Clapper_txt_Daiana Toledo_Jun_2018
1- Scarface
O “Caracortada” en su traducción al español, nos encontramos con un Al Pacino en el año 83 que usa camisas de cuellos importantes y tropicales, bajo el papel del narcotraficante Tony Montana, enamorado de una joven Michelle Pfeiffer que se consagró en el cine con su papel de Elvira.
La dirección es de Brian De Palma y el guion de Oliver Stone, quien conocemos es amante de las historias sobre crimen y drogas (él mismo luchó con una adicción a la cocaína). Tony Montana es un exiliado cubano en EE.UU. quien empieza haciendo trabajos como sicario y cuyo imperio de la droga va creciendo hasta volverse uno de los narcos más importantes de Florida.
La estética de la peli nos hace sentir estar jugando una partida del GTA. En una situación política y social que refleja el “éxodo cubano”, Montana se refugia bajo la fachada de exiliado político. Este personaje caótico va desparramando desgracia y sangre por donde pisa. Su ambición le quitó todo respeto por la vida. Si bien es el personaje principal con quien se supone debemos sentir una identificación, nos va mostrando cada vez más su lado desagradable y enfermizo disparando a mansalva escopeta en mano.
Una peli donde abunda la catástrofe, el dramatismo, y los excesos, inspirada en Al Capone y varios capos de la droga latinoamericanos. Sin lugar a dudas no podía faltar en esta lista de pelis clásicas.
2- The Truman Show
Desde que existe Truman Show todos nos preguntamos alguna vez si será que estamos siendo filmados secretamente y somos protagonistas de un programa de televisión sin saberlo, porque eso es lo que Truman es.
The Truman Show es la gran parodia sobre los reality show llevada al extremo, aunque no tan alejada al fenómeno televisivo actual. Una sátira sobre la pérdida total de la privacidad, historias de amor trilladas, una lluvia oportuna que parece casual, frases guionadas en un mundo con el cielo de cartón y una luna en constante vigilia, donde lo único real, es Truman.
Su nombre reafirma su condición: True= verdad; man= hombre. Hombre real, que habita una vida de mentira y espectáculo, el mismo vecino que saluda cada mañana, el mismo discurso en la radio, la esposa que publicita productos domésticos, frases cotidianas de por medio.
Dirigida por Peter Weir. Crítica, sarcástica, creativísima, además de que todo lo que hace Jim Carrey es genial, claro. Podría decirse que en ya en 1998, Truman fue el primer “Gran Hermano”, donde nosotros, los espectadores de este film, también nos volvemos espectadores de su vida. En ese sentido El Show de Truman invita al vouyerismo y nos volvemos fieles seguidores de su vida y de su lucha por la búsqueda de una verdad.
3- Pulp Fiction
Tarantino es sangre, es acción, y también sabe muy bien ser diálogo. Tiempos Violentos es una película dinámica de muchos climas, desde escenas íntimas y graciosas entre Butch (Bruce Willis) y su novia, a momentos de alta tensión donde vemos a Vincent Vega (John Travolta) y su compañero Jules Winnfield (Samuel Jackson), asesinando y recitando pasajes de la biblia. Un clásico de todo/a cinéfilo/a.
Para 1994 lo que propuso este film era diferente a todo. Salvaje y no por eso deja de ser sentimental por partes, hasta de una forma que descoloca. El humor de Tarantino es irónico, está plagada de escenas icónicas como el baile entre Mia (Uma Thurman) y Vincent Vega de “You never can tell” de Chuck Berry, o la sobredosis de Mia con heroína.
Los entrecruzamientos de historias y la división del film en capítulos, son un habitué de Tarantino. La peli es para verla más de varias veces en la vida, una verdadera inyección de adrenalina al corazón. No te contamos más porque la onda es que la veas y sabemos que los spoilers no se valen.
