Clapper_txt_Marina Etchevarne_Sep_2018

Los cachorros son conocidos como los ladrones de corazones más tiernos en las campañas de adopción. Mientras tanto, hay diferentes mitos revoloteando sobre los que ya tienen varios años encima. Adoptar un animal adulto tiene diversos beneficios. Empecemos:

Una de las primeras preguntas que un posible adoptante hace es sobre el tamaño, «¿Va a ser un gran danés o un caniche toy?». Con un animal adulto, el tamaño es algo de lo que no hay dudas y no hay sorpresas.  No te vas a encontrar viviendo en un monoambiente con un gato que se asemeje a un tigre de bengala. Otro alivio es que con el pasar de los años se forma la personalidad, y si bien, al adaptarse a un nuevo hogar algunas conductas se modifican, algunos animales no necesitan que les enseñen modales, caminar con correa o que no rompan el sillón.

 Rutina diaria de paseos y piedras limpias para los «Emoticats».

Tampoco hay que preocuparse por enseñarles a hacer las necesidades en el lugar que corresponde porque con el tiempo vivido en la calle, en un hogar de tránsito o en un refugio, lo más probable es que el animal sepa dónde y en qué momento vaciar la vejiga. Está en manos del adoptante en tener una rutina diaria de paseos para que no haya accidentes. En caso de los gatos, mantener las piedras limpias y en un mismo lugar.

Los animales adultos se adaptan con más facilidad y requieren menos cuidado. Lo que nos lleva a la siguiente ventaja: las visitas al veterinario son menos frecuentes.  Las vacunas obligatorias, como la séxtuple y antirrábica, se colocan una vez al año. Se hace de forma gratuita en perros y gatos en puestos fijos, móviles y campañas de vacunación específicas de la municipalidad. Lo que tienen en común adoptar a un cachorro o a un adulto es la responsabilidad que se tiene que tener. Si hay más adopciones responsables, hay menos animales en las calles.