De recorrida por la biblioteca de una amiga hace unos años, Julia se topó con unas fotocopias que contenían un material que la hicieron detener su búsqueda en esa repisa, sin saber si es que buscaba algo en particular. A simple vista le pareció una forma de edición muy inmediata y amateur, algo hecho con amor y que le resultó cautivante, en lo que fue su primer contacto con el fanzine, formato que luego engrosaría los primeros lanzamientos de su sello editorial. “Tenía ganas de vehiculizar ciertas lecturas vivas y super estimulantes que veía en blogs o lecturas de poesía, para mí a la altura de cualquier actor canónico”, recuerda como desencadenante.
Desprejuiciados son los que vendrán
Tanta riqueza de texto desperdigado en diversas plataformas, y la posibilidad de encontrarles un formato que los ponga a circular, decantaron en la génesis de Danke, y los mismos contenidos le dieron forma a su fisonomía. “Mi idea era perder ese prejuicio de que si leo, tiene que ser algo que esté legitimado por ser un señor autor”, explica Julia, tratando de desterrar la idea de que las expresiones literarias necesitan estar en un panteón para ser legitimadas, por el contrario, aquí se establece el encuentro de uno a uno con el texto. Reconoce las ventajas del “conocimiento retórico, para apreciar algunas cuestiones, pero también mucho es afectividad de lo que sucede en la lectura”.

“El escritor favorito puede vivir a la vuelta de tu casa”
Difundir la poesía contemporánea e iniciar a las personas en la lectura, motivar a enamorarse de esa literatura que habita en los rincones más cercanos a uno, son algunas de las aristas del carácter iniciático que ofrece este proyecto. La expansión de nuevas tendencias y el auge del verso libre generaron un despojo de los viejos cánones que posibilitaron a la poesía trascender, fuera de la métrica habitual, para ser escrita de otra manera y leída con otra percepción. “Lo más lindo que tiene la poesía contemporánea es que empezás a leer y te dan ganas de escribir, porque son temas cercanos, no se trata de esperar el aval para ponerte a hacer cosas”, manifiesta Julia con respecto a los nuevos paradigmas poéticos.
La mano (in)visible del editor
“Es un balance justo entre intuición propia y el respeto por la creatividad y la novedad que el autor supone”, analiza al tener que bajar a tierra aspectos de su rol, casi en paralelo al del director de una orquesta como bien grafica en la charla. Con la premisa de facilitar y auspiciar la obra, la idea también es “que cada libro tenga una estética singular y orgánica, son todas distintas pero hay ciertos gestos que se van repitiendo”, con detalles que comienzan en el criterio de Lucía Tognarelli, ilustradora y diseñadora que colabora en las tapas.
Aunque la editora en cuestión confiesa que la materialización del libro es un deseo desde el primer momento, reconoce que el cierre en imprenta lejos está de ser el final de su labor. La presentación en sociedad de cada texto, se convierte en “un momento celebratorio, es la coronación del proceso que fue armar el libro”, es la continuidad del camino, y es ese puente entre el autor y el lector, el cara a cara. “Hoy para ser escritor no tenés que mostrar credenciales, es una confianza en la propia obra, es generar un circuito donde no hay jerarquía de autor, editor y lectores”, en esa desjerarquización radica la presentación, el paso previo a liberar el material a su suerte. Luego sí, la sujeción a la voluntad ajena, y el efecto incontrolable del contenido, “porque también hay que dejar un poco de margen a asombrarse”, concluyó.
Mirá en esta galería algunos de los títulos editados en Danke: