Clapper txt_Álvaro Arellano
Solo un fuerte escepticismo existencial, me separan de la concepción de que una enorme casualidad, lograron esta charla con el autor intelectual de esta milenaria intervención gráfica, en la mismísima semana donde se conmemora el centenario de la Revolución Rusa. Oktubre es una placa atravesada por este hito, desde lo más profundo de sus líricas, pasando por oscuras melodías, hasta los últimos trazos de su contratapa.
No en vano Ricardo Cohen eligió este trabajo digno de ser recordado, para rendirle tributo a través de una publicación en la que volcó material que descansaba en algún escritorio. Quizá esa carga ideológica sea la que empujó al artista decidirse por este disco dentro del abanico de tapas redondas para las que aportó con sus pinceladas.
Made in Rusia
“En aquella época vino a dar una presentación en el Luna Park el coro del ejército rojo de Moscu, y fuimos unos cuantos amigos a verlo, entre ellos Skay, Polly, el Indio… Y nos emocionó profundamente, así se nos ocurrió hacer el disco en referencia al tema”, rememora, al remontarse a la génesis de Oktubre. En esa suerte de homenaje a las revoluciones históricas, además de la tapa y contratapa que auspició el disco, “quedaron varias cosas dando vueltas”, y así fue como el artista renovó bocetos antiguos dándole lugar a nuevas ideas.
El libro que grafica las líricas de aquel trabajo editado en 1986, surge de manera independiente pero con una lógica distinta, estrecha a sitios de internet donde se pueden presentar proyectos y conseguir adherentes para financiarlo. “Publicamos el proyecto del libro y la gente lo pudo comprar de antemano, así obtuvimos una buena suma para editarlo”, explica, ratificando esa contra cultura paradigmática que lo empujó siempre a concebir el arte lo menos contaminado posible por la lógica mercantil.
“Una universidad paralela”
De regreso a Oktubre es una nueva publicación en su carrera de artista, marcada a fuego en sus comienzos tras lo ocurrido allá por 1966, donde los bastones largos de la denominada “Revolución Argentina” arremetían contra los espacios universitarios. “Nosotros éramos un grupo con mucha participación en centros de estudiantes, que en esa época se empezaron a prohibir, entonces fundamos una universidad paralela”, recuerda ‘el mono’ Cohen sobre su paso por la Universidad Nacional de Bellas Artes de La Plata. De esa disidencia masiva nace “un colectivo de artistas diversos que tenían que ver con la plástica, el cine, la gráfica y la música”, conocido como La cofradía de la Flor Solar.
Ese resquicio cultural engendró su propia concepción académica y se transformaría en una usina de enormes artistas. Como uno de ellos, Rocambole reconoce que nunca se involucró en gran medida con las artes plásticas, ya que se considera un ilustrador de productos masivos. “Todos tenemos influencias, en general empezamos copiando, yo copiaba historietas, me influenciaron mucho los historietistas Hugo Pratt y Jaume Freixa».
Un tal Rocambole
Su vida actual como docente se encuentra en una etapa ligada a seminarios y cursos intensivos para los que se lo convoca desde la Universidad Nacional de La Plata. A pesar de su gran relación con el Indio, reconoce haber perdido contacto, dado que Solari se encarga de su propia producción gráfica. “Ahora estoy más que nada con la difusión de este libro, también sigo con encargos de festivales y músicos”, cuenta el encargado de la gráfica de toda la obra ricotera y de Skay Beilinson en su versión solista. Hablamos no solo de un integrante más de Patricio Rey y sus redonditos de ricota, sino también de uno de los referentes de la resistencia universitaria de aquellos años y de un estilo que marcó un quiebre en el ambiente artístico.