4- El Padrino
Este es, la madre padre y padrino de los clásicos. Una de las películas más parodiadas de la historia. ¿Qué decir de El Padrino que ya no se haya dicho? Una cabeza de caballo bañada en sangre escondida abajo de las sábanas habla mucho sobre la trama.
Dirigida por Francis Ford Coppola en 1972, cuenta la historia de familias sicilianas peleando por cuestiones de territorialidad y poder, particularmente, se centra en la familia Corleone. Sin embargo más allá de ser una película sobre mafias, no esperes ver puros tiros a lo loco (que los hay, los hay, claro) pero la historia pasa mucho por acuerdos o desacuerdos, discusiones familiares, intersticios de la vida íntima, negociados, estrategias, legados. Las escenas de violencia tienen razón de ser y medida justa, el nivel de agresividad es justificado y no exagerado de manera efectista.
La cosa se pudre cuando el Padrino se niega a entrar al negocio de la droga porque no le cabe ni ahí. Don Corleone es un hombre de moral rigurosa y de códigos firmes que sigue a raja tabla. En los altísimos diálogos se dejan en claro los valores italianos, la idiosincrasia de la mafia: la traición es lo más bajo y se paga, lo más importante es la familia, los acuerdos bajo palabra se cumplen y se respetan.
Nuevamente nos encontramos con Al Pacino, esta vez más joven, más templado y sereno que cuando tenía la cara cortada, pero siempre frío, en el papel estelar de Michael que lanzó su carrera allá arriba.
Una de las mejores críticas la recibió (además de las actuaciones la dirección la fotografía y todo) la banda sonora. En nuestro inconsciente permanece por siempre ese vals funerario que ya por asociación te suena a mafia. “¿Qué es lo que tengo que hacer Padrino?”, le preguntan a un Marlon Brando de voz ronca y acento tano y le piden favores. Lo quieren, le temen, lo respetan.
Muchos ya la habrán visto, si no es así dejá todo lo que estés haciendo y entretenete que Netflix además incluye las partes 2 y 3. Primero obvio, averiguá la última peli que incluimos en esta lista.
5- Psicosis
Era un poco obvio, ¿no? Netflix nos regala esta joyita de Hitchcock del año 1960. La clásica escena de la ducha ha sido a lo largo de la historia del cine y la televisión, tan reseñada comentada y parodiada, el cuidadoso trabajo de los planos, la partitura de los violines en tensión que suena y por nuestra mente pasa fugaz un cuchillo asesino, la actuación de Janet Leighh (conocida es la pasión de Hitchcock por las rubias). Todo hace que sea una escena impecable y memorable.
Una película que para Hitchcock fue una lucha conseguir su estreno. No encontraba financiación positiva en ningún lugar, imaginemos que para los años 60, nadie nunca había propuesto lo que el “Padre del suspenso” planteaba en Psicosis. La película terminó haciéndose igual y con un presupuesto muy acotado.
El destino de la fugitiva Marion Crane cae frente a la puerta del terrorífico Motel Bates, en donde a ninguna persona le gustaría toparse con un patológico femicida como Norman Bates (protagonizado por Anthony Perkins), cuyo personaje está basado en un asesino de la vida real –Ed Gein– una de las mayores inspiraciones para el cine sobre crimen quien fue conocido por, entre otras cosas, conservar el cadáver de su madre muerta. Un gran ojo de mirada perdida que gira y gira, la taxidermia, el vouyerismo, una madre castradora, la intimidad de los amantes.
Quién alguna vez no sintió mientras se duchaba que la cortina del baño se correría y, ¡horror! Por suerte sólo pasa en las películas. Acá no hace falta El Conjuro ni hay Juego del Miedo que valga, para morirse de miedo mirate Psicosis que tiene un hermoso y sobe todo sutil suspenso, sin necesidad de que vuelen tripas o sesos.
No te pierdas la próxima semana la segunda parte de «Las 10 películas clásicas de Netlix que tenés que ver», con una selección de otros 5 films elegidos para que te instales en el sillón. Por ahora, les deseamos un feliz finde de regresión al pasado.