual conozca demasiado, me parece que el erotismo lo usan todos los autores en algún momento, me refiero a la parte del relato erótico. La literatura en sí, la poesía, me parece siempre erótica. Siempre que te traspase, que te genere algún tipo de reacción en el cuerpo es erótica, siempre. Lo que hago yo es relatar algunos encuentros que tienen que ver con un vínculo y con una acción sexual y todo lo que ello conlleva.
Respecto a la vuelta teatral que queremos darle con mi compañera a estos relatos tiene que ver con que somos concurrentes asiduas de ciclos de literatura donde en algún momento el público, al ser todo auditivo, entre poema y poema, o entre autor y autor, o lector y lector, se engancha con otra cosa y le cuesta mucho volver a la escucha. Lo que intentamos es dar un espectáculo que involucre más sentidos que el oído, buscar algo visual y algo que te genere otra cosa.
Clapps!_ ¿Qué reacción tiene el público ante tus textos? ¿Sienten vergüenza?
Lala Brillos_ Las reacciones son muy variadas. Siempre está la vergüenza, la vergüenza ajena por lo que está diciendo el otro. A todos en algún momento los atraviesa eso de “uh, ¿qué está diciendo?” Por otro lado también hay risas, porque, te vuelvo a repetir, eso que para uno es excitante para el otro puede ser perfectamente un paso de comedia.
Clapps!_ ¿Qué diferencia hay entre las películas en la televisión que muestran sexo explícito y erotismo constantemente y la literatura erótica? ¿Por qué lo primero es aceptado y lo segundo tabú?
Lala Brillos_ Respecto de las artes visuales y el erotismo ya hace años que está sumamente aceptado. Creo que el erotismo está en todos los géneros en algún momento. Se recurre a una escena erótica en la gran mayoría de las películas; en teatro no es tan así. Considero que en teatro lo que no se puede hacer que no se haga y no es tan fácil montar cierto tipo de escenas en un escenario teatral, si bien sí hay escenas de desnudez y demás. Respecto a la literatura, sobre todo la poesía, creo que es algo que en el ambiente en el que nos movemos nosotrxs siempre tuvo que ver con algo más cool. Y vuelvo a lo mismo, los relatos eróticos te confrontan con otro sentido: la escucha. El voyerismo está aceptado pero la escucha no, te hace ruido.
Clapps!_ ¿Alguna vez te dio vergüenza mostrar tus textos en público?
Lala Brillos_ Vergüenza es robar y que te agarren… La verdad que estuve tiempo sin poder leer en público, solo lo compartía con amigos, pero no por vergüenza sino por inseguridad, estoy rodeada de poetas excelentes, a quienes admiro profundamente y eso me ponía un poco tímida. Cuando afiancé mi seguridad empecé a compartir mi poesía erótica sin ningún tipo de problema. La vergüenza no es un sentimiento que me habite, hago teatro desde mi más temprana edad.
Clapps!_ ¿Cuándo empezaste a escribir este tipo de literatura y por qué?
Lala Brillos_ Siempre necesité meter en mis relatos relaciones sexuales eróticas. Empecé a focalizarme más en este subgénero hace un par de años, cuando empecé a leer un poco de otros autores y pensé que si alguien escribía es porque debía existir un público que lo leyera.
Clapps!_ ¿Creés que tu perfil militante y feminista influenció a que escribas este tipo de literatura?
Lala Brillos_ Obviamente. Mis textos son feministas, y peronistas. El poder hablar desde el erotismo me empodera, y empodera a las mujeres que pueden leerlo o escucharlo, en una sociedad en la que hasta no hace mucho tiempo una mujer no podía disfrutar libremente de su cuerpo, ni de su sexo, ni de su diversidad. Escribir en primera persona es un acto de activismo, de militancia, de rebeldía.
Ese mediodía desperté con una sensación rara.
Rarísima.
Me sentía muy feliz, eso sí…
Sabía que esa noche no iba a pasar inadvertida entre las noches de mi vida.
Sus manos con dedos de pianista y gusto a miel habían puesto la vara en lo más alto.
Había sentido el amor más grande.
Tan intenso y dulce como nunca a mi desorientada cabeza se le había ocurrido siquiera anhelarlo.
Me lo dejé todo puesto.
Todo buen, hermoso.
Todo me lo llevé puesto en el cuerpo esa tarde.
Lo tengo puesto ahora.
En las réplicas que estoy sintiendo mientras escribo este relato.
Réplicas de sensaciones que tengo intactas.
Tengo instalada tu barba en mi cuello y recorriendo mi cuerpo.
Suena el teléfono y leo.
Lala Brillos