Clapper txt_Aimará Ferro_Oct_2018
La jornada comenzó desde las 15 horas con los tablones de feriantes en la Plaza de la Libertad para luego marchar por las calles Mitre, Pellegrini y Buenos Aires y cerrar la noche en el Parque Nacional a la Bandera. Allí se leyó un combativo documento y para liego disfrutar de la cantante tropical trans Ayelén Aguilera Beker y del grupo Sudor Marika.
El desfile fue encabezado por las compañeras travestis y transexuales, quienes alzando fotografías de Diana Sacayán, militante por los derechos LGBTI asesinada en el año 2015, cantaban “Señor, señora: no sea indiferente. Se mata a las travestis en la cara de la gente.» Junto al resto del colectivo disidente, también se protestó por la necesidad del tratamiento de la ley de cupo laboral trans en la provincia, la implementación de la ley de educación sexual integral y el aborto legal seguro y gratuito.
13° Marcha y Festival del Orgullo, colores y brillos contra el odio
Más allá del amargor de pedir el cese los crímenes de odio; los colores, los brillos y el volumen alto, son parte de una caravana orgullosa que grita por su visibilización. Un único día al año donde se unen fuerzas contra la opresión del patriarcado y el sistema heteronormativo no podría generar nada mejor que liberación y contención.
El camión con glamour propio y lleno de transexuales y Drag Queens moviéndose al ritmo de Miranda era el protagonista de la fiesta. Las señoras desde los balcones bailaban y celebraban y en cada cuadra había una nueva señora agitándola desde los alto, opacando a las caras que juzgan desde las esquinas, desprevenidas y ajenas a la fecha.
“¡Mirá esa vieja divina! Ahí queda en claro como el que no nos entiende es porque no quiere. Mirtha Legrand dice que es por una cuestión generacional ¡Dejate de joder!” Yamila mide casi dos metros y no oculta su voz. Tira piquito con la boca hasta cuando habla y no para de halagar a otras chicas por el lacio del pelo, alisando el suyo con sus manos.
13° Marcha y Festival del Orgullo, nunca es tarde para salir de closet
Camila, de veinte años, trae peluca platinada y hasta la cintura. En sus párpados tiene representada la bandera multicolor del movimiento y nos cuenta: “Yo en la marcha anterior no me sentí tan parte porque recién salía del closet y mi mamá me había hecho mal y eso hacía que no me sienta parte del colectivo. En cambio este año lo pasé hermoso porque siento que es un espacio re necesario y en el que me siento segura. Me da orgullo que tantas personas puedan ir y decir ¡Fuck them, soy así y soy lo más!”
Matías es alto, castaño y con pancita de birra. Hoy eligió ponerse un minishort y colgarse sobre la espalda una bandera gigante de arcoíris. Tiene 34 años y una sonrisa de oreja a oreja que surge al mismo tiempo que gira su cabeza como haciendo una foto panorámica de la concentración: “Hay chicos de quince años que están seguros de su identidad y vienen a esta plaza a celebrarlo. Creo que esa es la descripción más gráfica de orgullo.” Una vez Carlos Jáuregui, quien organizó la primer Marcha del Orgullo del país, sentenció que en una sociedad que nos educa para la vergüenza, el orgullo es una respuesta política. Hoy, esa consigna resume todo.